Final anticipado de la escalada de tipos de inter¨¦s
La econom¨ªa soporta los ajustes por las expectativas de recuperaci¨®n, que conviene no desalentar
Ahora que la desinflaci¨®n se va afianzando, el impacto en la econom¨ªa real del actual episodio de endurecimiento monetario se ha convertido en la principal preocupaci¨®n, de tal modo que cabe preguntarse si no se le ha ido un poco la mano al BCE.
Casi todos los factores de crecimiento se est¨¢n agotando uno tras otro. El sobreahorro de los hogares ha desaparecido o se ha transformado en un activo financiero poco l¨ªquido, al tiempo que el encarecimiento del dinero reduce la demanda de cr¨¦dito, uno de los determinantes de la inversi¨®n. Tampoco cabe esperar un fuerte impulso del exterior: los intercambios internacionales renquean, afectando sobremanera a la industria europea, muy dependiente de las exportaciones (la OCDE prev¨¦ un crecimiento escu¨¢lido del comercio mundial en los pr¨®ximos dos a?os).
Por si fuera poco, las pol¨ªticas presupuestarias est¨¢n constre?idas por la pr¨®xima reactivaci¨®n de las reglas fiscales europeas y las crecientes cargas financieras. La econom¨ªa espa?ola resiste mejor que en el resto de Europa, pero la magnitud de nuestros desequilibrios presupuestarios nos aboca a un esfuerzo de consolidaci¨®n.
Eso s¨ª, los an¨¢lisis coinciden en el papel destacado del mercado laboral como dique de contenci¨®n. El empleo ha seguido creciendo, evitando una escalada de impagos de pr¨¦stamos bancarios y sosteniendo la demanda. Esto explica que el consumo de las familias sea el principal art¨ªfice de la leve recuperaci¨®n del crecimiento pronosticada por la OCDE para el a?o que viene. Sin embargo, el vaticinio depende de que el empleo siga aguantando, algo que no est¨¢ garantizado: si los sectores con m¨¢s dificultad para adaptarse a la transici¨®n energ¨¦tica o la desglobalizaci¨®n no recortan plantilla, es porque consideran que la desaceleraci¨®n es pasajera.
Por ejemplo, la actividad en las ramas de automoci¨®n y otro material de transporte ha descendido un 4% desde la pandemia, cuando el empleo se ha mantenido (en el tercer trimestre del presente ejercicio se situaba incluso un 1,5% por encima del nivel alcanzado en el mismo periodo de 2019, seg¨²n los datos de ventas de grandes empresas). Estos sectores prefieren retener la plantilla, aun recortando la jornada laboral: un comportamiento que se entiende en un contexto de declive demogr¨¢fico, siempre y cuando se mantengan las expectativas de una mejora de la cifra de negocios en un futuro no muy lejano. De hecho, est¨¢n apareciendo ya algunas se?ales preocupantes a este respecto: v¨¦ase la ligera ca¨ªda del empleo en Francia en el ¨²ltimo mes, la tambi¨¦n leve subida del paro en Alemania y la clara desaceleraci¨®n de la afiliaci¨®n en Espa?a.
A medida que los precios se moderan, los salarios podr¨ªan tambi¨¦n recuperar algo de capacidad de compra y estimular la demanda. No se trata de una espiral salarial tan temida por los bancos centrales, sino m¨¢s bien de un fen¨®meno de compensaci¨®n puntual de poder adquisitivo. En Alemania, por ejemplo, los salarios pactados suben entre un 2,5 y un 3%, excluyendo esas compensaciones transitorias y no consolidadas. En todo caso, el IPC de noviembre confirma la menor presi¨®n de la inflaci¨®n subyacente (la que se obtiene descontando los componentes m¨¢s vol¨¢tiles del ¨ªndice), tanto en el conjunto de la eurozona como en Espa?a.
A corto plazo cabe esperar todav¨ªa una inflaci¨®n subyacente alta, y repuntes de IPC por los efectos base. El BCE querr¨¢ comprobar que la trayectoria de los precios y de los salarios es coherente con sus objetivos, de modo que no se espera un ajuste antes de la primavera. A partir de ese momento, no obstante, los argumentos a favor de un recorte de tipos de inter¨¦s adquirir¨¢n m¨¢s peso (pero ojo porque no volveremos a la era del dinero casi gratis). Entre tanto, vendr¨ªa bien una inflexi¨®n en el discurso monetario para alentar las expectativas, y as¨ª sostener los colchones de resistencia, entre otros el mercado laboral.
IPC
El descenso del IPC en noviembre (-0,5% en la eurozona y -0,6% en España), refuerza la tendencia a la moderación de la inflación. Durante la primera parte del año, el IPC registró un incremento medio mensual del 0,4% tanto en la eurozona como en España. En ambos casos, la tasa se ha reducido hasta el 0,1% en lo que va de segundo semestre. Además, la trayectoria es compartida por todos los socios de la moneda única. También se observa una convergencia entre países en el núcleo central de precios, excluyendo energía y alimentos.
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