La paradoja de Spotify: vuela en Bolsa mientras despide a miles de empleados en un solo a?o
Una estructura de costes fuera de control y una competencia feroz oscurecen el futuro del gigante del ¡®streaming¡¯ musical, que no acaba de dar con la tecla en el modelo de negocio
El logo de Spotify es verde, pero funde a negro. El capitalismo financiero apaga la luz en los contextos m¨¢s ins¨®litos. La compa?¨ªa con sede en Estocolmo (Suecia) que domina el mercado del streaming musical ¡ªcontrola el 34,8% del negocio frente a gigantes como Youtube Music, Apple Music, Amazon Music, Tencent Music y NetEase¡ª, ha subido este a?o en Bolsa el 124% y durante el tercer trimestre obtuvo 32 millones de euros de ingresos de explotaci¨®n, contabiliz¨® 574 millones de usuarios activos y las ventas totales crecieron a un ritmo interanual del 11% hasta 3.357 millones de euros, y, por lo tanto, deber¨ªa viajar en F¨®rmula 1. Pues no. Regresa al negro. Despide a casi 1.600 trabajadores (sobre un total de 9.400). De hecho, ya ech¨® en enero de este a?o al 6% de la plantilla y en junio a otro 2%. ¡°El ¨²ltimo recorte de personal [17%] le costar¨¢ entre 130 y 145 millones de euros, y el pr¨®ximo ejercicio se puede traducir en un ahorro de 300 millones¡±, prev¨¦ Tim Nollen, analista de la firma de Bolsa Macquarie, quien estima que concluya con unos ingresos anuales de 13.317 millones de d¨®lares. La excusa para la empresa a la hora de sacar las tijeras es de manual: la subida de los tipos de inter¨¦s ha aumentado los gastos de los cr¨¦ditos y se ha desacelerado la econom¨ªa.
Algo falla en esa letra, quiz¨¢ sea demasiado evidente. Un informe de Barclays propone un buen t¨ªtulo a la canci¨®n. ¡°Spotify necesita pensar m¨¢s como una empresa de comunicaci¨®n que como una firma tecnol¨®gica¡±. Es verdad que Amazon, Alphabet, Meta y Microsoft han despedido este ejercicio tambi¨¦n a miles de personas para proteger los beneficios. Sin embargo, detr¨¢s, algo desafina cuando una compa?¨ªa en ascenso prescinde tan r¨¢pido de miles de trabajadores. ¡°Spotify sigue una tendencia favorable a largo plazo: mejora su plataforma, aprovecha un gran mercado de publicidad digital, ampl¨ªa sus ofertas de audio y est¨¢ rebajando la estructura de costes¡±, describe el analista Monness Brian White, de la casa Monnes, Crespi and Hardt. ¡°Pero la competencia resulta feroz, los m¨¢rgenes estrechos y los d¨ªas m¨¢s oscuros de esta crisis est¨¢n por llegar¡±.
En los tiempos del precio del dinero cero, la compa?¨ªa se comport¨® al igual que un nuevo Gran Gatsby en su inversi¨®n de podcast. Pag¨® 25 millones de d¨®lares por s¨®lo 12 cap¨ªtulos del Pr¨ªncipe Harry y la Duquesa de Sussex e igual de caras debieron salir las vivencias de Michelle y Barack Obama. Tambi¨¦n se volc¨® en los audiolibros. Era f¨¢cil crecer. Los d¨ªas de vino y rosas siempre traen resaca y espinas. Ahora, los costes, son bastante m¨¢s altos. Tanto, que el inversor activista californiano ValueAct adquiri¨® en febrero una participaci¨®n en Spotify y mostr¨® su preocupaci¨®n porque los gastos hab¨ªan ¡°explotado¡±.
Derechos de autor
La empresa, en la voz de Daniel Ek, el multimillonario cofundador de Spotify y su consejero delegado, anunciaba un giro a partir de 2024 en su sistema de royalties que en principio debe suponer la redistribuci¨®n de 1.000 millones de d¨®lares en cinco a?os a los artistas emergentes y profesionales. Ek ha aprobado tres cambios, que ya sonaban en el sector. Las canciones necesitar¨¢n 1.000 escuchas anuales para cobrar derechos. Ciertos estilos de pistas de ¡°ruido¡± como el ruido blanco o los sonidos para dormir deber¨¢n durar al menos dos minutos ¡ªantes eran unos 31 segundos¡ª para ver dinero y cobrar¨¢ una nueva tarifa a los sellos o distribuidores que consideren responsables de transmisiones artificiales (granjas de clics, en el argot) con el truco de engordar las reproducciones y los pagos. Spotify busca m¨¢s ingresos en un mercado que crece al 11% anual. Adem¨¢s mantiene el objetivo de conseguir 600 millones de usuarios. ¡°Por lo que la subida de los precios tambi¨¦n ser¨¢ una salida¡±, apunta Diego Mor¨ªn, analista de IG Espa?a. Esa es otra idea central. Los consumidores de m¨²sica en streaming est¨¢n dispuestos a absorber precios m¨¢s elevados. Esta es la narrativa que defienden figuras de la industria como Robert Kyncl, consejero delegado de Warner Music, quien ha abogado porque las plataformas sean mucho m¨¢s agresivas en lo que cobran. Pueden aumentar la monetizaci¨®n. Goldman Sachs calcula que solo el fen¨®meno de los s¨²perfans podr¨ªa generar unos ingresos de 4.400 millones de euros, aunque no detalla los tiempos. ?Pero qu¨¦ ocurrir¨¢ si los clientes lo rechazan o los artistas ven peligrar sus ganancias?
Existe nerviosismo entre los creadores. Esos ingresos, aunque parezcan bajos, que proporcionaban tener menos de 1.000 escuchas al a?o, pueden ser vitales para que los sellos peque?os cubran sus gastos y puedan seguir produciendo m¨²sica. ¡°Parece mucho m¨¢s probable que Spotify se haya apoyado en las grandes discogr¨¢ficas, ya que este cambio aumentar¨¢ el dinero que entra en sus arcas¡±, critica Amelia Fletcher, acad¨¦mica en la Universidad de East Anglia (Inglaterra). ¡°Existe el riesgo real de que esto suponga la ruptura entre dos partes. Este a?o el l¨ªmite son 1.000 streams, pero el que viene podr¨ªan ser 5.000 y luego 50.000. No podemos permitir que esto suceda¡±.
Pero ajeno al t¨ªtulo del informe de Barclays, la tecnolog¨ªa contin¨²a siendo su estribillo. Durante 2023, la presentaci¨®n de los resultados de Spotify Wrapped fue un ejercicio de marketing masivo. Desde el f¨²tbol del Barcelona a un concierto de presentaci¨®n en Londres protagonizado por Sam Smith. ?Qu¨¦ es Wrapped? ¡°Una experiencia personalizada¡± ¡ªseg¨²n una nota de la compa?¨ªa¡ª donde los usuarios podr¨¢n conectar con sus artistas preferidos. E incluso las personas son clasificadas por sus h¨¢bitos. El ¡°Alquimista¡± es quien pasa m¨¢s tiempo creando su propia playlist (lista de canciones) y el ¡°Robot¡± es aquel que se gu¨ªa por el algoritmo. De fondo, un zumbido: la inmensa cantidad de datos que manejan y que los consumidores ceden gratis. Quiz¨¢ monetizar deber¨ªa ser un vinilo de dos caras.
Taylor Swift y la f¨¢brica de dinero
¿Quién no quiere ser Taylor Swift? Personaje del año para la revista Time, joven, brillante en su profesión y multimillonaria. El compendio del éxito según los cánones occidentales. La artista —según los datos de Spotify— más escuchada del mundo con 26.000 millones de reproducciones este año. También una de las más ricas. Bloomberg le estima una fortuna de 1.100 millones de dólares (unos 1.000 millones de euros), su última gira (The Eras Tour) generó en Estados Unidos, según Forbes, 780 millones y el documental que recoge sus conciertos sumó 97 millones de dólares en ventas de entradas solo durante el fin de semana de su estreno. La cantante de los 12 premios Grammy tiene un patrimonio inmobiliario de 150 millones de dólares. Y, claro, la propuesta de Wrapped —interactuar con los ídolos— aprovecha el momento. “Hola, este es un mensaje especial de mi parte para ti, básicamente una nota de agradecimiento”, cuenta Swift en un vídeo subido a la plataforma. “Honestamente parece que has estado escuchando mucha de mi música este año. No importa que época fuera; estoy muy, muy agradecida de estar en tu Spotify Wrapped”. La estrella lanza un multimillonario beso al aire.
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