Vientos de cola transitorios
La disipaci¨®n de los factores que han sostenido el crecimiento abogan por una bajada de tipos
La econom¨ªa se despide del a?o en mejor forma de lo que se hab¨ªa anticipado. Las turbulencias globales, exacerbadas por el conflicto en Oriente Medio, y el ciclo de subidas de tipos de inter¨¦s, han frenado el crecimiento, pero sin provocar la tan temida recesi¨®n, al menos en Espa?a. La econom¨ªa parece seguir resistiendo, seg¨²n se desprende del pu?ado de indicadores que toman el pulso de la coyuntura en tiempo cuasi real (encuestas PMI de gestores de compra, ventas de grandes empresas, afiliaci¨®n). Y a ello se a?ade la desescalada del IPC. Conviene, sin embargo, contextualizar estas din¨¢micas antes de extraer conclusiones de cara al pr¨®ximo a?o.
Uno de los principales factores atenuantes del endurecimiento monetario y del estancamiento del comercio mundial estriba en el descenso de los costes importados. Los bienes y servicios que compramos en el exterior se han abaratado casi un 9%, en t¨¦rminos agregados (con datos de contabilidad nacional del tercer trimestre), borrando pr¨¢cticamente todo el shock que se desat¨® tras el estallido de la guerra en Ucrania.
La desescalada ha tenido dos consecuencias providenciales. La m¨¢s obvia es que ha facilitado la desinflaci¨®n, como evidencia la r¨¢pida desaceleraci¨®n del IPC total, que incluye los precios importados, en contraposici¨®n con la relativa persistencia del IPC subyacente, un indicador que aproxima las trayectorias internas. As¨ª es como, poco a poco, las remuneraciones han ido recuperando algo de capacidad de compra: desde el segundo trimestre, los salarios pactados se incrementan a un ritmo superior a la inflaci¨®n, sosteniendo el consumo de los hogares.
En segundo lugar, el descenso de los costes de los suministros importados supone una inyecci¨®n de poder adquisitivo de una magnitud inesperada. Esto es as¨ª porque, al tiempo que los costes de importaci¨®n se han desplomado, el precio de nuestras exportaciones se ha mantenido, de modo que generamos m¨¢s ingresos por cada unidad de producto intercambiada con el exterior. Es decir, la llamada ¡°relaci¨®n de intercambio¡± ha mejorado dr¨¢sticamente, compensando por completo el deterioro consecutivo a la contienda en Europa del Este.
Ahora bien, el beneficio es transitorio, ya que los precios internacionales se van estabilizando, de modo que el viento de cola aportado por la mejora de la relaci¨®n de intercambio ir¨¢ amainando. Por fortuna, el impacto del abaratamiento de los costes importados est¨¢ llegando con un cierto desfase en otros pa¨ªses europeos (raz¨®n por la cual su tasa de inflaci¨®n se sit¨²a desde hace poco por debajo de la nuestra), algo que podr¨ªa ayudar a despertar de su letargo la econom¨ªa del n¨²cleo central de la zona euro. Pero tambi¨¦n hay que contar con que otros factores que han sostenido la demanda, como el excedente de ahorro, tender¨¢n a desaparecer.
El resultado es que, a partir de ahora dispondremos de pocos colchones para amortiguar el impacto de la pol¨ªtica monetaria. Y esa es precisamente la clave: la lectura que haga el BCE de una coyuntura vacilante, con una inflaci¨®n en trayectoria descendente, pero todav¨ªa sujeta a altibajos por los efectos de la reversi¨®n de los recortes de IVA y subvenciones a los carburantes, y con unos salarios que se recuperan levemente del golpe del shock energ¨¦tico.
El propio banco central reconoce que, ante la extrema debilidad de la econom¨ªa europea, los beneficios empresariales est¨¢n absorbiendo la revalorizaci¨®n de las remuneraciones (unos procesos puntuales en la mayor¨ªa de casos, y por tanto no consolidados). Todo ello apunta a un escenario de desinflaci¨®n que ir¨¢ afianz¨¢ndose en el transcurso del a?o, de modo que se podr¨ªa vislumbrar un terreno propicio al recorte de tipos de inter¨¦s a partir de la primavera. Preocupa que el BCE, a diferencia de su hom¨®logo norteamericano, no abra la puerta de momento a un posible ajuste de sus instrumentos monetarios. Deseemos para el nuevo a?o que el esfuerzo de lucidez llegue a tiempo.
Salarios
Los costes salariales por hora trabajada se incrementaron un 4,6% en el tercer trimestre, en relación con los registrados un año antes. Esto es 1,2 puntos por encima de los salarios pactados en convenios colectivos del trabajo. El diferencial podría explicarse por los acuerdos de compensación de la inflación, que no están necesariamente consolidados en los convenios (una señal de moderación). La tendencia es similar en el conjunto de la eurozona, con una subida del 5,3% de los costes salariales por hora trabajada durante el mismo periodo, seis décimas más que los salarios pactados.
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