La empobrecedora inflaci¨®n de subvenciones en Europa
La diluci¨®n del apoyo y su desigualdad entre pa¨ªses es un lastre en un entorno geopol¨ªtico disruptivo
El encadenamiento de calamidades de estos ¨²ltimos a?os ¡ªpandemia, crisis energ¨¦tica, conflictos geopol¨ªticos con una pugna feroz por el liderazgo mundial como tel¨®n de fondo¡ª no solo explica el debilitamiento a corto plazo de las econom¨ªas europeas. Tambi¨¦n marca una ruptura duradera de la pol¨ªtica econ¨®mica europea, con importantes implicaciones para Espa?a. Hasta hace poco, la estrategia se basaba en el libre comercio dentro y fuera de la Uni¨®n Europea. Es decir, cada pa¨ªs deb¨ªa esforzarse por ganar competitividad mediante reformas pro productividad y est¨ªmulos a la inversi¨®n productiva y en capital humano. Y no subvencionando su aparato productivo. La OMC estaba ah¨ª para prevenir distorsiones a ese dogma entre bloques comerciales, y la Comisi¨®n Europea hac¨ªa lo propio en el seno de la UE.
Ante la magnitud de los desaf¨ªos y la marginalizaci¨®n progresiva del multilateralismo, el mantra del libre comercio, con sus m¨¢s y sus menos, est¨¢ dejando paso a una inflaci¨®n de subsidios especialmente perjudicial para los pa¨ªses, como el nuestro, con un estrecho espacio fiscal. El caso de las ayudas de Estado es particularmente significativo. En principio los Estados miembros tienen prohibido subvencionar a sus empresas, ya que se considera que son una distorsi¨®n al mercado ¨²nico europeo. Existen excepciones a esta regla, como cuando los subsidios son temporales y de inter¨¦s general para la UE, caso de la crisis sanitaria. Pero las excepciones se han ido multiplicando tras la guerra en Ucrania, la crisis energ¨¦tica y el giro proteccionista de otros bloques comerciales. Desde marzo, las ayudas se pueden justificar con el objetivo de descarbonizaci¨®n industrial y de inversi¨®n en energ¨ªas renovables, pudiendo extenderse hasta finales de 2025 ¡ªalgo que pone fin a la idea de transitoriedad¡ª. Asimismo, las ayudas pueden invocarse, y prolongarse durante dos a?os, cuando existe un riesgo de deslocalizaci¨®n, en alusi¨®n a las ayudas masivas del llamado Inflation Reduction Act de EE UU.
La consecuencia es que estamos asistiendo a un aumento exponencial de las medidas de apoyo a los sectores m¨¢s vulnerables o a los que se consideran como estrat¨¦gicos. La Comisi¨®n aprob¨® en 2022 ayudas por un total cercano a 672.000 millones de euros, equivalente al 4,2% del PIB de la UE. Adem¨¢s, las ayudas se reparten de manera desigual: m¨¢s de la mitad corresponden a Alemania, un pa¨ªs que dispone de recursos presupuestarios para proteger su tejido productivo. Otros, como Espa?a, no pueden permit¨ªrselo por la situaci¨®n de la hacienda p¨²blica. Nuestras ayudas alcanzan apenas al 2,5% del total.
La diluci¨®n del apoyo, y su asimetr¨ªa entre pa¨ªses, tiene un doble inconveniente. En primer lugar, se distorsiona la competencia a favor de los pa¨ªses con m¨¢s recursos. La pr¨®rroga de las excepciones europeas hasta finales de 2025 contradice el principio de transitoriedad de los subsidios. En segundo lugar, las medidas se dispersan entre sectores y empresas, con el resultado de reducir el impacto para el conjunto de la UE. V¨¦ase como ilustraci¨®n el caso de la competencia entre Estados miembros para atraer industrias de semiconductores y de veh¨ªculos el¨¦ctricos.
En declaraciones recientes, algunos responsables comunitarios han alertado de estos riesgos. Ahora bien, una vuelta pura y simple a la ortodoxia anterior a la pandemia no parece viable en el actual entorno internacional, y nos abocar¨ªa a la dependencia tecnol¨®gica en ¨¢reas estrat¨¦gicas. La soluci¨®n pasa probablemente por un esfuerzo com¨²n, en torno a objetivos transversales como las transiciones digital y verde, huyendo de apoyos a empresas espec¨ªficas o ¡°campeones nacionales¡±. Una especie de Next Generation pilotado en com¨²n. Se trata de una tarea compleja, que conlleva un mayor protagonismo de la UE. Pero, para que Europa pueda seguir aspirando a mejorar su bienestar en un entorno global disruptivo, la constituci¨®n de un pilar industrial com¨²n es m¨¢s eficaz que el actual s¨¢lvese quien pueda.
Afiliaci¨®n
El mercado laboral se resiente de la desaceleración de la economía, pero aguanta. Pese a un entorno cada vez más hostil, la afiliación se incrementó en algo más de 5.000 personas en términos desestacionalizados. El paro registrado aumentó, pero menos de lo que es habitual para esta época del año. Entre los cambios estructurales, además del mayor protagonismo de las fórmulas estables de contratación, destaca el dinamismo del empleo de extranjeros: más del 30% del incremento de la afiliación desde el inicio del año proviene de este colectivo.
Raymond Torres es director de coyuntura de Funcas. En X: @RaymondTorres_
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