Cuidado con los economistas que se niegan a admitir que estaban equivocados
Me preocupa el riesgo de recesi¨®n si los pol¨ªticos se aferran a una teor¨ªa falsa sobre c¨®mo han bajado los precios
Desde el punto de vista econ¨®mico, 2023 pasar¨¢ al libro de los r¨¦cords como uno de los mejores a?os de la historia: un a?o en el que la inflaci¨®n baj¨® a un ritmo asombrosamente r¨¢pido y sin costes visibles, desafiando las predicciones de muchos economistas de que la desinflaci¨®n requerir¨ªa a?os de desempleo elevado.
Al menos hasta ahora, la opini¨®n p¨²blica no parece dispuesta a creer las buenas noticias ni a reconocerle ning¨²n m¨¦rito al Gobierno de Biden. Pero esta columna no gira en torno a la brecha aparente entre las percepciones de los votantes y la realidad, sino que trata m¨¢s bien de algunos economistas y funcionarios influyentes que no est¨¢n dispuestos a aceptar el hecho de que no ten¨ªan raz¨®n.
?Por qu¨¦ deber¨ªa importarnos? La cuesti¨®n no es ganar puntos personales, aunque soy un firme defensor de que uno debe reconocer los errores del pasado, porque as¨ª es como uno aprende, y adem¨¢s es bueno para el alma. Lo que me preocupa es que si nos aferramos a una visi¨®n de la econom¨ªa que ha sido refutada por los acontecimientos recientes es m¨¢s probable que metamos la pata y sometamos la econom¨ªa a una recesi¨®n que ahora resulta que no necesit¨¢bamos, ni necesitamos, para controlar la inflaci¨®n.
?Hasta qu¨¦ punto ha sido espectacular el comportamiento de la econom¨ªa? En marzo, el comit¨¦ de la Reserva Federal que establece la pol¨ªtica monetaria segu¨ªa pronosticando que acabar¨ªamos este a?o con una tasa de desempleo del 4,5% y con el indicador favorito de la Reserva Federal, la inflaci¨®n ¡°subyacente¡±, en el 3,6%. La semana pasada, el mismo grupo preve¨ªa para finales de a?o un desempleo de solo el 3,8% y una inflaci¨®n subyacente de solo el 3,2%. Pero, de hecho, las noticias son a¨²n mejores, porque esa ¨²ltima cifra es la inflaci¨®n para el a?o en su conjunto; a lo largo de los seis meses que terminaron en octubre, la inflaci¨®n subyacente fue del 2,5%, y la mayor¨ªa de los analistas a los que sigo creen que cuando lleguen los datos de noviembre a finales de esta semana, mostrar¨¢n una inflaci¨®n en torno al 2%, que es el objetivo a largo plazo de la Reserva Federal. Aterrizaje suave conseguido.
?C¨®mo hemos sido capaces de hacerlo? La respuesta parece bastante clara. Los economistas que sosten¨ªan que el repunte de la inflaci¨®n en 2021-22 era ¡°transitorio¡±, impulsado por las perturbaciones causadas por la pandemia de covid y la invasi¨®n rusa de Ucrania, estaban, al parecer, en lo cierto, pero esas perturbaciones fueron mayores y m¨¢s duraderas de lo que casi nadie imaginaba, por lo que ¡°transitorio¡± termin¨® significando a?os en lugar de meses. Lo que ha sucedido en 2023 es que la econom¨ªa ha resuelto finalmente sus problemas pospand¨¦micos, como las interrupciones de la cadena de suministro y el desajuste entre las ofertas de empleo y los trabajadores desempleados.
No se trata de una conjetura casual. Un aumento del empleo sumado a una ca¨ªda de la inflaci¨®n es exactamente lo que cabr¨ªa esperar en una econom¨ªa con unas cadenas de suministro mejoradas. Tambi¨¦n es lo que observamos cuando examinamos en detalle la econom¨ªa: los sectores de mayor crecimiento han registrado los descensos m¨¢s acusados de la inflaci¨®n. Y los modelos estad¨ªsticos de inflaci¨®n que incluyen indicadores sobre la cadena de suministro siguen la evoluci¨®n de la inflaci¨®n en los ¨²ltimos a?os m¨¢s de cerca que los modelos m¨¢s convencionales.
Pero muchos de los economistas que pecaron de un exceso de pesimismo respecto a la inflaci¨®n ¨Csobre todo Larry Summers, aunque no es el ¨²nico¨C siguen reacios a aceptar lo evidente. Al contrario, sostienen que el m¨¦rito de la desinflaci¨®n hay que atribu¨ªrselo a la Reserva, que empez¨® a subir los tipos de inter¨¦s dr¨¢sticamente en 2022.
La pregunta es de qu¨¦ manera se supone que eso ha funcionado. El argumento pesimista original era que la Reserva Federal necesitaba crear mucho desempleo para reducir la inflaci¨®n. Hasta donde yo s¨¦, el argumento actual es que, al actuar con dureza, la Reserva Federal convenci¨® a la gente de que la inflaci¨®n bajar¨ªa, y que esto fue una profec¨ªa autocumplida.
Que yo sepa, no hay absolutamente nada que pruebe esta afirmaci¨®n. Aunque los mercados financieros presten mucha atenci¨®n a las declaraciones de la Reserva Federal, los productores y los trabajadores, que establecen los precios y los salarios, no lo hacen; basan sus decisiones en lo que ven a su alrededor.
Aqu¨ª percibimos algunos ecos hist¨®ricos. Hace aproximadamente una d¨¦cada, algunos economistas y responsables pol¨ªticos insist¨ªan en que, si se recortaba el gasto p¨²blico, se aumentar¨ªa el empleo, al propiciar una mayor inversi¨®n; yo me burl¨¦ de este punto de vista, que result¨® ser totalmente err¨®neo, refiri¨¦ndome a ¨¦l como fe en el Hada de la Confianza. Lo que estamos viendo ahora podr¨ªa denominarse fe en el Hada de la Credibilidad.
Que quede claro que no culpo a la Reserva Federal por haber subido los tipos con anterioridad. El a?o pasado no sab¨ªamos que la historia de la inflaci¨®n terminar¨ªa tan bien, y para ser justos, las subidas de tipos no han provocado, de hecho, una recesi¨®n, al menos hasta ahora.
Lo que me preocupa es el futuro. En general, los mismos que erraron en su pesimismo respecto a la desinflaci¨®n advierten ahora a la Reserva Federal de que no baje los tipos de inter¨¦s r¨¢pidamente. ?Por qu¨¦? Bueno, si uno cree que cualquier aumento de la inflaci¨®n ser¨¢ muy dif¨ªcil de revertir, y cree tambi¨¦n que la percepci¨®n de firmeza por parte de la Reserva fue crucial para hacer que la inflaci¨®n descendiera, supongo que estar¨¢ dispuesto a correr grandes riesgos de recesi¨®n para preservar la credibilidad de la Reserva a la hora de luchar contra la inflaci¨®n. Pero ninguna de las dos creencias est¨¢ respaldada por la evidencia.
?Se ha ganado definitivamente la guerra contra la inflaci¨®n? No. Pero la recesi¨®n parece un riesgo mayor que el repunte de la inflaci¨®n. Y me preocupa que este riesgo aumente si los responsables pol¨ªticos escuchan a personas que se resisten a admitir que se equivocaron respecto a la inflaci¨®n y se aferran a una teor¨ªa falsa sobre c¨®mo hemos logrado que baje.
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