Los j¨®venes revolucionan el consumo de moda: la ropa de segunda mano conquista el escaparate
El empuje de las nuevas generaciones, muy concienciadas con la sostenibilidad, dispara las ventas de art¨ªculos usados y fuerza a los grandes del sector a ofrecer estos art¨ªculos para no perder cuota de mercado
Es una calle ¨²nica en Espa?a. Velarde apenas mide 60 metros. Cae, casi por gravedad, desde Tribunal hasta la plaza del Dos de Mayo, en ese lugar donde cualquier conductor de Uber se pierde en el intrincado barrio madrile?o de Malasa?a. En una distancia que se camina con pocos pasos surgen 14 establecimientos dedicados a la venta de ropa de segunda mano y vintage. Tiendas peque?as. Unas pegadas a las otras, que recuerdan las casas de ?msterdam, donde parece que ni respira, a su trav¨¦s, el aire. Es un negocio que lleva d¨¦cadas. Ha pasado mejores y peores momentos. Pero ha resurgido.
¡°Poco a poco crece, tenemos clientes que vienen incluso todos los d¨ªas¡±, admite Juan Ruiz. Desde los ochenta es gerente de La Mona Checa y su famosa carpa de circo rojiblanca que cubre el techo. Una instituci¨®n para vestirse como en aquella d¨¦cada que daba un portazo a la dictadura. Ruiz tambi¨¦n tiene abierto otro establecimiento, Magpie Vintage. La ropa la compra en Italia, Pa¨ªses Bajos y el Reino Unido. La lavan, la restauran y le dan otra vida. Lleva d¨¦cadas en la omnipresente econom¨ªa circular. ¡°El gran cambio son los chavales, los j¨®venes. Est¨¢n abiertos a todos los gustos: de Lewis a Versace¡±, matiza. ¡°Mezclan sin temor¡±.
El espa?ol se gasta 700 euros al a?o en ropa y la industria, sobre todo, de la moda r¨¢pida (fast fashion) trabaja ¡ªseg¨²n Javier Vello, socio responsable del sector de Distribuci¨®n y Consumo de EY¡ª con un margen bruto del 70%. Y su recorrido es dudoso: sobre todo en la parte inferior de la pir¨¢mide. Solo tiene una opci¨®n. El a?o pasado, la mitad ¡ªseg¨²n el estudio Global Fashion Drivers 2024 de KPMG y Modaes¡ª de las principales empresas de la industria de la moda global reconocen haber subido precios. Inflaci¨®n, mayor competencia en la franja m¨¢s baja y la sostenibilidad se traslada a las etiquetas.
El consumidor busca opciones sostenibles a un coste aceptable. La venta online de bienes de segunda mano creci¨® durante 2022 un 79% en Espa?a, seg¨²n datos de la Comisi¨®n Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El 54% de los consumidores nacionales est¨¢ dispuesto a adquirir art¨ªculos de segunda mano y el porcentaje es a¨²n mayor (58%) entre los m¨¢s j¨®venes. Los gigantes econ¨®micos, acorralados, responden. ¡°El 25% de las marcas l¨ªderes mundiales ya han puesto en marcha servicios de segunda mano, alquiler o reparaci¨®n de productos¡±, revela Enrique Porta, socio de Consumo y Retail de KPMG en Espa?a. Nadie quiere vestir en lo anodino. El mercado de moda global de segunda mano se prev¨¦ ¡ªacorde con la firma de venta de estos art¨ªculos Thredup¡ª que aumente a un ritmo tres veces superior al sector de moda en general, y que ocupe este ejercicio un 10% de las ventas del planeta. ¡°Esta ropa crece 12 veces m¨¢s que la fast fashion en los ¨²ltimos ejercicios¡±, estima Sergio ?vila, analista de IG.
Sin tregua, el calendario corre contra el desperdicio. A partir del 1 de enero de 2025 resultar¨¢ obligatoria la recogida selectiva de residuos textiles en todas las naciones de la UE y los productores de estos art¨ªculos ser¨¢n los responsables de la gesti¨®n de sus residuos. Cada Estado deber¨¢ adaptar la normativa a sus leyes internas. Porque se recita insostenible que anualmente ¡ªcifras de la UE¡ª solo la ropa y las zapatillas generen 5,2 millones de toneladas de desperdicios. Unos 12 kilos por persona anualmente, y que se recicle menos del 1% del textil en todo el planeta.
Pocos piensan, por ejemplo, que el ¨¦xito de firmas de ultra-low cost como Shein o Primark sea permanente. No es el futuro. Los grandes, como Inditex y H&M, se replantean la estrategia. Llevan a?os de inmensos beneficios. Ahora toca menos tiendas, menos personal. El a?o pasado, el 31% de las mayores empresas de moda efectuaron cambios en la primera y en la segunda l¨ªnea ejecutiva. Tambi¨¦n se est¨¢ intentando remunerar el talento para no perderlo ni en las tiendas ni en la organizaci¨®n. Los colosos se defienden a trav¨¦s de sendas notas. Zara tiene su plataforma de reciclado: Zara Pre-Owned. En Espa?a se encuentra disponible desde diciembre pasado. Y trabajan en 16 mercados exteriores. ¡°Nuestro objetivo es extender servicios de circularidad similares en los mercados claves durante 2025¡å, apuntan en la compa?¨ªa. Reparan la ropa, ofrecen una plataforma ¡°segura¡± de reventa de sus art¨ªculos e incluso tienen un servicio de donaci¨®n.
Vetos y crecimiento
Una respuesta que trae el eco de la prohibici¨®n de Vestiaire Collective ¡ªuna de las mayores plataformas de venta de ropa de lujo, lanzada, a trav¨¦s del fondo Korelya Capital, creado en 2016 por Fleur Pellerin, exministra de Cultura francesa, que ha declinado participar en este reportaje¡ª de vender su marca junto con Uniqlo, Mango o H&M por considerarlas moda r¨¢pida. H&M ha cambiado a su m¨¢xima responsable. Daniel Erver ha sustituido a Helena Helmersson. ¡°La demanda de segunda mano por parte de los clientes nunca ha sido tan fuerte y es uno de los segmentos de mercado que crece m¨¢s r¨¢pido en la industria de la moda¡±, defienden en H&M. En la web Milanuncios se publicaron el a?o pasado 658.000 rese?as de moda usada y complementos por un valor de m¨¢s de 45,5 millones de euros.
Todo el mundo quiere encontrar un patr¨®n claro, una tela perfecta, un corte limpio que atraiga a los j¨®venes y los tiempos. La plataforma generalista Wallapop dispar¨® un 60,8% sus ventas (71,6 millones de euros) en 2022, pero las p¨¦rdidas lastraron el resultado hasta multiplicarlas casi por cinco (50,6 millones) frente a 2021. El segmento de la moda, al final, es una industria de ser responsable con la naturaleza y sentirse bien.
El lujo en su para¨ªso
Eso que los expertos llaman alta gama sigue ajena a las leyes de la gravedad. Es un segmento que crece al igual que las tendencias de nicho. La explicación económica resulta sencilla. Está más protegida
—describe Enrique Porta, socio de Consumo y Retail de KPMG en España— de la inflación por la menor elasticidad al precio de su demanda y su exclusividad. Quien puede pagar 1.000 euros por un jersey de Prada, escribamos, le da igual desprenderse de 1.100.
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