Hada madrina o madrastra: la UE bajo las nuevas reglas fiscales
Tengo la esperanza de que la sociedad europea no consentir¨¢ que se repita el error dram¨¢tico de 2010
La UE se prepara para volver a la castidad fiscal. Para lograrlo, acaba de aprobar nuevas reglas para contener los d¨¦ficits y reducir la deuda p¨²blica. Este retorno a la virtud presupuestaria tiene lugar en un entorno geoecon¨®mico global y en un clima socio pol¨ªtico interno que obligar¨¢ a buscar un equilibrio entre la castidad fiscal y la necesidad de llevar a cabo grandes inversiones para lograr un crecimiento sostenible, inclusivo y duradero. Este dilema europeo me recuerda el de San Agust¨ªn cuando, en sus Confesiones, ped¨ªa ¡°Se?or, conc¨¦deme la castidad, pero no ahora mismo¡±. La castidad fiscal europea tendr¨¢ que practicarse desde este principio de econom¨ªa agustiniana.
En todo caso, ?c¨®mo se comportar¨¢ la UE bajo las nuevas reglas fiscales? ?Ser¨¢ madrastra represora o hada madrina ayudadora? Las diferencias entre uno u otro comportamiento son importantes. La historia de las dos crisis de 2008 y 2020 es reveladora. En la crisis de 2008 se comport¨® como madrastra r¨ªgida e inmisericorde, imponiendo una austeridad fiscal que provoc¨® una recesi¨®n prolongada, desempleo masivo e intenso dolor social. Los autoritarismos de extrema derecha que ahora vemos florecer surgieron de ese dolor. Por el contrario, fue hada madrina en la crisis pand¨¦mica de 2020, suspendiendo las reglas fiscales ortop¨¦dicas para permitir programas nacionales de alivio social y empresarial y creando dos grandes programas europeos de ayuda al empleo (SURE) y a la recuperaci¨®n (Next Generation EU), ambos financiados por primera vez con fondos europeos y emisi¨®n de deuda mancomunada. El resultado ha sido que la recesi¨®n pand¨¦mica fue corta, la ca¨ªda de empleo reducida y la recuperaci¨®n r¨¢pida.
?C¨®mo se comportar¨¢ ahora? Me inclino a pensar que se acercar¨¢ m¨¢s al papel de hada madrina que al de madrastra represora. Por tres motivos. Primero, porque tengo la esperanza de que algo se habr¨¢ aprendido de las ense?anzas de esas dos crisis. Por otro lado, porque la sociedad europea no consentir¨¢ que se repita el error dram¨¢tico de 2010.
Segundo, porque, a mi juicio, el nuevo orden geoecon¨®mico global generar¨¢ presiones sobre la UE para actuar como hada madrina. En las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas la pol¨ªtica europea estuvo dominada por la visi¨®n de un mundo global estable y confiado en los ¡°dividendos¡± que ofrec¨ªan los mercados desregulados, el comercio internacional y la paz. Esa visi¨®n se ha hecho a?icos. Ese orden mundial est¨¢ siendo ahora desafiado abiertamente por China y Estados Unidos, movidos ambos por la confrontaci¨®n y dispuestos a socavar el orden comercial global en beneficio propio y a implementar pol¨ªticas industriales en defensa de la producci¨®n y el empleo nacional. Esto es un desaf¨ªo existencial para la UE. A esto hay que a?adir la conducta provocadora de caos de Rusia, as¨ª como las dudas acerca del compromiso de Estados Unidos con la seguridad europea. Este nuevo escenario geoecon¨®mico obligar¨¢ a la UE a financiar grandes inversiones para competir con Estados Unidos y China y contener a Rusia.
Tercero, porque el problema econ¨®mico al que se enfrenta la sociedad europea ha cambiado. Hasta ahora el problema para los gobiernos era maximizar alg¨²n objetivo, ya fuese el PIB o el comercio internacional, suponiendo que una vez alcanzado traer¨ªa, autom¨¢ticamente, el mayor bienestar social. Ahora el problema es c¨®mo alcanzar un equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad clim¨¢tica y medioambiental; o entre comercio y pol¨ªticas industriales y agrarias nacionales. Hemos entrado en una econom¨ªa diferente, una econom¨ªa de trade-off, de b¨²squeda de equilibrios entre dos o m¨¢s objetivos que son deseables en s¨ª mismos pero en conflicto. La gobernanza de esta nueva econom¨ªa de trade-off tiene menos que ver con el poder ejecutivo de la UE para actuar y m¨¢s con los procesos de democr¨¢ticos para decidir. Necesitamos una nueva gobernanza democr¨¢tica, que vaya de abajo a arriba.
Tengo la convicci¨®n de que estos tres factores crear¨¢n fuertes presiones sociales y pol¨ªticas para que la gobernanza econ¨®mica europea se oriente m¨¢s hacia el papel de hada madrina que el de madrastra. Las elecciones europeas del pr¨®ximo junio probablemente contribuir¨¢n a crear un clima favorable para avanzar en esta direcci¨®n.
Un ejemplo en Espa?a de esta presi¨®n desde abajo es el reciente informe del Consejo Econ¨®mico y Social de Espa?a (CES) [del que el autor es presidente] sobre La gobernanza econ¨®mica de la UE. Su inter¨¦s no est¨¢ s¨®lo en la calidad t¨¦cnica de su diagn¨®stico y propuestas, sino en el hecho de son el resultado del di¨¢logo y el consenso en el seno del CES entre los 60 consejeros y consejeras, que representan a los sindicatos y las organizaciones empresariales m¨¢s representativas, as¨ª como a las organizaciones agrarias, de la pesca, de la econom¨ªa social y de los consumidores. Es decir, una fotograf¨ªa del PIB espa?ol.
El informe del CES subraya precisamente la importancia de ¡°lograr un equilibrio¡± entre el objetivo de garantizar la estabilidad macroecon¨®mica y el de acometer las grandes inversiones que necesita la econom¨ªa europea para afrontar el desaf¨ªo clim¨¢tico y tecnol¨®gico, para mejorar la competitividad y la creaci¨®n de empleo y para aumentar los niveles de cohesi¨®n social y territorial. Valora positivamente la mejora que significan las nuevas reglas fiscales al ampliar el margen de acci¨®n de los gobiernos, pero considera que no resuelven del todo los problemas de los que adolec¨ªa el anterior sistema: complejidad, falta de flexibilidad para que los estados miembros puedan llevar a cabo pol¨ªticas antic¨ªclicas y desprotecci¨®n de la inversi¨®n econ¨®mica y social (incluida la inversi¨®n en la infancia).
El CES considera que al sistema de gobernanza econ¨®mica europea a¨²n le faltan tres piezas fundamentales: completar la uni¨®n bancaria con el fondo ¨²nico de resoluci¨®n de crisis bancarias; un mercado de capitales ¨²nico que permita que el ahorro europeo ser invertido en empresas europeas y en la financiaci¨®n de las grandes inversiones europeas; y, la integraci¨®n presupuestaria (un sistema de recursos presupuestarios propios de la UE y la emisi¨®n de deuda p¨²blica conjunta). Estas tres piezas de la gobernanza tienen la naturaleza de bienes p¨²blicos europeos, sin los cuales las autoridades comunitarias no tendr¨¢n ni la legitimidad ni el poder pol¨ªtico para exigir a los pa¨ªses miembros que cumplan la regla agustiniana de la castidad fiscal.
?Podr¨¢ la UE dejar de ser un pato cojo y dotarse de esas tres piezas que permitir¨ªan completar el puzzle de la gobernanza europea y comportarse como hada madrina? Pienso que s¨ª. A la UE le sucede lo que a la democracia: son dos inventos raros y recientes, que han ido descubriendo que cuantas m¨¢s crisis atraviesan m¨¢s resilientes se vuelven. Mi pron¨®stico es que veremos un nuevo momento hamiltoniano europeo.
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