El FMI pide a los pa¨ªses pobres que paguen los platos rotos del resto
Las finanzas del Fondo son robustas; en cambio, las de pa¨ªses como Pakist¨¢n o?Ucrania no lo son
Un grupo de 22 pa¨ªses en dificultades financieras, entre ellos Pakist¨¢n y Ucrania, se ha convertido en la mayor fuente de ingresos netos del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los ¨²ltimos a?os, con pagos que exceden los costes operativos del Fondo. La instituci¨®n encargada de brindar el bien p¨²blico global de un sistema financiero internacional que funciona correctamente, en realidad, les est¨¢ pidiendo a los pa¨ªses que pr¨¢cticamente no pueden pagar sus propias cuentas que paguen los platos rotos del resto del mundo.
Este estado de situaci¨®n indecoroso es el resultado de la pol¨ªtica de sobrecostes del FMI, que impone honorarios adicionales a los pa¨ªses que exceden los umbrales de la cantidad o del plazo de su endeudamiento con el Fondo. Imponer sanciones a pa¨ªses como Ucrania, devastada por la guerra, o Pakist¨¢n, un pa¨ªs de ingresos medio-bajos donde las inundaciones hace dos a?os sumergieron un tercio de su territorio, parece algo poco ¨¦tico para la misi¨®n del FMI: mantener la estabilidad del sistema financiero global.
Los sobrecostes ni garantizan el pago ni protegen las finanzas del FMI. Su principal efecto es incrementar la carga de los pagos de deuda precisamente cuando los pa¨ªses no pueden asumirlos, contraviniendo el propio fundamento de la instituci¨®n multilateral, que fue creada para brindar financiaci¨®n contrac¨ªclica.
Peor a¨²n, los sobrecargos se han vuelto mucho m¨¢s onerosos para los pa¨ªses endeudados en los ¨²ltimos a?os y, as¨ª, mucho m¨¢s dif¨ªciles de justificar. En 2020, 10 pa¨ªses pagaban estos honorarios al FMI; en 2023, con la crisis de la covid-19, la guerra ucraniana y los tipos de inter¨¦s en alza, esa cantidad hab¨ªa subido a 22. Y, m¨¢s importante a¨²n, la tasa b¨¢sica del FMI aument¨® de menos del 1% a cerca del 5%, haciendo subir el tipo de pr¨¦stamo total para quienes pagaban sobrecargos hasta el 7,8%. No sorprende que a estos pa¨ªses les cueste salir de las crisis de deuda. Es hora de poner fin a estos pagos extra.
Los defensores de los sobrecostes sostienen que los honorarios adicionales desalientan a los deudores de endeudarse excesivamente con el FMI. Pero este argumento de riesgo moral ignora que los pr¨¦stamos exigen la aprobaci¨®n del Directorio Ejecutivo del Fondo, que podr¨ªa rechazar las solicitudes fr¨ªvolas, y pasa por alto el hecho de que los intereses extras vuelven a los pa¨ªses m¨¢s dependientes del FMI, no menos.
El FMI es un acreedor privilegiado, lo que implica que los pa¨ªses deben pagarle al Fondo antes que a cualquier otro acreedor. La acumulaci¨®n de sobrecostes por encima de lo que los pa¨ªses ya deben les exige dedicar m¨¢s divisas extranjeras, ya de por s¨ª escasas, a pagarle al FMI, limitando su capacidad de acumular reservas de moneda extranjera, y volver a ganar acceso a los mercados de capital internacionales. En este contexto, muchos pa¨ªses no tendr¨¢n otra opci¨®n que seguir dependiendo del cr¨¦dito del Fondo para pagar sus pr¨¦stamos previos con el FMI.
Pero, m¨¢s all¨¢ de las particularidades de la condici¨®n de acreedor privilegiado del FMI, los sobrecargos son inherentemente proc¨ªclicos. Los factores externos, como los tipos de inter¨¦s en alza, los shocks de los precios de las materias primas, las monedas sobrevaluadas y los eventos de clima extremo, muchas veces llevan a los pa¨ªses a pedir prestadas sumas importantes al Fondo. De la misma manera, la capacidad de acceder a los mercados de cr¨¦dito internacionales y pagarle al FMI ¡°antes¡± depende, en gran medida, de las condiciones financieras globales, tambi¨¦n un factor externo. En un contexto internacional adverso, aumentar las obligaciones de los pa¨ªses que sufren crisis de deuda va en contra del objetivo de restablecer trayectorias de crecimiento estables.
Quienes defienden los costes extras tambi¨¦n sostienen que son necesarios para fortalecer los resguardos financieros del FMI. Pero dejando de lado el punto obvio de que imponerles la carga de crear estos resguardos a los pa¨ªses con problemas financieros no se ajusta a la misi¨®n del Fondo de proteger la estabilidad financiera, esta l¨®gica ya no es v¨¢lida, si alguna vez lo fue.
Este a?o, el FMI va a alcanzar su objetivo de medio plazo de saldos precautorios (cuya necesidad se ha exagerado sobremanera, dado que los incumplimientos de pago por parte de los deudores son extremadamente raros). Una vez que se haya cumplido ese objetivo, los sobrecargos les estar¨ªan sacando dinero a los pa¨ªses de medianos ingresos extremadamente endeudados para gestionar el FMI ¡ªreduciendo la carga sobre los pa¨ªses ricos¡ª. Pedirles a estos pa¨ªses que financien los bienes p¨²blicos globales que brinda el Fondo es un error, especialmente en un momento en que los pa¨ªses deber¨ªan estar incrementando la inversi¨®n para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 de las Naciones Unidas y sus aportes determinados a nivel nacional seg¨²n el acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs.
La revisi¨®n que el FMI divulg¨® recientemente de su pol¨ªtica de sobrecostes brinda una oportunidad para enmendar un sistema disfuncional. El Fondo deber¨ªa escuchar a quienes reclaman una reforma de los pagos, entre ellos la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, el grupo G24 de pa¨ªses en desarrollo y varios legisladores en Estados Unidos.
La opci¨®n m¨¢s simple y efectiva ser¨ªa, directamente, eliminar los sobrecargos. Si esto resulta pol¨ªticamente imposible, las reformas podr¨ªan incluir un tope de los cargos totales por intereses (la tasa b¨¢sica m¨¢s los sobrecargos). El FMI, as¨ª, impondr¨ªa menos cargas excesivas a los pa¨ªses endeudados, especialmente en condiciones monetarias restrictivas, y los sobrecargos disminuir¨ªan en tanto aumenta el tipo de inter¨¦s b¨¢sico del Fondo.
Otros ajustes t¨¦cnicos ayudar¨ªan a reducir la carga de los sobrecargos. Por ejemplo, el FMI podr¨ªa aumentar los umbrales para imponer pagos adicionales y alinearlos con los l¨ªmites actuales de ¡°acceso excepcional¡±, m¨¢s all¨¢ de los cuales la situaci¨®n de un pa¨ªs se considera lo suficientemente extraordinaria como para dar lugar a un pr¨¦stamo fuera del marco est¨¢ndar del FMI. Contar lo que un pa¨ªs paga en concepto de sobrecargos como pagos principales de los pr¨¦stamos del FMI tambi¨¦n marcar¨ªa una gran diferencia.
Aun si los sobrecargos en alg¨²n momento ten¨ªan sentido como pol¨ªtica, en este momento ya no. Las finanzas del FMI son robustas; las finanzas de pa¨ªses como Pakist¨¢n y Ucrania no lo son. Obligar a los pa¨ªses a pagar sobrecargos onerosos no hace m¨¢s que incrementar su carga de deuda. Esta no es la manera de proteger a la econom¨ªa mundial o de financiar a la instituci¨®n encargada de la estabilidad financiera global.
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