Aires renovados para?el?cooperativismo
Este modelo de organizaci¨®n es el espejo en el que se miran aquellos que hablan de?democracia empresarial
Las empresas cooperativas han desempe?ado desde siempre un papel central en el desarrollo econ¨®mico y social. Si uno cierra los ojos y piensa en cooperativas, la imagen que viene r¨¢pidamente a la cabeza es la del Grupo Mondrag¨®n, cuna del cooperativismo vasco y s¨¦ptimo grupo empresarial en Espa?a. Pero no es un caso aislado, las empresas cooperativas est¨¢n presentes en todos los ¨¢mbitos de actividad. En territorios como Euskadi su contribuci¨®n al desarrollo econ¨®mico supone el 6% del PIB, en el caso de la industria, esta cifra alcanza el 11%. Una contribuci¨®n significativa para un modelo empresarial que coloca la vida en el centro ¡ªfrente a la l¨®gica capitalista del beneficio¡ª y que prima la democracia, la igualdad, la participaci¨®n y la ayuda mutua.
A nadie se le escapa que vivimos tiempos convulsos y acelerados; tiempos de transformaciones que nos marcan un mundo nuevo que requiere de respuestas y soluciones por parte de administraciones, universidades, empresas y sociedad civil. D¨ªa a d¨ªa observamos c¨®mo las cuestiones que se relacionan con el bienestar y la prosperidad de la sociedad son cada vez m¨¢s complejas en t¨¦rminos de tama?o, intensidad y conectividad, afectando cada vez a m¨¢s lugares y personas al mismo tiempo.
El contexto global es cambiante. Hemos pasado de una sociedad marcada por la globalizaci¨®n a un mundo definido por la interdependencia: la pandemia, la guerra de Ucrania y nuestra dependencia energ¨¦tica, las consecuencias de la guerra comercial entre EE UU y China en una batalla por la primac¨ªa tecnol¨®gica, las crisis en las cadenas de suministro, la necesaria autonom¨ªa estrat¨¦gica y la necesidad de una Europa m¨¢s competitiva en el mercado global, o el impacto de la guerra de Gaza y el nuevo orden mundial que se configura con un terrible coste humanitario para poblaci¨®n civil, son una muestra de nuestra interdependencia y vulnerabi??lidad.
Aceptar e interiorizar que vivimos en sociedades interdependientes nos muestra nuestra fragilidad, pero tambi¨¦n nos abre m¨²ltiples posibilidades de colaboraci¨®n, de asociaciones y alianzas ricas, con una profundidad y trascendencia que aumentan por la contribuci¨®n, aprendizaje y desarrollo de ideas y propuestas compartidas. Esta nueva realidad nos hace cada vez m¨¢s conscientes de que los grandes retos globales suponen, a su vez, desaf¨ªos locales a los que tenemos que dar respuesta.
En este sentido, y ante las grandes transformaciones que estamos viviendo, las caracter¨ªsticas propias del modelo cooperativo, tales como participativo, solidario, inclusivo y arraigado en el territorio, est¨¢n permitiendo a las empresas cooperativas identificar de manera ¨¢gil las necesidades de cambio a las que se enfrentan los m¨²ltiples sectores en los que trabajan. El modelo de empresa cooperativa es el espejo en el que se miran aquellos que hablan de democracia empresarial y de impulsar otros modelos donde prima el compromiso con el entorno y donde trabajadores y trabajadoras participan en la toma de decisiones.
Las empresas cooperativas no son un actor nuevo, pero los poderes p¨²blicos son cada vez m¨¢s conscientes de que por el conocimiento que tienen del entorno en el que operan son un compa?ero de viaje no solo necesario, sino imprescindible en la gobernanza de los asuntos p¨²blicos.
En Euskadi, la reci¨¦n aprobada Ley Vasca de Empleo ha supuesto un hito en este sentido al reconocer el derecho de las empresas cooperativas a participar en la definici¨®n de las pol¨ªticas activas de empleo, garantizando su presencia en el Consejo de Administraci¨®n de Servicio Vasco de Empleo. Un hecho que marca un nuevo tiempo para la definici¨®n de los espacios de concertaci¨®n y di¨¢logo social, donde las empresas mercantiles ya no ostentan el monopolio de la representaci¨®n empresarial y pasan a compartir ese espacio con otros modelos de empresa. Reflejo de la diversidad que caracteriza a las sociedades actuales.
En este reconocimiento del valor diferencial que aportan la econom¨ªa social y las empresas cooperativas se enmarca la puesta en marcha del HUB de Vanguardia para la Econom¨ªa Social impulsado por el movimiento cooperativo vasco, aprobado recientemente por el Gobierno y anunciado por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz. Ubicado en San Sebasti¨¢n, ha de convertirse en una herramienta clave para fortalecer la competitividad y el desarrollo de las empresas cooperativas. Con una inversi¨®n de 1,5 millones de euros financiados por los fondos europeos del Mecanismo de Recuperaci¨®n y Resiliencia, a los que se sumar¨¢n las aportaciones de las administraciones vascas (Gobierno Vasco, Diputaci¨®n Foral de Gipuzkoa y Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n), el HUB tiene que convertirse en un espacio para la innovaci¨®n, el emprendimiento colectivo y la colaboraci¨®n entre empresas, instituciones y organizaciones sociales.
El impulso del HUB de Vanguardia para la Econom¨ªa Social es un ejemplo m¨¢s de la relevancia actual del tejido cooperativo por su capacidad de adaptaci¨®n para ofrecer respuestas y soluciones a las nuevas necesidades que surgen en un contexto marcado por tres grandes aceleradores de cambio: la transformaci¨®n energ¨¦tica y la revoluci¨®n que supone la descarbonizaci¨®n, la revoluci¨®n tecnol¨®gica y la irrupci¨®n de la inteligencia artificial y el reto de una nueva realidad social caracterizada por el envejecimiento, la diversidad y los nuevos modelos de vida.
Las empresas cooperativas est¨¢n protagonizando el impulso de iniciativas que las ubican a la vanguardia por su capacidad para dar respuesta a estos retos: las cooperativas energ¨¦ticas, que producen y distribuyen energ¨ªa verde y limpia, que nos permiten reducir nuestra dependencia energ¨¦tica; las cooperativas de viviendas en r¨¦gimen de cesi¨®n de uso que ofrecen viviendas a un precio asequible para las personas socias, son una alternativa viable para las necesidades de emancipaci¨®n de la poblaci¨®n m¨¢s joven y est¨¢n fuera de la especulaci¨®n que rodea al mercado de la vivienda; las cooperativas de cuidados, que ponen la atenci¨®n de las personas en el centro, y las plataformas digitales cooperativas, que plantean otra relaci¨®n de proximidad con el usuario y un uso de la tecnolog¨ªa y de los algoritmos.
Todos estos avances solo se pueden consolidar si se cuenta con un marco fiscal adaptado a las particularidades de las empresas cooperativas, que incentive su crecimiento, que fomente su competitividad y que les permita reinvertir beneficios en las comunidades donde se ubican. La revisi¨®n de la fiscalidad de las cooperativas est¨¢ en la agenda europea y debe estar en la agenda estatal y auton¨®mica. Un r¨¦gimen fiscal que reconozca las contribuciones sociales y econ¨®micas de las cooperativas facilitar¨ªa su acceso a financiaci¨®n y permitir¨ªa que contin¨²en generando innovaci¨®n, empleo de calidad y cohesi¨®n social.
Es innegable que vivimos tiempos de cambio que provocan incertidumbre, pero que tambi¨¦n ofrecen oportunidades. El contexto actual nos habla de aires renovados para las empresas cooperativas. La tradici¨®n cooperativa toma un nuevo impulso.
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