Sin buenos empleos las democracias pierden la batalla
Para salvarse a s¨ª mismo, el capitalismo debe recuperar la capacidad de generar prosperidad compartida
?Cu¨¢les son las causas del creciente apoyo electoral que experimentan las opciones pol¨ªticas autoritarias en las sociedades liberales de tipo pluralista? ?C¨®mo pueden las democracias frenar esta deriva hacia el autoritarismo? Encontrar respuestas a estas cuestiones se ha vuelto urgente para evitar que estos a?os veinte del siglo XXI rimen con lo sucedido en los veinte del siglo pasado, cuando las democracias liberales europeas, al no saber dar respuesta a los problemas socioecon¨®micos de la ¨¦poca, dejaron el camino libre a los totalitarismos y al nazismo.
En la literatura publicada en estos ¨²ltimos a?os sobre las causas del retorno del autoritarismo hay dos tipos de explicaciones: una es de car¨¢cter socioecon¨®mico, otra es de naturaleza cultural. La primera sostiene que el auge del apoyo electoral al autoritarismo es el resultado del malestar social provocado por la intensa desigualdad surgida en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas en las sociedades desarrolladas occidentales. Esta desigualdad est¨¢ provocada por la coincidencia de varios procesos: las pol¨ªticas neoliberales de desregulaci¨®n de los mercados, en particular de los mercados de trabajo; la automatizaci¨®n de muchos procesos productivos industriales, favorecida por la primera oleada de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la computaci¨®n; la globalizaci¨®n comercial, con la incorporaci¨®n de China al comercio internacional y la competencia de sus productos con la producci¨®n de los pa¨ªses desarrollados occidentales; y, por la desindustrializaci¨®n y p¨¦rdida de buenos empleos de clase media en muchas regiones y peque?as y medianas ciudades de los pa¨ªses desarrollados occidentales, como consecuencia de la automatizaci¨®n y la globalizaci¨®n.
La explicaci¨®n cultural sostiene que el aumento del apoyo a las opciones autoritarias es el resultado de cambios demogr¨¢ficos y generacionales que se han producido en las ¨²ltimas d¨¦cadas en las sociedades desarrolladas. Estos cambios han tra¨ªdo, a su vez, transformaciones en los valores culturales dominantes. Por un lado, el aumento de los flujos migratorios hacia los pa¨ªses que est¨¢n padeciendo ese aumento de desigualdad y la p¨¦rdida de empleos de clase media han dado lugar a reacciones de rechazo, racismo y xenofobia hacia los extranjeros; inmigrantes percibidos por muchos nacionales como competidores por los buenos trabajos y por las prestaciones sociales y los servicios p¨²blicos del Estado de bienestar, como la educaci¨®n o la sanidad. Por otro lado, los cambios generacionales han tra¨ªdo transformaci¨®n de valores culturales entre los j¨®venes que, especialmente los hombres, cuestionan ahora los avances en las pol¨ªticas de igualdad y de reconocimiento de derechos a diferentes colectivos sociales.
?Cu¨¢l de estos dos argumentos tiene mayor capacidad explicativa del aumento del apoyo autoritarismo? Los dos tienen algo de raz¨®n; pero, a mi juicio, la principal o primera causa es la socioecon¨®mica. La explicaci¨®n cultural la veo como una segunda derivada de la primera. Si no se hubiese producido ese aumento de desigualdad y p¨¦rdida de buenos empleos, la reacci¨®n cultural no se hubiese producido, o habr¨ªa sido mucho menos intensa. Aunque tambi¨¦n es posible que mi inclinaci¨®n hacia la explicaci¨®n socioecon¨®mica puede deberse al hecho de que no veo c¨®mo puede frenarse el malestar cultural existente en nuestras sociedades, mientras que s¨ª soy capaz de entrever soluciones al malestar socioecon¨®mico.
Para salvarse a s¨ª mismas, las democracias liberales y el capitalismo de mercado tienen que volver a recuperar la capacidad de generar la prosperidad compartida que lograron en los Treinta Gloriosos a?os que siguieron a la segunda Guerra Mundial. En esa etapa hist¨®rica, el contrato socialdem¨®crata ¡ªque se logr¨® por un consenso entre socialdem¨®cratas, liberales y cristianodem¨®cratas¡ª hizo que, por un lado, el capitalismo de mercado fuese capaz de crear buenos empleos de clase media; y, por otro, que el nuevo Estado de bienestar ¡ªa trav¨¦s de la educaci¨®n, la sanidad, el seguro de paro y las pensiones¡ª fuese capaz de crear una sociedad m¨¢s igualitaria y con m¨¢s oportunidades de ascenso social. El resultado fue que las democracias liberales y el capitalismo de mercado le ganaron la batalla de la prosperidad compartida a los reg¨ªmenes totalitarios del este de Europa y de Asia.
Hoy, por el contrario, la batalla por la prosperidad compartida la est¨¢ perdiendo la democracia liberal. Los sistemas totalitarios, como China, sostienen la ¡°tesis de la suficiencia autoritaria¡±. Seg¨²n esta idea, para generar prosperidad para todos no son necesarias las libertades civiles, sindicales y pol¨ªticas; basta con dos cosas: un Estado con capacidad para generar riqueza, y la capacidad para la provisi¨®n de bienes p¨²blicos fundamentales, como la sanidad y la educaci¨®n. Y eso es lo que ofrecen los aut¨®cratas.
La tesis de la suficiencia autoritaria es un poderoso se?uelo para aquellos grupos sociales que en las democracias liberales no tienen acceso a buenos empleos de clase media; aun a riesgo de que los dirigentes autoritarios a los que votan les recorten o supriman las libertades civiles y sindicales.
Para ganar la batalla al totalitarismo, las democracias liberales tienen que recuperar la prosperidad compartida. El camino es la creaci¨®n de buenos empleos de clase media. No ser¨¢ f¨¢cil. El intento de lograrlo a trav¨¦s de un impulso a la reindustrializaci¨®n es m¨¢s una ilusi¨®n que una posibilidad real. La industria no volver¨¢ a representar lo que fue en nuestras econom¨ªas, ni en porcentaje del PIB ni en el empleo, aunque seguir¨¢ siendo un sector determinante para la innovaci¨®n, la productividad y la autonom¨ªa estrat¨¦gica de las econom¨ªas de las democracias. Nuestras econom¨ªas industriales se han transformado de forma definitiva en econom¨ªas de servicios. Alrededor de un 80% del PIB y del empleo viene ahora de estos servicios. E ir¨¢ en aumento. El reto es, por tanto, crear buenos empleos en el sector servicios, especialmente en la sanidad, los cuidados y el turismo.
Pero que no sea f¨¢cil no quiere decir que sea imposible. El objetivo tiene que ser dar m¨¢s capacidades y productividad a los trabajadores de estos sectores. Para ello tenemos que utilizar las nuevas tecnolog¨ªas verdes y digitales, en particular, la inteligencia artificial para mejorar la productividad de los trabajadores de mediana y baja capacidades, y no para sustituirlos. Como digo, no ser¨¢ f¨¢cil. Pero el ¨¦xito de la formaci¨®n dual, que ya coment¨¦ en otra ocasi¨®n, y las investigaciones de economistas como Daron Acemoglu ¡ªpremio Nobel de Econom¨ªa de este a?o¡ª o David Autor nos ofrecen respuestas a c¨®mo hacerlo. Volver¨¦ sobre esta cuesti¨®n en otra ocasi¨®n.
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