La Lomloe, ?una oportunidad perdida?
Se debe desterrar la evaluaci¨®n como un mecanismo de sanci¨®n y de desafecci¨®n del alumnado por lo estudios
Coincidimos con personas pertenecientes a la comunidad escolar, sindicatos y organizaciones sociales, en que los gobiernos de izquierda no han articulado un proyecto educativo ilusionante para nuestro pa¨ªs, con un perfil diferenciado de la derecha. No hemos sido capaces de superar aquella etapa oscurantista, que dio forma a gran parte de nuestra cultura escolar, con la tergiversaci¨®n de la historia, la condena del laicismo y de la coeducaci¨®n y una concepci¨®n negativa de la infancia (la cultura del esfuerzo lo llaman ahora). Y no han logrado proponer leyes progresistas adaptadas al mundo actual. Su visi¨®n responde a una docencia anclada en el academicismo, con una idea descontextualizada del conocimiento, aprendizajes superficiales y memor¨ªsticos y la utilizaci¨®n de m¨¦todos simult¨¢neos que ense?an a muchos como si fueran uno solo. Consiguen la domesticaci¨®n del alumnado potenciando la exclusi¨®n, el abandono escolar y sirviendo a la acreditaci¨®n y la meritocracia.
El sistema educativo p¨²blico debe ser parte de un proyecto social donde se promueva la democracia, la convivencia y la cohesi¨®n social. Las medidas que se han promovido con la LOMLOE no afectan al fondo del problema educativo. Al conservadurismo con el que se fomenta el modelo arcaico del conocimiento, la disciplina, la cultura del esfuerzo y la segregaci¨®n por sexos, culturas y niveles sociales, se a?ade una nueva cultura del ¨¦xito escolar donde prima la ense?anza del individualismo y la competitividad frente a la cooperaci¨®n y el cuidado como base de la conducta humana.
Pol¨ªticas que, como se est¨¢ comprobando, lejos de ser democr¨¢ticas y buscar la justicia social para todo el alumnado convierten a la escuela en peque?as empresas, fomentan la competitividad, el ¡°homo economicus¡±, y generan desigualdad en lugar de preocuparse por la formaci¨®n de ciudadanos y ciudadanas en los que crezca la libertad de pensar y de ser con la adquisici¨®n de un conocimiento con sentido que los haga conscientes ante el mundo y capaces de transformar la sociedad.
En el mundo de hoy, con una sociedad altamente tecnologizada, no podemos seguir ense?ando contenidos cerrados y preparados para su reproducci¨®n. El alumnado debe ser capaz de acceder, seleccionar y transformar la informaci¨®n para convertirnos en una sociedad del conocimiento justa y solidaria.
El derecho a la educaci¨®n requiere un sistema educativo flexible con capacidad para incluir y atender las necesidades de todo el alumnado y asegurar sus derechos. Eso significa que adem¨¢s de evitar los itinerarios y las clasificaciones del alumnado, propuestos por la LOMCE, se debe desterrar la evaluaci¨®n como un mecanismo de sanci¨®n y de desafecci¨®n del alumnado por lo estudios. Una educaci¨®n en la que se realicen aprendizajes relevantes, que no se midan en funci¨®n de las ganancias, sino con vista a promover un desarrollo personal y social. Con un conocimiento emancipador, laico y cr¨ªtico con el que puedan comprender el mundo, cuestion¨¢ndolo y proponiendo su transformaci¨®n.
Son muchos los retos de la humanidad a los que la educaci¨®n debe responder: la globalizaci¨®n econ¨®mica, la degradaci¨®n medioambiental, las desigualdades sociales, las dificultades econ¨®micas o financieras¡
Los principios rectores de una democracia deben salvaguardarse, pero nos encontramos una vez m¨¢s que la educaci¨®n sirve para tiempos electorales con las promesas tantas veces escuchadas en inversi¨®n y en leyes, pero una vez m¨¢s los pactos pol¨ªticos utilizan a la educaci¨®n como un instrumento para el intercambio pol¨ªtico.
Sin menospreciar las derogaciones que se han realizado en esta nueva ley y que eran muy necesarias, la propuesta de la LOMLOE mantiene el modelo curricular caracter¨ªstico de nuestro pa¨ªs, con curr¨ªculos extensos y memor¨ªsticos, reforzados con evaluaciones externas que imponen lo que hay que ense?ar y controlan las pr¨¢cticas escolares quitando autonom¨ªa profesional a los y las docentes y proponiendo una ense?anza homog¨¦nea. A la vez, se mantiene alejada de una ense?anza laica propia de una educaci¨®n democr¨¢tica, no doctrinaria, y deja en manos de las comunidades aut¨®nomas el aumento de la privatizaci¨®n, la competitividad entre las escuelas y, como resultado, la segregaci¨®n escolar, que nos ha puesto a la cola de la Uni¨®n Europea y de la OCDE en igualdad en muy pocos a?os. Es una ley que propone aquello que deber¨ªa limitar, los suspensos, la inclusi¨®n, la selecci¨®n del alumnado¡, invitando al profesorado a ser el ¨²nico responsable de los resultados acad¨¦micos y del funcionamiento del sistema educativo.
Los nuevos tiempos se preocupan de una falsa autonom¨ªa, que viene a reforzar las pol¨ªticas de elecci¨®n de centro (porque no las impide), la imposici¨®n de los intereses espurios del mercado que desea una formaci¨®n vocacional y especializada para el mundo del trabajo y para conseguir aumentar el PIB, cuesti¨®n por otro lado discutible. Una escuela que anticipa y reproduce las divisiones y jerarqu¨ªas del mundo laboral y se especializa en saberes productivos que no cuestionan los marcos que los sustentan.
Una triste oportunidad perdida.
Carmen Rodr¨ªguez Mart¨ªnez es profesora de la Universidad de M¨¢laga y Jordi Adell Segura, de la Universitat Jaume I de Castell¨®n. Ambos pertenecen al Foro de Sevilla.
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