Cumplir los 18 a?os, la angustiosa cuenta atr¨¢s de los menores extranjeros que vienen solos
La mayor¨ªa de los adolescentes llegan a Espa?a con 16 y 17 a?os. Muchos viven en pisos tutelados y tienen pocos meses para adquirir la formaci¨®n que les permita trabajar y no verse abocados a la exclusi¨®n
Sentados en una mesa rectangular en el sal¨®n de un piso, cinco adolescentes comentan los libros que est¨¢n leyendo. No dominan el espa?ol al 100%, pero algunos de ellos saben franc¨¦s y eso les ayuda. Abdel, de 17 a?os, es el ¨²nico que lee en formato digital, se siente c¨®modo con el port¨¢til. Va por la p¨¢gina 37 de Padre rico, padre pobre, que trata de qu¨¦ les ense?an los ricos a sus hijos acerca del dinero. Lo vio en un v¨ªdeo de TikTok y le interes¨®. Cuando Abdel lleg¨® a Espa?a desde Argelia, cre¨ªa que podr¨ªa matricularse directamente en la Universidad para cursar una ingenier¨ªa. Como otros j¨®venes de su edad, lleg¨® en patera y no midi¨® su idealizaci¨®n del destino al que se dirig¨ªa, se lanz¨® al mar con una idea distorsionada de Europa.
Ahora vive en un piso tutelado en un pueblo de Valencia junto a otros cuatro menores extranjeros no acompa?ados. Cumplir 18 a?os suele suponer para un espa?ol poder votar, conducir o fumar. Para ¨¦l ha empezado una angustiosa cuenta atr¨¢s: para entonces, nadie le asegura que dispondr¨¢ de una habitaci¨®n en un piso compartido y cuenta con menos de dos a?os para conseguir una formaci¨®n que le d¨¦ acceso a un empleo (deben acreditar unos ingresos por encima de 500 euros al mes). De no conseguirlo, no obtendr¨¢ la residencia legal y se ver¨¢ en una situaci¨®n de desamparo.
Son las 11.30 de la ma?ana de un jueves de mayo y en la que ahora es la casa de Abdel reina el orden. La disciplina es muy importante para estos chicos que, llegados desde pa¨ªses como Marruecos, Argelia o Mal¨ª, cre¨ªan que conseguir un trabajo en Espa?a, comprar un coche y acceder a una casa no ser¨ªa complicado. ¡°Nuestro trabajo es ponerles los pies en la tierra, no pueden permitirse ser adolescentes corrientes, tienen que dar un salto en cuanto a sus responsabilidades con el que no contaban, crecer antes de tiempo y entender que cada uno nace con sus circunstancias, y las suyas son complejas¡±, explica Nuria Ferreres, directora del piso tutelado, ubicado en un edificio de tres plantas de un pueblo de Valencia de unos 80.000 habitantes y cuyos gastos cubre la Generalitat Valenciana ¨D157 euros al d¨ªa por cada menor tutelado¨D.
El pasado mayo hab¨ªa registrados en Espa?a 8.134 menores extranjeros no acompa?ados, la inmensa mayor¨ªa de ellos con una de edad entre 16 y 17 a?os. Andaluc¨ªa (con el 26% de ellos), Canarias (con el 24%) y Catalu?a (13%) fueron las autonom¨ªas que m¨¢s j¨®venes acogieron. En la Comunidad Valenciana hab¨ªa 420 en 117 pisos y residencias de menores. La legislaci¨®n espa?ola no recoge la expulsi¨®n de menores extranjeros y por ello las comunidades tienen la obligaci¨®n de protegerlos y gestionar los recursos para que lleguen a la mayor¨ªa de edad con una m¨ªnima formaci¨®n y con sus papeles en regla, como marca la ley, ya que de no ser as¨ª, al cumplir los 18 a?os quedar¨ªan en una situaci¨®n irregular que podr¨ªa desembocar en la exclusi¨®n.
En cada uno de los pisos en Valencia viven hasta seis menores extranjeros en un espacio que pretende ser un hogar. El mobiliario y la decoraci¨®n son austeros; en las librer¨ªas hay algunas novelas y enciclopedias y de las paredes del sal¨®n cuelga un corcho con el horario de los j¨®venes y un cuadro de madera con frases motivacionales: enfadarse poco, saber perdonar¡ A diferencia de un hogar corriente, en esta casa los tiempos est¨¢n marcados, los chicos no pueden ir a la nevera cuando les apetece un s¨¢ndwich, se tienen que ce?ir a las comidas programadas de las que se encarga una cocinera. Tampoco pueden encerrarse en su cuarto a ver una serie (en la tele del sal¨®n se puede ver Amazon Prime), deben mirar el horario con las actividades programadas y cumplirlo. Desde las nueve de la ma?ana hasta las once de la noche tienen que adaptarse a lo establecido y aparte de las salidas relacionadas con sus actividades formativas, solo disponen de 45 minutos al d¨ªa para salir de la casa y tener algo de ocio en el pueblo.
Muchos se averg¨¹enzan de su circunstancia y eso dificulta que estrechen lazos con otros j¨®venes de su edad. No est¨¢ permitido que lleven amigos al piso y, de todas formas, tampoco lo har¨ªan. ¡°Hasta que no salga de aqu¨ª prefiero no tener novia, no quiero explicarle d¨®nde vivo¡±, dice Yurim, de 17 a?os, que lleg¨® a Espa?a con 14 a?os desde Marruecos escondido en los bajos de un autob¨²s. Los nombres de los menores en este reportaje est¨¢n cambiados para proteger su identidad.
Cada uno de los chicos dispone de un m¨®vil, pero no de un port¨¢til; hay dos en cada piso para compartir. Si su comportamiento es el adecuado, tendr¨¢n 15 euros de paga semanal. Hay dise?ado un sistema de puntos y todo cuenta. Hay que ser ordenado y limpio ¨Dlos educadores revisan que dejen los ba?os en perfecto estado despu¨¦s de cada uso, la cama hecha y la ropa doblada en el armario¨D, hacer las tareas relacionadas con el itinerario educativo de cada uno, y socializar. Les ense?an que no pueden estar aislados, tienen que interactuar con el resto de habitantes de la casa, expresar sus emociones y afrontar sus miedos.
?Con qu¨¦ opciones formativas cuentan? Los que llegan a Espa?a con menos de 16 a?os pueden acceder directamente a la FP B¨¢sica; aunque tengan problemas con el idioma y no hayan recibido la ense?anza b¨¢sica en sus pa¨ªses de origen, los consejos orientadores de los institutos redactan un informe que permite que se puedan matricular. Si aprueban el curso, podr¨¢n acceder directamente a un grado medio de FP y de ah¨ª a otro superior. A los que tienen 16 o m¨¢s, se les complica. Su ¨²nica opci¨®n es cursar un programa formativo de cualificaci¨®n b¨¢sica (que ofertan algunos centros de secundaria), en el que aprender¨¢n algunos de los conocimientos te¨®ricos que se imparten en 4? de la ESO y una parte m¨¢s pr¨¢ctica relacionada con un oficio, como cocina o jardiner¨ªa. Tras ese a?o, pueden presentarse a la prueba de acceso a un grado medio de FP. Pero necesitan un buen nivel de espa?ol.
¡°Contamos con muy poco tiempo y en los pisos tutelados les damos talleres de alfabetizaci¨®n... ponerlos a la altura de otros alumnos espa?oles de su edad es muy dif¨ªcil¡±, explica Javi Ant¨²nez, trabajador social del piso tutelado de Abdel. Su caso es excepcional: ha sacado la mejor nota de acceso al grado medio de su instituto, un 9,51. En matem¨¢ticas obtuvo un 10. ¡°Lleg¨® con un nivel educativo alto, su familia daba importancia a la formaci¨®n, tiene una t¨ªa odont¨®loga¡±, indica Ant¨²nez. A¨²n as¨ª, Adbel sali¨® de Argelia en busca de una vida mejor. Se ha matriculado en un grado medio de electricidad porque es el que tiene mayor contenido matem¨¢tico. Cuando cumpla 18 a?os su vida acad¨¦mica se ver¨¢ interrumpida: tendr¨¢ que encontrar un trabajo con un contrato de un a?o para conseguir los papeles y poder residir en Espa?a.
Juan Higueras, coordinador de la Fundaci¨®n Antonio Moreno, que gestiona siete pisos tutelados en la regi¨®n valenciana como el de Abdel, cree que la Administraci¨®n ¡°ha madurado¡±. ¡°Hace unos a?os, la pol¨ªtica se enfocaba en devolverles a sus pa¨ªses de origen al cumplir 18 a?os para que regresaran con sus familias; ahora eso ha cambiado y el Estado ha asumido que hay que ofrecerles un proyecto educativo, darles las mismas oportunidades que a los dem¨¢s¡±.
Esta autonom¨ªa les ofrece una ayuda de 600 euros al mes, la renta valenciana de inclusi¨®n ¨Ddestinada a personas que se encuentren en una situaci¨®n de vulnerabilidad, independientemente de su situaci¨®n administrativa¨D, y dispone de 161 plazas en 26 pisos de emancipaci¨®n, donde los chavales pueden vivir de forma gratuita desde los 18 hasta los 25 a?os, despu¨¦s de firmar un contrato en el que se comprometen a formarse para encontrar un empleo. ¡°Somos conscientes de que no todos pueden entrar, y de ah¨ª que les ense?emos a marchas forzadas a ser aut¨®nomos, porque en pocos meses ya no vamos a estar ah¨ª para ellos¡±, cuenta Irene Rojo, psic¨®loga del piso tutelado de Abdel.
El Gobierno anunci¨® el pasado abril que est¨¢ ultimando un real decreto para facilitar la residencia y el trabajo a estos j¨®venes ¨Dconvertidos en objetivo recurrente de los ataques de la ultraderecha¨D, informa Mar¨ªa Mart¨ªn. La reforma pone el foco sobre todo en los extutelados, los m¨¢s desprotegidos ante la ley, y pretende acabar con una din¨¢mica que se repite constantemente: los j¨®venes inmigrantes pasan de la noche a la ma?ana de ser ni?os protegidos a adultos en situaci¨®n irregular. Al cumplir los 18 a?os tienen que abandonar los centros y ya no son solo j¨®venes sin papeles, sino que la mayor¨ªa se convierten en personas sin hogar.
El rostro de los chicos del piso tutelado de Valencia denota templanza. Est¨¢n lejos de sus padres, de sus hermanos, y han tenido que madurar muy r¨¢pido. Con diferentes novelas en la mano, van relatando el contenido de las p¨¢ginas que han le¨ªdo en la ¨²ltima hora. ¡°Estoy leyendo Poemas de amor... el protagonista huye de su ciudad despu¨¦s de que fallezca su mujer. Se va al sur para estar solo y lejos de todo. Es un poco triste, pero me ha enganchado¡±. El que habla es otro de los compa?eros de piso de Adbel. En su mirada hay algo de tristeza, pero al cerrar el libro mira hacia delante con determinaci¨®n.
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