La libertad guiando (dicen) a la escuela
Algunas medidas como las becas para rentas altas que promueve Madrid suponen el camino perfecto para que el hijo de clase alta no se cruce en todo su periplo escolar con el hijo de la inmigrante o del obrero
Pocas tesis m¨¢s clasistas hay en educaci¨®n que aquella que se apoya en la manida idea de la libertad de elecci¨®n de las familias sobre el tipo de colegios que desean para sus hijos. Esta narrativa centelleante y supuestamente alumbradora ¡ªmanipuladora a la vez¡ª procura manejar los hilos de la opini¨®n p¨²blica para enga?ar a la poblaci¨®n a su antojo en redes sociales y medios, como una vez m¨¢s estamos viendo en las ¨²ltimas semanas. Arroja, sin embargo ¡ªy eso es lo preocupante¡ª, profundas consecuencias en los derechos fundamentales defendidos a trav¨¦s de la educaci¨®n, sobre todo de los colectivos con m¨¢s riesgo de exclusi¨®n social, que son los que m¨¢s necesitan del sistema educativo como bien p¨²blico; a ellos habr¨ªa que preguntarles si tienen tambi¨¦n libertad para elegir el centro escolar.
El fil¨®sofo Jean-Fran?ois Lyotard, en su ensayo La condici¨®n postmoderna, hablaba de lo que ¨¦l llam¨® ¡°los juegos del lenguaje¡±, representaci¨®n del discurso de lo que, en la pr¨¢ctica, estamos asistiendo cuando se habla bajo el matiz de esl¨®ganes superfluos pero efectistas de la libertad para elegir centro. En esta idea encontramos una forma de entendimiento sobre c¨®mo la lesiva idea de libertad ha dado en ciertos sectores el triunfo temporal a un molde de discurso verbal que abandona al pensamiento meditado, cr¨ªtico, hasta trasladarlo a la esfera del mantenimiento de privilegios. Y es as¨ª c¨®mo, a trav¨¦s de un artilugio meticulosamente armado a trav¨¦s del sensacionalismo m¨¢s voraz, una jugada ling¨¹¨ªstica de la palabra ¡°libertad¡±, con un an¨¢lisis pragm¨¢tico efectista, ha amplificado su voz hasta hacer tambalear el necesario relato de la emancipaci¨®n, de la escuela como mecanismo para el progreso, la equidad y la justicia social.
Ello nos conduce a lo que tambi¨¦n Lyotard llam¨® el principio de performatividad, que, en sus palabras, ¡°tiene por consecuencia global la subordinaci¨®n de las instituciones de ense?anza superior a los poderes.¡± Y as¨ª, con ese principio quim¨¦rico que gu¨ªa a los poderosos enmascarados bajo la bandera de derechos fundamentales, se configura una estrategia sociopol¨ªtica en la que la educaci¨®n reglada construida una y otra vez bajo esta idea de supuesta libertad supone el camino perfecto para que el hijo de clase alta no se cruce en todo su periplo escolar con el hijo de la inmigrante o del obrero. Y ese es el doloroso entramado que los orienta.
Porque la verdadera segregaci¨®n del sistema es estructural, adem¨¢s de la f¨ªsica, como consecuencia de la primera. Esta ¨²ltima mantiene, por ejemplo, una de las grandes anomal¨ªas de la escuela espa?ola: la triple red de escolarizaci¨®n ¡ªp¨²blica, privada y concertada¡ª, con un peso para estas dos ¨²ltimas en las tasas de matriculaci¨®n inusitado en determinadas regiones de Espa?a, que son adem¨¢s justo las que menos invierten en educaci¨®n p¨²blica. Es la idea de libertad que gu¨ªa a algunos en el fortalecimiento de la educaci¨®n neoliberal como negocio y no como principio garantista de la sociedad. Un pilar para alimentar la exclusi¨®n que es limitante, capacitista, que se alimenta de estereotipos sobre grupos socioculturales que apenas tienen cabida en ese trampantojo que abanderan con su discurso las ¨¦lites.
Pero la idea de libertad que aviva la parcela de privilegios a la vez que fagocita la equidad se blinda con medidas populistas, como por ejemplo las becas anunciadas en Madrid para los estudiantes de centros privados, contrario a todas luces al principio de igualdad de oportunidades. A finales de los setenta del pasado siglo, J. Rawls ya esbozaba en Teor¨ªa de la justicia, algunos de los principios que deb¨ªan servir de norte a las medidas compensatorias, que tienen como finalidad un dise?o de estrategias de discriminaci¨®n positiva que ¡°operen en favor de los menos afortunados¡±. Poco que ver con la idea lanzada por el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que va destinada justo a lo contrario: al incremento de brechas.
La escuela p¨²blica, en las ¨²ltimas d¨¦cadas, ha dise?ado en funci¨®n de cada comunidad aut¨®noma un armaz¨®n s¨®lido aunque siempre mejorable en forma de bater¨ªa de medidas que procura blindar este principio rector de las administraciones: desde subvenciones a los comedores escolares en funci¨®n de la renta hasta ayudas de libros de texto gratuitos, pasando por programas de desayunos escolares e incluso exoneraci¨®n de tasas para la matr¨ªcula de la EBAU. Desde el inicio de la pandemia, las acciones de compensaci¨®n de desigualdades se han incrementado, por ejemplo, con pr¨¦stamo de recursos inform¨¢ticos e incluso el propio impulso presupuestario que los fondos de resiliencia y recuperaci¨®n destinados a educaci¨®n han supuesto para la atenci¨®n y seguimiento del alumnado m¨¢s vulnerable. Son apoyos, ayudas y recursos vitales destinados a los que m¨¢s necesitan de la escuela; la palanca con la que muchos pudimos estudiar, cuando nos daban becas para poder ir a la universidad porque nuestros padres no trabajaban. Sin embargo, determinadas pol¨ªticas instaladas en la ceguera van por otro camino absolutamente opuesto, bajo el disfraz de un supuesto para¨ªso que llaman libertad (de elecci¨®n) para poder avanzar hasta donde ellos nos digan.
Porque s¨ª: la libertad guiando (dicen) a la escuela no vive del enfrentamiento entre ricos y pobres porque nunca, en las clases privilegiadas, han cre¨ªdo en esa dial¨¦ctica: su entendimiento de entramado educativo se reduce por propio inter¨¦s a tapar desigualdades, a enmudecer las injusticias, a negar la lucha de clases y a alimentar una idea de clase media aspiracional, todo apoyado en el desmantelamiento de la educaci¨®n p¨²blica en la que trabajamos con orgullo porque esta representa la diversidad, la inclusi¨®n y el valor de la interculturalidad. Y esto, no interesa, porque acorta distancias para lograr nuevas conquistas sociales.
Estos principios no gu¨ªan a su idea de escuela porque prefieren que en ella no crezcan los ni?os de origen migrante, los pertenecientes a minor¨ªas ¨¦tnicas y los provenientes de zonas rurales o desfavorecidas, que son los que tienen mayor tasa de pobreza seg¨²n confirman los ¨²ltimos informes de organizaciones como Save the Children y que en su gran mayor¨ªa van a centros p¨²blicos. Pregunt¨¦mosles a ellos o a sus familias para ver si esa idea de libertad que tanto se defiende tambi¨¦n los gu¨ªa. La respuesta la podremos encontrar a nuestro alrededor.
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