La odisea del Griego
Como Ulises, los docentes de Griego y Lat¨ªn estamos extenuados, pero nuestros alumnos, reales y potenciales, se merecen el aliento que todav¨ªa respiramos
Soy especialista en Lat¨ªn y Griego. Mi t¨ªtulo universitario reza ¡°Licenciada en Filolog¨ªa Cl¨¢sica¡±. Mi oposici¨®n para ser profesora de Educaci¨®n Secundaria fue Lat¨ªn, pero bien pod¨ªa haber sido Griego. Estudi¨¦ por igual las dos lenguas, por eso soy especialista en las dos, en Lat¨ªn y en Griego.
Un a?o m¨¢s me enfrento a una odisea (Odiseo, o Ulises, tard¨® en regresar de la guerra de Troya casi 10 a?os por culpa de Poseid¨®n, un dios enojado y caprichoso, conocedor de las haza?as del h¨¦roe, pero desconocedor del trasfondo de ellas): debe decidirse en los institutos la estructura educativa que se ofrecer¨¢ al alumnado, ?una vez m¨¢s!, en este caso, con cambio legislativo.
Vuelvo a Odiseo, que dedic¨® otros 10 a?os de su vida al bien com¨²n griego, luchando en Troya. En el a?o 2013, (hagan ustedes la cuenta de esta odisea), el entonces ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert, ejecut¨® el mayor ataque contra la Educaci¨®n y la Cultura en nuestro pa¨ªs. Aprob¨® una ley educativa, LOMCE, con la que trat¨® de eliminar de los institutos todo lo que no era ¡°¨²til¡±, lo que hac¨ªa pensar a los alumnos y los humanizaba. Este Poseid¨®n empuj¨® al Griego, el idioma m¨¢s venerable de Europa, por su antig¨¹edad y profundidad, a la m¨¢s terrible de las agon¨ªas que nadie desea ni a su peor enemigo.
Pero el viaje no termin¨® all¨ª. Nos encontramos con la ¨²ltima ley educativa, LOMLOE. Y ahora otro Poseid¨®n, otra, mejor dicho, ha mantenido la tempestad que alej¨® a Odiseo de su patria ?taca. La situaci¨®n del Griego, por no hablar de la Cultura Cl¨¢sica y del Lat¨ªn, aunque todav¨ªa flota, sigue siendo ag¨®nica. A las m¨²ltiples reivindicaciones, desatendidas por los dirigentes pol¨ªticos, se une el papel que las direcciones de los centros educativos asumen: deben arreglar el barco que ya no flota, deben acoger al n¨¢ufrago que nada aferr¨¢ndose a los que todav¨ªa quieren aprender lo que el Griego les puede ofrecer, deben decidir si el Griego se puede salvar.
Y si todo esto no es poco, la sociedad, la administraci¨®n, los compa?eros y los alumnos nos obligan a los Odiseos que quedamos vivos a justificar por qu¨¦ hay que estudiar Griego, por qu¨¦ hay que estudiar Lat¨ªn, por qu¨¦ hay que estudiar Cultura Cl¨¢sica.
No. Esta vez este Odiseo no va a dar ninguna raz¨®n que no se haya dado anteriormente.
Cuando Odiseo consigue tomar tierra, descansa abatido en la playa del pa¨ªs de los feacios. Naus¨ªcaa, la hija del rey Alc¨ªnoo, lo encuentra. La dignidad de un h¨¦roe, desnudado por la tempestad, le impide acercarse a ella. Sin embargo, ella le entregar¨¢ la ropa necesaria. La diosa Atenea lo ayuda, la diosa de la inteligencia, la diosa que medita y prepara racionalmente la batalla. Es el momento para que Odiseo se levante; su lucha por llegar a ?taca con su familia est¨¢ cada vez m¨¢s pr¨®xima.
Como Odiseo, los docentes de Griego y Lat¨ªn estamos extenuados, pero nuestros alumnos, reales y potenciales, se merecen el aliento que todav¨ªa respiramos por ser los herederos de Grecia. ?Que la diosa Atenea haga recapacitar a quien quiera entenderla!
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