Nueva EBAU: qu¨¦ lengua queremos que hablen los futuros universitarios
Es necesario que la Selectividad siente las bases de un enfoque plural del manejo de las destrezas comunicativas en situaciones diversas
Los docentes tenemos un problema: cada vez que nos reunimos un grupo de colegas en un momento de ocio fuera del ¨¢mbito escolar, nos cuesta no abordar en alg¨²n instante alg¨²n tema que tenga que ver con nuestro trabajo.
Rozaba la medianoche de un viernes de hace unas semanas cuando lo pude comprobar una vez m¨¢s. Al salir de una cena de despedida, me di de bruces con una excompa?era a la que no ve¨ªa desde hace a?os. No dudo de que es una gran profesora, de esas veteranas que moldean con cuidado cada parcela de su relaci¨®n con el alumnado. Pon¨ªa siempre, recuerdo, especial pulcritud en la atenci¨®n de sus chicos y chicas de segundo de Bachillerato, a los que preparaba con esmero para la temida prueba de acceso a la universidad.
El problema que menciono en las primeras l¨ªneas lo corrobor¨¦ cuando, en un abrir y cerrar de ojos, terminamos hablando de la EBAU y la excesiva presi¨®n a la que somete a profesionales y estudiantes, hasta el punto de que muchos de los primeros ya no quieren dar clase en el ¨²ltimo curso de la etapa. ¡°La selectividad tiene que desaparecer, y que cada universidad seleccione al alumnado seg¨²n sus criterios de acceso y las notas de la etapa¡±, me dijo antes de despedirse.
M¨¢s all¨¢ de buscar soluciones a ese planteamiento, complejo pero interesante a la hora de ponerlo en el futuro sobre la mesa, la sombra de la EBAU persigue a multitud de equipos pedag¨®gicos de los centros de secundaria y bachillerato cada a?o: supone la espada de Damocles que eval¨²a la calidad del sistema y enjuicia al profesorado que, a contrarreloj, prepara a sus estudiantes para obtener los mejores resultados en el curso terminal de estas ense?anzas postobligatorias. Existen otras evaluaciones externas, s¨ª: desde PISA hasta las pruebas de diagn¨®stico organizadas por departamentos regionales, pero ninguna de tanto impacto y envergadura como la antigua selectividad, con matices casi legendarios generaci¨®n tras generaci¨®n.
Sea de una manera u otra, lo que no podemos es, sobre todo los que nos dedicamos a la ense?anza, extender bulos sobre las propuestas piloto que han empezado a circular y aplicarse en determinados contextos, con el fin de que pueda estrenarse un nuevo modelo de EBAU en 2024 tras haber analizado su eficacia, puntos fuertes e inconvenientes.
En cuanto a la prueba de Lengua Castellana y Literatura, en concreto, se ha propagado en medios y redes informaci¨®n la presunta defenestraci¨®n de la sintaxis de las palabras, esto es, ¡°el an¨¢lisis de la forma en la que se combinan y se disponen linealmente, as¨ª como el de los grupos que forman¡±, seg¨²n definici¨®n de la Nueva gram¨¢tica de la lengua espa?ola (2009) de la Real Academia Espa?ola y la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola.
Entiendo que la multiplicaci¨®n de esos rumores est¨¢ propiciada por una mezcla de nostalgia de ese tiempo pasado que siempre fue mejor y desconocimiento de cu¨¢les son las bases curriculares sobre las que se asienta el nuevo Bachillerato. En este, en ning¨²n momento se coarta la libertad del docente a la hora de planificar las clases para que el estudiante entienda o explique fen¨®menos gramaticales (y no gramaticales) que contribuyen a mejorar sus destrezas discursivas y, sobre todo, comprender los procesos que hay tras cada an¨¢lisis morfol¨®gico, sint¨¢ctico, fonol¨®gico, sem¨¢ntico o pragm¨¢tico. Tampoco se impide su aplicaci¨®n a situaciones comunicativas extra¨ªdas de m¨²ltiples fuentes, y de hecho es lo que se recomienda. Al fin y al cabo, cualquier buen docente de Lengua pretende ese an¨¢lisis en su uso.
El problema tal vez est¨¢ en que crecimos en medio de una praxis ling¨¹¨ªstica casi exclusivamente basada en su esquematizaci¨®n y repetici¨®n mec¨¢nica a trav¨¦s de diagramas arb¨®reos que invitan a la presentaci¨®n visual de los preceptos de la gram¨¢tica funcionalista (por eso se habla de ¡°funci¨®n sint¨¢ctica¡±), pero ante la cual el propio Emilio Alarcos, uno de los padres de esta corriente, record¨® que lo importante es el entendimiento de la lengua para ¡°permitir la comunicaci¨®n entre los humanos de una misma comunidad¡±.
La pregunta que debemos responder no es, por ello, si la EBAU debe o no incluir la sintaxis, sino hasta qu¨¦ punto la concreci¨®n del curr¨ªculo y la estructura de esta prueba externa conducen a reflexionar sobre la lengua mediante la aplicaci¨®n en realizaciones reales y cotidianas. Es decir, aquello que el propio Ignacio Bosque, otro defensor ilustre de la tradici¨®n gramatical espa?ola, recomienda a los aprendices, por ejemplo, cuando prologa An¨¢lisis sint¨¢ctico: teor¨ªa y pr¨¢ctica (SM, 2005), uno de esos muchos manuales que usamos los docentes de Lengua para preparar clases pr¨¢cticas sobre morfosintaxis: que se hagan todas las preguntas que puedan, ¡°si quieren acercarse al objetivo que verdaderamente importa: la comprensi¨®n¡±.
Por lo dem¨¢s, la prueba de Lengua que se ha pilotado en distintos centros puede ser discutible, no lo niego, y tendr¨¢ que ser revisada en profundidad por expertos. La propia pregunta referida a la reflexi¨®n gramatical (planteamiento cerrado tipo test, a partir de cuatro opciones, que incluye ¡ªy ah¨ª est¨¢ la clave¡ª una justificaci¨®n desarrollada), es mejorable en su formulaci¨®n y puede ampliarse, pero este tipo de conjeturas son al fin y al cabo reflejo de las hist¨®ricas diferencias entre teor¨ªas gramaticales, que han llevado a cada docente a tratar la sintaxis de una manera diferente, con sus variopintas nomenclaturas, desemejanzas que en la era actual deber¨ªamos, dicho sea de paso, ir superando.
Todav¨ªa m¨¢s preocupante es el enquistamiento entre los defensores de las aportaciones de la socioling¨¹¨ªstica o la ling¨¹¨ªstica textual y los que entienden la lengua como una estructura en la que todos los elementos se relacionan entre s¨ª, que tambi¨¦n parece estar tambi¨¦n detr¨¢s del debate sobre el modelo de prueba de Lengua que queremos. Aproximarse a su profundizaci¨®n desde todas estas tendencias enriquece a cualquier estudiante y, al final, esta variedad de m¨¦todos de acercamiento a la lengua nos da pistas de por qu¨¦ es tan dif¨ªcil llegar a un acuerdo sobre el examen que pretendemos para los aspirantes.
Es por ello necesario no solo que estas pruebas externas, tan decisivas al marcar el rumbo de Bachillerato, incluyan la revisi¨®n de los horizontes culturales hacia donde la riqueza de una lengua es capaz de llegar, sino que asienten las bases de un enfoque plural del manejo de las destrezas comunicativas en situaciones diversas, meta del trabajo de aula.
Y es en este punto, por mucho que la rumorolog¨ªa gane seguidores en la era de la desinformaci¨®n, hacia donde s¨ª avanza, con todos sus defectos, la prueba pilotada: incluye intertextualidad, variedad de tipolog¨ªas discursivas, conexi¨®n entre lengua y literatura, justificaci¨®n cr¨ªtica ¡ªmejorable y ampliable en propuestas futuras¡ª, an¨¢lisis de elementos paratextuales, perspectiva relacional y, sobre todo, una invitaci¨®n a reflexionar en una versi¨®n definitiva sobre qu¨¦ lengua queremos que hablen nuestros futuros universitarios.
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