La universidad privada se expande con alumnos m¨¢s satisfechos que los de la p¨²blica
Una encuesta refleja que los estudiantes de estos centros valoran las pr¨¢cticas, las tutor¨ªas, el trato del profesor y las instalaciones
Desde que se termin¨® la implantaci¨®n del Plan Bolonia en Espa?a, el n¨²mero de estudiantes en la universidad privada no ha dejado de crecer ¨Dde 174.300 en grado en 2015 a 278.300 en 2022 (un 62% m¨¢s)¨D, mientras que en ese per¨ªodo menguaba un 6% en la p¨²blica (de 1.101.300 a 1.075.000). En parte, el contundente dato se explica por la eclosi¨®n de las privadas, que han pasado a ser 90 (22 de ellas abiertas desde 1998, cuando se inaugur¨® la ¨²ltima p¨²blica). Pero la explicaci¨®n de su ¨¦xito no puede reducirse solo al crecimiento de estos centros educativos ¨Dhay otros dos en camino en Andaluc¨ªa¨D, sino en el trato que reciben sus alumnos. Un tema espinoso por el que los rectores de la p¨²blica tratan de pasar de puntillas y del que queda constancia en el estudio Experiencia del estudiantado en el sistema universitario espa?ol, encargado por el laboratorio de ideas sobre la universidad Espacios de Educaci¨®n Superior (ESdeES), de reciente fundaci¨®n: el 40% de los matriculados en la privada est¨¢ muy satisfecho con sus profesores, frente al 11% de los de la p¨²blica.
Un tercio de los inscritos en la privada no estudian en la universidad que inicialmente quer¨ªan, frente al 15% de los matriculados en la p¨²blica, que est¨¢ infrafinanciada. Es decir, ingresan en muchos casos de rebote por no lograr una plaza en una universidad con m¨¢s reputaci¨®n y con una enorme diferencia de coste. Por ejemplo, un curso de Medicina cuesta hasta 1.300 euros en la red p¨²blica (difiere seg¨²n la comunidad aut¨®noma) y hasta 20.000 en la privada. Los alumnos que no ingresaron en el campus que quer¨ªan se concentran principalmente en las carreras de ciencias sociales (Derecho, Econ¨®micas, ADE) y en ciencias de la salud. En esta ¨²ltima ¨¢rea de conocimiento la demanda de plazas en la p¨²blica es infinitamente mayor a la oferta, y eso que este curso se ha aumentado el cupo en primero de Medicina.
En muchas de las privadas los bachilleres acceden con un expediente peor que el de la p¨²blica ¨Des el motivo por el que est¨¢n all¨ª¨D pero el rendimiento acad¨¦mico es mayor. Aprueban el 85% de los cr¨¦ditos en los que se inscriben, frente al 75% en la p¨²blica, seg¨²n los datos del Ministerio de Universidades.
El 61,6% de los estudiantes de la privada, frente al 40,2% de los de la p¨²blica, cree que en el futuro trabajar¨¢ en un puesto relacionado con sus estudios. M¨¢s all¨¢ de la red social que pueda tener el alumno de la privada ¨Da m¨¢s recursos familiares, mayor acceso a contactos interesantes para encontrar empleo¨D, no hay que obviar que la privada oferta muchos m¨¢s t¨ªtulos de f¨¢cil inserci¨®n laboral (ciencias de la salud, ciencias sociales e ingenier¨ªas) que la p¨²blica, que acoge titulaciones de humanidades o ciencias experimentales con las que es m¨¢s dif¨ªcil emplearse, pero que cimentan el conocimiento y que, por tanto, el Estado siempre las impartir¨¢, como Filosof¨ªa, Filolog¨ªa Hisp¨¢nica o Geol¨®gicas.
Pese a una mayor satisfacci¨®n, solo el 55% de los alumnos de la privada volver¨ªan a cursar la misma titulaci¨®n y en la misma universidad, frente al 64% en la p¨²blica. Previsiblemente en muchos inscritos pesa el enorme esfuerzo que para muchas familias supone que sus hijos estudien en la privada.
¡°Las universidades p¨²blicas observamos con recelo, pero al mismo tiempo con displicencia y superioridad a las privadas, ya que son centros que no investigan¡±, reconoce el catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas y de la Administraci¨®n de la Universidad Pompeu Fabra (p¨²blica) Carles Rami¨° en su libro La Universidad, en la encrucijada. ¡°Esto es cierto, pero quiz¨¢s cuidan mucho m¨¢s la docencia y con una orientaci¨®n instrumental de car¨¢cter profesionalizador, que cada vez es m¨¢s atractiva para las familias de renta media-alta¡±. Los datos de la encuesta avalan las palabras de Rami¨°: reciben mayor orientaci¨®n profesional (42% en las privadas, frente al 20% en las p¨²blicas), acceso a tutor¨ªas (el 36% no acude a ellas nunca en la privada, frente al 52% que no lo hace en la p¨²blica) y atenci¨®n emocional (la valoran con un 5,8 sobre 10 frente a un 4,6 que le dan los alumnos de la p¨²blica).
¡°Existe un descuadre entre las metodolog¨ªas de docencia y lo que les ofrecen las universidades. El 40% de los alumnos de la privada est¨¢n muy contentos con sus profesores, mientras que en la p¨²blica es el 11%. Son datos duros. Como el caso de las pr¨¢cticas, cada vez m¨¢s necesarias para la empleabilidad¡±, argumenta Alfonso Gonz¨¢lez Hermoso de Mendoza, presidente de ESdeES. ¡°Las diferencias son escandalosas y es una de las fisuras por las que se est¨¢ rompiendo la Universidad p¨²blica¡±.
En un an¨¢lisis de la encuesta, Germ¨¢n Guti¨¦rrez Oeo, de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades P¨²blicas (CREUP), reprocha a las facultades que muchas clases sigan siendo magistrales, lo que se ha quedado ¡°anticuado y no motiva¡±, en vez de ¡°apostar por otras formas de aprendizaje, como seminarios, talleres, pr¨¢cticas, visitas para orientar profesionalmente¡±. Para ello, en opini¨®n de CREUP, habr¨ªa que apostar por ¡°servicios de orientaci¨®n acad¨¦mica y laboral, fomentando la gesti¨®n de actividades que acerquen al estudiantado al mercado laboral¡±.
¡°En las universidades p¨²blicas han hecho tope los indicadores relacionados con la investigaci¨®n y vamos hacia una puesta en valor de temas de ense?anza. El MIT [Massachusetts Institute of Technology], en un informe, dice que el 80% del tiempo deber¨ªa dedicarse a la docencia¡±, prosigue el presidente de ESdeES. ¡°Las universidades p¨²blicas tienen que reorganizarse, el estudiante tiene que ser el coraz¨®n. Hay facultades sin vicedecanos de estudiantes o les llaman jefes de estudio¡±, se lamenta.
En la actualidad, la carrera acad¨¦mica de un profesor de una universidad p¨²blica est¨¢ absolutamente ligada a la producci¨®n cient¨ªfica, los m¨¦ritos m¨¢s valiosos para subir en el escalaf¨®n. Y eso provoca que los profesores apenas impartan clase si pueden evitarlo. Al ministro en funciones de Universidades, Joan Subirats, le preocupa y lo puso de manifiesto en una entrevista en este diario: ¡°Una forma de defender a los estudiantes es defender la docencia. Hay gente que dice: ¡®Si quitas la investigaci¨®n en la Universidad, es una academia¡¯. Bueno, ni una academia ni un laboratorio¡±.
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