Vuelve PISA: el juego del rat¨®n y el dato
El autor propone tres razones para dejar PISA a un lado y mirar m¨¢s en general a la evaluaci¨®n educativa, que vive ¡°un gran momento¡±
Sab¨ªamos que se producir¨ªa una ca¨ªda generalizada, pero no este desastre. Sab¨ªamos que muchos pa¨ªses en desarrollo pagar¨ªan caro m¨¢s de un a?o de cierre escolar, pero no esper¨¢bamos un descalabro as¨ª en nuestros vecinos alemanes, franceses o portugueses. En Espa?a, esper¨¢bamos una ca¨ªda mucho menor que en otros pa¨ªses por la exitosa reapertura escolar, despu¨¦s del confinamiento en 2020, liderada por Ministerio de Educaci¨®n, comunidades aut¨®nomas y escuelas; y aunque as¨ª ha sido, los nacidos en 2006 necesitar¨¢n a?os de apoyo para recuperarse, especialmente en Catalu?a, donde los resultados de PISA han sido alarmantes. Muchos pensaban que los pa¨ªses del norte resistir¨ªan mejor por ser quienes son, y no hemos visto venir que Castilla y Le¨®n, Asturias y Cantabria acabar¨ªan esta edici¨®n superando a Finlandia.
PISA 2022 nos ha tra¨ªdo todos estos matices y m¨¢s, y aunque los resultados han sorprendido en esta ocasi¨®n m¨¢s de lo habitual, se esperaba un golpe importante de la pandemia. M¨¢s a¨²n si hablamos de esta generaci¨®n, a los que la pandemia sepult¨® reci¨¦n estrenada su adolescencia con 13 a?os. Pero lo normal es que en la pr¨®xima edici¨®n de 2025 haya efecto rebote y la siguiente edici¨®n, con los nacidos en 2009, los resultados sean mejores. De esto va el juego del rat¨®n y el dato con el que PISA nos entretiene en cada edici¨®n.
Pero hay que ser honestos con PISA. A cada nueva edici¨®n, lo que nos ense?a el examen se va reduciendo. A cada diagn¨®stico que hacemos, le a?adimos los matices contempor¨¢neos de cada generaci¨®n, pero en educaci¨®n los cambios son lentos, as¨ª que las novedades son pocas: lo de la pandemia ha sido una excepci¨®n. Por eso, quienes se dedican a la educaci¨®n, especialmente los docentes, se preguntan con raz¨®n: ?Qu¨¦ podemos aprender de la evaluaci¨®n educativa para mejorar la educaci¨®n si PISA ya nos ha dicho gran parte de lo que nos ten¨ªa que decir? Aqu¨ª van tres razones para dejar PISA a un lado, que ya cumple su papel, y mirar m¨¢s en general a la evaluaci¨®n educativa, que vive un gran momento, en el mundo y poco a poco, tambi¨¦n en Espa?a.
1. Incluso cuando PISA nos ofrece intuiciones interesantes, no nos permite establecer relaciones causales. PISA ha permitido producir decenas de miles de art¨ªculos de investigaci¨®n y ha creado un nuevo g¨¦nero acad¨¦mico en la educaci¨®n comparada. Estos d¨ªas muchos medios se preguntan por las causas de las subidas y las bajadas de unos y otros, y siendo honestos, la respuesta es casi siempre que sabemos poco. Entre otras cosas, porque PISA es una prueba muestral, no censal, y cambia de generaci¨®n en cada edici¨®n, por lo que no podemos seguir a los alumnos a lo largo del tiempo. Para entender relaciones causales, es necesario disponer de otro tipo de datos, habitualmente administrativos, censales, y que vayan emparejados de evaluaciones externas que se repiten en el tiempo. Esto nos permite hacer un seguimiento longitudinal de los alumnos, entender el impacto de pol¨ªticas y programas, como la repetici¨®n de curso o la segregaci¨®n, o comprender de verdad por qu¨¦ unas escuelas lo hacen mejor que otras. Tambi¨¦n nos permite llevar a cabo programas piloto experimentales o simplemente identificar relaciones causales a partir de experimentos naturales: por ejemplo, comparando alumnos que est¨¢n cerca de un umbral econ¨®mico para recibir una beca, uno que ha quedado justo por encima y el otro por debajo. La siguiente generaci¨®n de investigaci¨®n educativa con evaluaciones necesita todos estos matices para ser ¨²til. PISA ya cumple una funci¨®n (muy ¨²til), pero no es esa.
Tras la fiesta de PISA, el debate educativo en Espa?a se volver¨¢ otra vez invisible
2. PISA es ¨²til para los medios, para casi toda la oposici¨®n y para algunos gobiernos, pero no para las escuelas. Con PISA ya sabemos d¨®nde est¨¢ cada pa¨ªs o cada comunidad aut¨®noma en t¨¦rminos de aprendizaje, y tenemos una idea de las fortalezas y debilidades de los alumnos en cada prueba. La oposici¨®n est¨¢ muy atenta a los resultados porque puede convertir un mal d¨ªa en PISA en una gran campa?a contra el gobierno. Los medios de comunicaci¨®n se van a pasar unos d¨ªas muy ocupados intentando comprender la l¨®gica del dato y el rat¨®n. Los gobiernos tiemblan, porque nadie quiere salir mal en la foto. Tambi¨¦n los investigadores, que cruzaremos todos esos cientos de miles de datos con las encuestas de alumnos, familias, directores y profesores, y trataremos de encontrar claves y relaciones que nos permitan identificar cuellos de botella. Pero eso no nos ofrece demasiado en el plano de las soluciones a las escuelas. Por tanto, son m¨¢s ¨²tiles las evaluaciones que muchos sistemas escolares est¨¢n desarrollando en los ¨²ltimos a?os: igual de rigurosas que PISA en t¨¦rminos de medici¨®n fiable de lo que los alumnos saben, pero sin los protocolos de recogida de datos tan exigentes, unas pruebas que duran varias horas, o unos tiempos de espera (m¨¢s de un a?o y medio) tan largos para conocer los resultados. Hoy, la tecnolog¨ªa permite a los profesores y directores saber en tiempo real y con enorme precisi¨®n, con pruebas digitales adaptativas cortas y basadas en el curr¨ªculum, donde est¨¢ cada alumno respecto a su clase o su escuela, y, por ejemplo, en qu¨¦ ¨¢mbito de las matem¨¢ticas (por ejemplo, el razonamiento matem¨¢tico o la geometr¨ªa) puede mejorar: la start-up espa?ola MONK es una buena prueba de ello. Incluso sin llegar tan lejos en cuanto a inmediatez, algunas comunidades aut¨®nomas (Baleares, Canarias, Pa¨ªs Vasco) llevan a?os realizando pruebas censales cuyos resultados llegan en tres o cuatro meses a alumnos, familias y escuelas v¨ªa informes individualizados, para que estos sepan c¨®mo pueden mejorar y se pongan a ello. Estas herramientas de evaluaci¨®n est¨¢n llegando a nuestro sistema, y son las que van a permitir ayudar a las escuelas y los docentes a mejorar de verdad.
3. Este es el ¨²ltimo a?o importante de PISA en Espa?a, porque ya comienza el ¡°PISA espa?ol¡±. Incluso si queremos seguir mirando a PISA, seguir dependiendo de la OCDE tiene sus ventajas, pero tambi¨¦n algunos inconvenientes. Por suerte, y aunque quienes se han pasado a?os debatiendo la nueva ley educativa (la LOMLOE) no se han enterado o no se han querido enterar, la nueva ley incluye de manera peri¨®dica una evaluaci¨®n externa al final de Primaria y ESO, esto es un PISA propio. Tener nuestro propio sistema de evaluaci¨®n del sistema tiene varias ventajas. La primera es que nos permite tener un examen adaptado al curr¨ªculum y a los est¨¢ndares fijados por la ley, que el ministerio ha venido a denominar el perfil de salida (una especie de renta b¨¢sica educativa). Segundo, estas pruebas van a reconocer mucho mejor la diversidad y social y la riqueza ling¨¹¨ªstica de nuestro sistema. Tercero, las encuestas a alumnos, directores, docentes y familias pueden incluir preguntas relevantes para nuestro sistema, como la jornada escolar, la oferta de comedor y extraescolares, el aislamiento docente o un mejor entendimiento de la situaci¨®n laboral de las familias, cuyo impacto en Espa?a es enorme.
Vuelve PISA. Vuelve el juego del rat¨®n y el dato. Pero tras la fiesta de PISA, el debate educativo en Espa?a se volver¨¢ otra vez invisible. Lo importante es que, hasta la siguiente edici¨®n, sigamos avanzando en una mejor evaluaci¨®n del sistema, ¨²til para las escuelas y los docentes, que es lo que nos va a traer mejoras educativas. Si lo hacemos bien, lo deber¨ªamos ver en las siguientes ediciones de PISA.
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