El fallido aterrizaje en las aulas de la teor¨ªa de las inteligencias m¨²ltiples
En 1983, el psic¨®logo Howard Gardner sacudi¨® el mundo educativo con un planteamiento que tuvo el acierto de subrayar que todos los ni?os son valiosos. Pero los intentos de trasplantar a las clases aquella idea no est¨¢n respaldados por la ciencia
El psic¨®logo estadounidense Howard Gardner plante¨® en 1983 una idea que, como admiti¨® a?os m¨¢s tarde, era, en parte, una provocaci¨®n dirigida m¨¢s bien a la comunidad cient¨ªfica. Tampoco pensaba que fuera a alcanzar la repercusi¨®n que ha tenido. Gardner public¨® aquel a?o el libro Frames of minds, en el que sent¨® los cimientos de su teor¨ªa sobre las inteligencias m¨²ltiples. Bas¨¢ndose en una serie de criterios, como que pudiesen aislarse en caso de un da?o cerebral o hubiese personas que destacasen de forma excepcional en algunas de ellas, el profesor de Harvard propuso la existencia de siete inteligencias distintas, que a su vez pod¨ªan vincularse en cierta forma a diversos oficios, explica Marta Ferrero, vicedecana de investigaci¨®n en la Facultad de Educaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, y autora de un metaan¨¢lisis y revisi¨®n ordenada sobre el impacto de las intervenciones inspiradas en la teor¨ªa de Gardner en el aprendizaje en la escuela en Espa?a.
La inteligencia ling¨¹¨ªstica, que gira en torno al lenguaje, propia, por ejemplo, de escritores y poetas. La l¨®gica, vinculada a los n¨²meros, caracter¨ªstica por ejemplo de matem¨¢ticos y cient¨ªficos con gran habilidad num¨¦rica y capacidad de abstracci¨®n. La interpersonal, vinculada a las relaciones entre personas, propia de pol¨ªticos y terapeutas, que destacan por rasgos como la empat¨ªa o la capacidad de liderazgo. La intrapersonal, caracter¨ªstica de te¨®logos o psic¨®logos, con un profundo conocimiento de s¨ª mismos. La musical, relacionada con compositores y directores de orquesta, que tienen una buena percepci¨®n musical y sentido del ritmo. La visual espacial, propia de personas dedicadas, por ejemplo, a la arquitectura y a la escultura, con buena capacidad de percepci¨®n del espacio y para transformar objetos. Y la cinest¨¦sica, com¨²n tanto en deportistas como en cirujanos, personas con muy buena motricidad fina y gruesa, y una buena expresi¨®n corporal.
En 1999, Gardner, que ahora tiene 80 a?os y en 2011 recibi¨® el Pr¨ªncipe de Asturias de Ciencias Sociales, a?adi¨® una octava inteligencia. La naturalista, propia, por ejemplo, de bi¨®logos o meteor¨®logos, con una gran capacidad para observar e interpretar la naturaleza. M¨¢s tarde se han sugerido otras, como la espiritual, pero las reconocidas por Gardner fueron esas ocho, dice Ferrero, una de cuyas l¨ªneas de investigaci¨®n consiste en analizar las teor¨ªas y pr¨¢cticas educativas que no est¨¢n respaldadas por la ciencia.
El psic¨®logo evolutivo estadounidense tuvo un gran acierto. Lanz¨® su propuesta en un momento en el que en el mundo desarrollado se viv¨ªa un auge de los test de inteligencia, con consecuencias educativamente reduccionistas. Muchos centros de ense?anza estaban priorizando la ense?anza de la lectoescritura y las matem¨¢ticas a costa de otras habilidades, como la educaci¨®n f¨ªsica o la art¨ªstica. ¡°?Cu¨¢l es el fin de la escuela? Aprender. Pero si vamos m¨¢s all¨¢, podemos decir que es ayudar a las personas a descubrir sus potencialidades, que pueden ser una o varias. Y para que uno descubra qu¨¦ le gusta, qu¨¦ se la da bien, hay que abrir el abanico. Si quitamos a un ni?o la posibilidad de descubrir que lo que le llena, le gusta y se le da bien es, por ejemplo, la expresi¨®n corporal, le estamos quitando muchas oportunidades¡±, dice Ferrero.
El mensaje de Gardner fue especialmente bien acogido en el ¨¢mbito de quienes trabajaban con alumnado con dificultades de aprendizaje o con necesidades educativas especiales, y de sus familias. ¡°Gardner dec¨ªa: todos los ni?os son inteligentes de alguna manera. Que yo lo traducir¨ªa por: ojo, todos los ni?os son muy valiosos, pero cada uno puede diferenciarse seg¨²n d¨®nde est¨¦ su potencialidad, no se tiene que ce?ir todo a ser bueno en mates o lengua. De repente, se reivindica que tu ni?o, a pesar de que tiene un trastorno del espectro autista o una capacidad cognitiva muy limitada, es valioso. Y en ese sentido me quito el sombrero ante Gardner. Pero ah¨ª empieza y termina mi defensa de su teor¨ªa¡±, sigue Ferrero.
Ausencia de pruebas
El primer problema del planteamiento de Gardner es que las investigaciones realizadas por expertos en psicolog¨ªa y ¨¢reas afines, como la neurociencia, no han hallado pruebas de que las personas tengan m¨¢s de una inteligencia. ¡°Las pruebas disponibles hoy, lo que demuestran, y siempre coinciden equipos de investigaci¨®n diferentes que lo eval¨²an de forma diferente, es que tenemos una ¨²nica inteligencia general, a la que se llama factor general. Y que de ella penden muchas otras habilidades que correlacionan fuertemente entre s¨ª y se relacionan fuertemente con el factor general¡±, dice Ferrero.
El propio Gardner admiti¨® en 2003, en el pr¨®logo de un libro escrito por otros autores, que us¨® la palabra inteligencias para llamar la atenci¨®n sobre el problema de fondo. ¡°Si hubiera escrito un libro refiri¨¦ndome a habilidades, o dones, es improbable que la teor¨ªa hubiera recibido la atenci¨®n que ha recibido¡±, escribi¨®. En el mismo texto a?ad¨ªa: ¡°Aunque me gustar¨ªa, no puedo afirmar que la teor¨ªa de las inteligencias m¨²ltiples sea correcta. O que las pr¨¢cticas asociadas a ellas vayan a ser exitosas. No tenemos datos suficientes para afirmar eso. Hace falta m¨¢s investigaci¨®n sobre la aplicaci¨®n de la teor¨ªa de las inteligencias m¨²ltiples al ¨¢mbito educativo¡±.
Originalmente, su teor¨ªa no estaba dise?ada pensando en su aplicaci¨®n en los centros educativos. Y, de hecho, cuando empez¨® a ocurrir, sali¨® al paso de algunas de las maneras de aterrizarla en las aulas. No cre¨ªa, por ejemplo, que para ense?ar cualquier concepto en clase hubiera que adaptarlo a las ocho inteligencias. Y advirti¨® contra la pr¨¢ctica de someter al alumnado a cuestionarios para determinar cu¨¢les eran sus inteligencias dominantes. Los consideraba un error en la misma l¨ªnea de los test de inteligencia convencionales, de cuyos resultados exist¨ªa el riesgo de que se concluyera que un chaval era, por ejemplo, musical o ling¨¹¨ªsticamente muy flojo.
A pesar de la falta de evidencias, Ferrero ¨Dque fue maestra antes de reorientar su carrera hacia la psicopedagog¨ªa y la psic¨®loga cognitiva del aprendizaje, y tuvo que formarse en inteligencias m¨²ltiples y aplicarlas en el aula¨D lamenta que a¨²n haya muchos cursos de formaci¨®n del profesorado que empiezan pasando a los docentes uno de estos cuestionarios, ¡°para que descubran cu¨¢les son sus inteligencias m¨²ltiples y sus carencias, y no condicionen as¨ª a su alumnado. Y el siguiente paso es hacerles ese mismo cuestionario a sus estudiantes para saber cu¨¢les son sus inteligencias dominantes¡±.
Tambi¨¦n hay aulas, prosigue Ferrero, donde se explican los conceptos tratando de adaptarlos a las ocho inteligencias, con frecuencia de manera forzada. Uno de los trabajos para su revisi¨®n sistem¨¢tica inclu¨ªa una tabla sobre actividades inspiradas en las teor¨ªas m¨²ltiples que sus autores hab¨ªan utilizado para trabajar en clase las enzimas. ¡°La tabla ten¨ªa dos columnas. Una con la inteligencia trabajada y otra con la actividad. Y en el apartado de la inteligencia musical pon¨ªa: ¡®Hacer un power point sobre las enzimas mientas escuchamos m¨²sica de enzimas¡¡±.
La revisi¨®n de Ferrero concluy¨® que no ¡°existe evidencia adecuada y suficiente para poder establecer la eficacia de aplicar la teor¨ªa de las inteligencias m¨²ltiples en la mejora del rendimiento acad¨¦mico de los ni?os¡±. A pesar de ello, prosigue, la teor¨ªa sigue aplic¨¢ndose en muchos centros. Y como en otros casos, adem¨¢s de personas que lo hacen de buena fe, ¡°hay tambi¨¦n negocios privados, empresas, que se lucran en la formaci¨®n de docentes lanzando un mensaje que no est¨¢ contrastado¡±.
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