Las aseguradoras se oponen a pagar 1,6 millones de euros a los Me?o
El abogado de la familia cree que se podr¨¢ llegar a un acuerdo con los padres del chico que qued¨® en estado vegetativo tras una rinoplastia
La familia de Antonio Me?o se ha visto las caras esta ma?ana con las aseguradoras de la cl¨ªnica en la que se practic¨® la operaci¨®n que dej¨® al chico en estado vegetativo a los 21 a?os. Diez minutos ante la jueza han bastado para terminar el acto de conciliaci¨®n sin llegar a un acuerdo. Las seis partes demandadas se han negado a pagar 1.650.000 euros porque alegan que se ha producido "fraude procesal" en el caso que lleg¨® al Tribunal Supremo. La familia Me?o reclama esta cantidad, equivalente a los 175 millones con los que condenaron a la cl¨ªnica Nuestra Se?ora de Am¨¦rica de Madrid la primera vez que acudieron a juicio en 1993. M¨¢s los intereses correspondientes a las casi dos d¨¦cadas transcurridas.
La familia Me?o pedir¨¢ al menos un mill¨®n de euros a las aseguradoras
El abogado dej¨® el caso a las dos semanas de ganar ante el Supremo
El abogado de la familia, Jos¨¦ Carlos Izquierdo, ha declarado a la salida de la sala que que espera llegar a un acuerdo en pr¨®ximas reuniones. Son optimistas y conf¨ªan en que la semana que viene o la pr¨®xima puedan pactar la cantidad que pide la familia con las aseguradoras. La familia, sin embargo, no ha quedado satisfecha con el acto de conciliaci¨®n. No entienden que los abogados de los seis demandados hayan dicho que se hab¨ªa producido fraude procesal. El padre de la v¨ªctima, tambi¨¦n de nombre Antonio Me?o, ha considerado "humillante" lo sucedido esta ma?ana. "Se puede llegar a un acuerdo o no llegar, pero hay palabras...", ha criticado a la salida de los juzgados de plaza de Castilla.
Ambas partes han acudido a las 9.15 al Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 15 de Madrid, en plaza de Castilla, para el acto de conciliaci¨®n que estaba previsto y que pretende evitar el inicio de un nuevo proceso judicial, despu¨¦s de que el Tribunal Supremo les diera la raz¨®n en noviembre.
El alto tribunal acord¨® anular las sentencias que en su d¨ªa condenaron a los padres de Antonio Me?o a pagar 400.000 euros en costas judiciales. Ante esta decisi¨®n, el padre y la madre se echaron a la calle y pasaron 522 d¨ªas viviendo en una caseta con su hijo en la plaza de Jacinto Benavente de Madrid.
Hace cinco meses y 12 d¨ªas que la madre, Juana Ortega, recuper¨® su rutina. Se reencontr¨® con la "lavadora, la compra y la ducha" al volver a casa despu¨¦s de desmontar su campamento de Jacinto Benavente. Cre¨ªa que despu¨¦s de la sentencia del Supremo, tras dos d¨¦cadas de juicios, se hab¨ªa hecho justicia con su hijo, que qued¨® en estado vegetativo desde que en 1989 se sometiera a una rinoplastia. "La vida nos dio un vuelco", aseguraba la mujer pensando que a partir de ese momento todo ir¨ªa bien. Pero la vida "volvi¨® a dar otro vuelco".
"No hay compensaci¨®n para esto, no se puede pagar con cuatro monedas c¨®mo han dejado a un chico durante 22 a?os y c¨®mo han roto la vida de una familia", se quejaba ayer a este peri¨®dico Ortega, que prefiere que los culpables vayan a la c¨¢rcel o les obliguen a atender a personas como mi hijo para que "vean lo que han hecho". Lo que le har¨ªa feliz es que la Justicia impusiera "un castigo ejemplar para el anestesista y el resto del equipo m¨¦dico que permitieron que Antonio Me?o se quedara sin ox¨ªgeno".
Antonio Me?o, de 42 a?os, descansa en una habitaci¨®n con la televisi¨®n encendida y un espejo inclinado que permite a su madre vigilarle desde el sof¨¢ del sal¨®n. Juana Ortega, de 65 a?os, dedica todo el d¨ªa al cuidado de su hijo desde hace dos d¨¦cadas. Duerme en ch¨¢ndal directamente porque tiene que levantarse muchas veces. Se despierta alrededor de las ocho y le da un zumo a su hijo mientras ella toma el caf¨¦. Despu¨¦s le limpia, recoge la casa, hace la comida...
Como si nunca hubiera pasado nada. Pero permanecer m¨¢s de un a?o durmiendo en la calle como forma de protesta le ha pasado factura ahora. No quiere salir de casa. No puede, dice, y no sabe por qu¨¦. "Salvo que me vea obligada", asegura. Se limpia las l¨¢grimas de los ojos hablando de las cuatro paredes de su casa como si fueran una "c¨¢rcel". Se deja llevar por el pesimismo: "Soy un familiar molesto". Por eso, ha decidido no acudir a la comuni¨®n de una de sus nietas. "En la calle me ve¨ªa m¨¢s fuerte", reflexiona.
Uno de los que apareci¨® por la casa provisional de los Me?o frente al ministerio de Justicia fue un testigo crucial. El doctor Ignacio Frade que asisti¨® como ayudante en la operaci¨®n y vio como el tubo de ox¨ªgeno que deb¨ªa mantener con vida al paciente estuvo desconectado durante m¨¢s de cinco minutos. Con su testimonio el Tribunal Supremo reabri¨® el caso y dio la raz¨®n a la familia Me?o. Desde entonces, Antonio Me?o recibe la visita de un fisioterapeuta tres veces por semana y est¨¢ en revisi¨®n neurol¨®gica. Cosa que, seg¨²n ella, antes de la sentencia todo el mundo se negaba a prestar a la familia "por miedo" a resultar implicados en el caso. Pero toda ayuda es poca. M¨¢s all¨¢ de la indemnizaci¨®n que pide, lo que Juana Ortega quiere es "poder dormir una noche tranquilos".
Juicio de 22 a?os
- El 3 de julio de 1989, Antonio Me?o se somete con 21 a?os a una rinoplastia de la que sale en coma vigil.
- La familia denuncia a la cl¨ªnica y un juzgado de lo Penal condena en 1993 a los m¨¦dicos a pagarles 175 millones de pesetas (algo m¨¢s de un mill¨®n de euros).
- La cl¨ªnica recurre y otro juzgado le da la raz¨®n. La Audiencia Provincial confirma que Me?o muri¨® asfixiado por su propio v¨®mito.
- En 2009, el Tribunal Supremo condena a la familia a pagar 400.000 euros en costas judiciales y los Me?o se van a vivir frente al Ministerio de Justicia.
- Aparece un testigo que dice que hubo negligencia y el Tribunal Supremo acepta un recurso de revisi¨®n.
- El Alto Tribunal anula las sentencias anteriores.
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