Mil motivos de furia

Querido Javier Mar¨ªas, entiendo que est¨¦s cabreado, la mayor¨ªa lo estamos. Pero he empezado a leer tu columna (29-12-2013) y se me han quitado las ganas. S¨¦ que lo que dir¨¢s probablemente sea muy cierto y agudo, simplemente me has recordado al abuelo de los Simpson con sus cartas furiosas al peri¨®dico local de Springfield y he cerrado la revista. Hay mil motivos de furia y t¨² tienes una plataforma que utilizas con inteligencia denunciando y d¨¢ndonos voz a muchos, pero a veces el lector necesita la sorpresa en las columnas de opini¨®n al igual que en un buen libro. Podr¨ªas haber hecho como Almudena y felicitarnos el a?o, o quiz¨¢ contarnos una historia de soldaditos y bailarinas¡­ Un a?o empieza, y no quiero creer que ser¨¢ igual que el que termina, deseo con todas mis fuerzas que sea mejor, m¨¢s alegre y con alguna que otra columna de opini¨®n optimista.

(Por cierto, s¨¦ que consideras una falta grave el hablar de ¡°t¨²¡± a alguien a quien uno respeta y con quien no tiene confianza, pero en mi opini¨®n el ¡°t¨²¡± es la forma m¨¢s democr¨¢tica y sincera de dirigirse a alguien. Lo aprend¨ª de los ingleses, que no hacen esa distinci¨®n).

Sigue luchando, Javier, pero de vez en cuando vuelve a sorprendernos.