Mark Knopfler tira de oficio para convencer al p¨²blico de Pirineos Sur
El veterano guitarrista escoc¨¦s ofrece el primero de sus conciertos en Espa?a
Hay un viaje de ida y vuelta al que la gran mayor¨ªa de ilustres veteranos del rock se entregan con complacencia: el del retorno a las ra¨ªces. La edad provecta rara vez sirve para envidar por senderos inh¨®spitos, y aunque hay quienes arriesgan sin reparar en su pasado (esa escala en la que Scott Walker ocupar¨ªa el extremo y Neil Young el t¨¦rmino medio) y quienes tambi¨¦n horadan en busca de la ra¨ªz pero para extraer un fruto m¨¢s complejo, pr¨¢cticamente desfigurado (Bob Dylan), lo cierto es que la mayor¨ªa de nombres ilustres que rebasan la cincuentena se conforma con redundar en el ejercicio de estilo. Solvente, pero milimetradamente ortodoxo. Y muy previsible.
Mark Knopfler, obviamente, no constituye una excepci¨®n, pues lleva ya un par de d¨¦cadas merodeando-sin apenas desv¨ªos por la tangente-alrededor del blues, el folk de sonoridades celtas y alg¨²n pespunte country, con tan pocas salidas de tono como picos creativos de cierto pronunciamiento. Con el mismo h¨¢lito funcionarial que cualquiera de los ¨²ltimos ¨¢lbumes de Van Morrison (a cuyo reciente disco de duetos tambi¨¦n aport¨®). En ese sentido, poco importa que su reciente Tracker (2015) haya marcado-inesperadamente-el c¨¦nit comercial de su carrera en solitario (n¨²mero 3 en listas brit¨¢nicas), ya que gran parte de su contenido podr¨ªa ser f¨¢cilmente intercambiable con los temas que integraban el algo m¨¢s lucido y crom¨¢tico Privateering (2012). En ese puente invisible entre el Delta del Mississipi y el el r¨ªo Tyne que el escoc¨¦s se empe?a en recorrer, no cabe esperar alquimias demasiado aventuradas.
No cabe esperar alquimias demasiado aventuradas
Su noche en el Pirineo oscense comenz¨® bajo la cadencia a lo JJ Cale de Broken Bones, uno de los dos ¨²nicos temas que interpret¨® del nuevo ¨¢lbum: un espejismo si alguien aguardaba una prolija presentaci¨®n de su producci¨®n reciente. Y mucho mejor que as¨ª fuera, porque al menos la versi¨®n en formato festival de Knopfler esquiva la amodorrada planicie de sus ¨²ltimos discos, tan inveterada como presumible, picoteando con soltura entre algunos de sus proverbiales modos de hacer. Y si la inspiraci¨®n no rebosa, el oficio bien puede imponerse para revertir en un show sin tachas. Y eso fue lo que pas¨® sobre el escenario flotante del Valle de Lanuza, con especial protagonismo para la flauta de Mike McGoldrick en los pasajes m¨¢s folk (Father and Son, Haul Away) y para el saxo de Nigel Hitchcock en incursiones al fondo de armario como Your Latest Trick (Dire Straits) o Going Home, el tema central de la pel¨ªcula Local Hero, con el que cerr¨® la noche tras algo menos de dos horas, para solaz del personal.
Aunque el fervor m¨¢s caluroso de parte de las m¨¢s de 5.500 personas que abarrotaban el auditorio de Lanuza estaba, obviamente, reservado para los momentos protag¨®nicos de su guitarra, m¨¢s atemperados y con menos dosis de pirotecnia que anta?o, como los que apuntalaron Romeo and Juliet, Sultans of Swing, Telegraph Road y So Far Away, la raci¨®n de cl¨¢sicos de Dire Straits. Su actuaci¨®n coron¨® la jornada m¨¢s concurrida de la edici¨®n de este a?o de Pirineos Sur, que hab¨ªa gozado ya al atardecer de la estimulante actuaci¨®n de los nigerinos Ezza, banda de extracci¨®n tuareg cuyos sugestivos mantras tanto tienen en com¨²n con la ancestralidad del blues. La heterog¨¦nea programaci¨®n del festival contin¨²a esta noche con una de sus combinaciones m¨¢s potentes, la que encarnar¨¢n sucesivamente Perota Ching¨®, Amparo S¨¢nchez y Lila Downs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.