A los que ya han incumplido la mitad de sus prop¨®sitos de a?o nuevo
No lo achaque a la edad. Ni suelte aquello de "la gente no cambia nunca". Solo se necesitan algunas claves... y atrevimiento
Si cree que llega un momento en la edad adulta en el que ya no se puede (o no se quiere) cambiar, sepa que los expertos lo niegan. Potenciar determinadas habilidades o pulir ciertos aspectos de la personalidad no es una posibilidad limitada a los a?os en los que se forma el car¨¢cter. ¡°Aunque no queramos, a lo largo de la vida vamos cambiando biol¨®gica, cognitiva, cultural y socialmente¡±, opina el psic¨®logo Miguel Silveira, autor del libro ?Cambiar es posible! (Alba Editorial). ¡°As¨ª que nunca es demasiado tarde y, aunque tengamos ochenta a?os, siempre podemos modificar algo¡±. El autor lo argumenta bas¨¢ndose en la influencia que ¡°los est¨ªmulos externos e internos tienen sobre el ser humano y gracias a la plasticidad de nuestro cerebro y su inagotable capacidad de aprendizaje¡±.
No podemos forzarnos a un cambio que sea contrario a nuestra forma de pensar¡± (Mario Alonso Puig, m¨¦dico)
El psic¨®logo admite que, a pesar de que cuanto mayores somos mayor resistencia experimentamos al cambio en virtud de la cronicidad de una tendencia, no es cierto que no podamos cambiar. ¡°Siempre es posible preguntarnos qu¨¦ queremos hacer y qu¨¦ queremos dejar de hacer¡±. Por lo tanto, si usted ha intentado modificar alg¨²n h¨¢bito y no lo consigue, es posible que algo est¨¦ fallando. Pero, ?qu¨¦?
Las razones que nos impiden hacer el cambio residen, seg¨²n Silveira, ¡°en que toda modificaci¨®n implica una resistencia a abandonar la zona de confort y realizar un esfuerzo extra. La mayor¨ªa preferimos seguir en la senda acostumbrada antes que transitar por nuevos caminos, aunque nos perjudique lo que estamos haciendo¡±. Nuestro comportamiento es un reflejo de nuestro car¨¢cter, entonces, si modificamos la forma de comportarnos ?ya no lo ser¨¢? En este punto es en el que hay que centrarse para seguir siendo coherentes y permanecer en esa zona en la que nos sentimos bien. Por ejemplo, si una persona quiere dejar de fumar tal vez deber¨ªa aprender a odiar el tabaco, al fin y al cabo nadie hace algo que odia, ?no?
En la coherencia est¨¢ el ¨¦xito
El doctor Mario Alonso Puig afirma que para que los cambios personales sean realmente efectivos y duraderos, deber¨ªan ir alineados con nuestras ¨¢reas de fortaleza: ¡°Todos nacemos con alg¨²n don espec¨ªfico que nos permite hacer ciertas cosas de una manera fluida y natural. Es ah¨ª donde tenemos que potenciar nuestras tendencias naturales para ir ganando una mayor competencia en ellas¡±, aconseja.
A esta idea que parece clara y sencilla y que, a priori, no presenta fisuras se le podr¨ªa cuestionar sin embargo ciertos aspectos clave como por ejemplo: ?qu¨¦ ocurrir¨ªa si una persona debe hacer deporte por salud, pero su inclinaci¨®n natural dista mucho de acudir tres veces por semana al gimnasio? ?Tendr¨ªa que respetar lo que le dicta su naturaleza o deber¨ªa ir en contra de s¨ª misma y tratar de cambiar ciertos rasgos de su personalidad? Alonso Puig, autor de Reinventarse: tu segunda oportunidad (Plataforma Editorial) resuelve la cuesti¨®n: ¡°Los defectos en el car¨¢cter tienen un impacto muy profundo en todos los niveles de la vida y, en casos de necesidad, hay que cambiarlos por dif¨ªcil que resulte¡±. Un caso claro est¨¢ en el tabaco: podr¨ªamos modificar la base y aprender a ver la parte positiva de hacer ejercicio.
El psic¨®logo Miguel Silveira complementa la visi¨®n anterior: ¡°Si uno de los rasgos de nuestro car¨¢cter es de alguna manera perjudicial para nosotros o para la sociedad, deber¨ªamos sustituirlo aunque sea consustancial a nuestra personalidad¡±.
Seg¨²n Miguel Silveira, cambiar a los 80 a?os es posible, aunque cuanto m¨¢s tarde resulta m¨¢s dif¨ªcil
No sea demasiado autoexigente
El esfuerzo por cambiar ciertos aspectos de nuestra personalidad para hacer coincidir comportamientos y gustos propios, tiene su recompensa. Al menos, as¨ª lo afirma Silveira: ¡°Resolver la disonancia cognitiva [tensi¨®n interna al mantener dos pensamientos contrarios] por la que nuestras creencias no est¨¢n en armon¨ªa con lo que hacemos, garantiza estabilidad psicol¨®gica y equilibrio personal¡±. Sin embargo, este aliciente a veces se topa con escollos insalvables en forma de presi¨®n social, familiar o circunstancial. ¡°Los cambios m¨¢s dr¨¢sticos no siempre son f¨¢ciles de realizar. En estos casos, la soluci¨®n pasa por personalizar al m¨¢ximo la decisi¨®n de cambio teniendo en cuenta cada situaci¨®n individual¡±, apunta el psic¨®logo. Es el momento de hacer autoconcesiones.
Momento de (buenos) prop¨®sitos
Y ya que estamos en el mes de los buenos deseos, con el fin de identificar los nuevos prop¨®sitos que deber¨ªamos incluir en la lista para el a?o que acaba de comenzar ¨Cy que seguro que implican cambios¨C, Alonso Puig nos anima a reflexionar acerca de la verdadera orientaci¨®n de nuestra vida. Y lo hace, no sin antes advertir de que esa b¨²squeda ¡°puede conducir a la necesidad de asumir cierta p¨¦rdida de posici¨®n social o de valoraci¨®n de los dem¨¢s¡±. Ahora bien, ese obst¨¢culo no debe hacernos desistir de nuestro empe?o por alcanzar el objetivo, previene el psic¨®logo, quien nos recuerda que al final, ¡°el ¨¦xito est¨¢ en experimentar la vida como un regalo. Cuando logremos este objetivo, parad¨®jicamente, empezaremos a atraer el ¨¦xito sin buscarlo¡±.
Silveira tambi¨¦n aplaude el coraje de ser uno mismo. Y lo defiende a pesar de los riesgos que puede ocasionar tales como el rechazo o aislamiento social, porque ¨Ca la larga¨C el que se atreve a ir contracorriente ¡°logra granjearse el respeto y la admiraci¨®n de quienes le tratan¡±, sostiene.
Lo forzado se vuelve natural
Parece, por lo tanto, que las dos preguntas clave a la hora de emprender un cambio personal se refieren a aquello que queremos modificar y por qu¨¦ deseamos hacerlo. Una vez definidos el objetivo y su motivaci¨®n, es el momento de plantearse c¨®mo alcanzarlo.
En las ¨²ltimas d¨¦cadas han surgido numerosas teor¨ªas alrededor de esta cuesti¨®n que han tratado de establecer cu¨¢nto tiempo necesitamos para adoptar un nuevo h¨¢bito y cu¨¢l es el m¨¦todo m¨¢s eficaz para conseguirlo. Una de las propuestas m¨¢s conocidas es la que fija en 21 d¨ªas el periodo necesario para incorporar una nueva rutina en nuestra cotidianeidad. Fue enunciada en los a?os cincuenta por el cirujano pl¨¢stico Maxwell Maltz. Pensaba que ese era el tiempo necesario para sustituir un h¨¢bito por otro. Puede que tres semanas no sean suficientes, pero es un tiempo coherente para iniciarlo.
Entrene su fuerza de voluntad y cambie (si quiere)
?Recuerda el aforismo de Oscar Wilde: "La ¨²nica manera de librarse de una tentaci¨®n es ceder ante ella?". Bien, pues en su mano est¨¢ seguir la sugerencia del escritor dublin¨¦s o ser fuerte e ignorar las distracciones. Si opta por la segunda posibilidad, la pedagoga Marta Romo propone algunas claves para desarrollar la fuerza de voluntad:
1. Identifique su propia motivaci¨®n: Antes de lanzarnos hacia nuestro objetivo es crucial encontrar una motivaci¨®n aut¨®noma e independiente. En otras palabras, haga algo porque usted lo desea, no porque lo quiera su pareja.
2. Sea claro en su objetivo: En ocasiones, la dificultad para alcanzar nuestra meta reside m¨¢s en su falta de definici¨®n que en nuestra capacidad para lograrlo. Cuando la meta no est¨¢ clara el camino para llegar a ella tampoco. Identifique lo que quiere.
3. Antic¨ªpese a sus flaquezas: Visualizar con antelaci¨®n sus posibles debilidades le ayudar¨¢ a estar prevenido antes de que le asalten. Adem¨¢s, facilitar¨¢ que pueda establecer plazos realistas y evitar frustraciones por no llegar.
4. Focalice en todo momento: Est¨¢ demostrado que prestar el 90% de la atenci¨®n no es suficiente. Se necesita el 100% para tener ¨¦xito en nuestros prop¨®sitos. La multiplicidad hace que perdamos el foco y nos despistemos. Si quiere conseguir algo, v¨¦ase campe¨®n.
5. Comparta su prop¨®sito: Comunicar a alguien la meta que nos hemos fijado ayudar¨¢ a aumentar los niveles de atenci¨®n, ya que genera cierta tensi¨®n, adem¨¢s de curiosidad, y una recompensa inmediata cuando se consigue el resultado y se comunica a los dem¨¢s.
6. Descanse y no se fustigue: Seg¨²n Romo, para reactivar la voluntad debemos cuidar la alimentaci¨®n y el sue?o. Adem¨¢s, hay que recordar que cometer errores es inevitable, ya que es parte de la condici¨®n humana. Y superar los fallos nos hace m¨¢s fuertes.
7. Dosifique el esfuerzo: Es fundamental darle tregua a la voluntad y dejar de apretar los controles despu¨¦s de una situaci¨®n de esfuerzo. ?C¨®mo? Los premios y el refuerzo positivo funcionan muy bien. Recompensar a los dem¨¢s est¨¢ bien, pero ?qu¨¦ hay de nosotros?
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