Mont¨¢rselo con un superior, fantas¨ªa sexual frecuente
Este deseo puede esconder admiraci¨®n, necesidad de ascenso e incluso sed de venganza. Otras fabulaciones er¨®ticas comunes
Pocos son los que no han tenido alguna vez picantes fantas¨ªas sexuales con un superior en el lugar de trabajo. S¨ª, todo junto: el jefe o la jefa, en un despacho patas arriba. Nos pone esta escena. So?ar despierto con estas relaciones ¨ªntimas encierra una variedad de significados: desde la pura atracci¨®n er¨®tica a la admiraci¨®n por ser el mandam¨¢s una persona brillante, el deseo de un ascenso econ¨®mico que fabulamos as¨ª e incluso un profundo impulso de odio o venganza.
Las fantas¨ªas sexuales han pasado de ser tab¨² y algo vergonzoso a intervenir en el equilibrio ps¨ªquico
Es obvio que en funci¨®n de los sentimientos que se tengan hacia el superior, las fantas¨ªas sexuales var¨ªan notablemente. Si estos son positivos, la fantas¨ªa suele ser agradable para ambos. Si los sentimientos son negativos, se asemejar¨¢n m¨¢s a desarrollar dominaci¨®n y actitudes de cierto sadismo hacia el jefe, del tipo de las que se reflejan en la novela llevada al cine Cincuenta Sombras de Grey, de la autora brit¨¢nica E.L. James , o tratar de seducirle y enamorarle para luego dejarle plantado.
Es una m¨¢s del amplio abanico de las fantas¨ªas sexuales, que han pasado de ser tab¨² y algo vergonzoso a intervenir en el equilibrio ps¨ªquico. Son, seg¨²n los expertos, la representaci¨®n imaginaria de los deseos er¨®ticos, conscientes o inconscientes. Se trata de im¨¢genes y deseos que producen una emoci¨®n y una excitaci¨®n sexual de muy diversa naturaleza. ?Y qui¨¦n no las tiene? ¡°Desde la prepubertad, con los cuentos y pel¨ªculas de pr¨ªncipes y princesas, los menores fantasean con el primer beso, el primer amor¡¡±, dice la sex¨®loga Nayara Malnero Su¨¢rez. Luego van cambiando con la edad y estas fantas¨ªas est¨¢n mediatizadas por la educaci¨®n, la familia, las amistades, el entorno sociocultural, etc¨¦tera.
¡°Tambi¨¦n influye que el sujeto sea hombre o mujer¡±, matiza Rosario Casta?o Catal¨¢, directora del departamento de Psicolog¨ªa Cl¨ªnica y coordinadora de la unidad de Sexolog¨ªa del Centro M¨¦dico Instituto Palacios, de Madrid. ¡°En la f¨¦mina¡±, a?ade, ¡°generalmente, en la fantas¨ªa sexual positiva con el jefe suele haber cierto componente emocional inconsciente de idealizaci¨®n. Puede crearse una especie de circuito mental en tanto en cuanto lo que no se consigue se tiende a idealizar, y esto genera cierta frustraci¨®n, pero no por ello se deja de alimentar la fantas¨ªa¡±.
En las enso?aciones no hay l¨ªmites, ¡°ni tampoco debe haber tab¨²es¡±, como advierte Malnero, ¡°porque es el reino de la libertad, que alimenta el deseo, intensifica el placer y suponen el motor de una sexualidad m¨¢s abierta, saludable y equilibrada¡±. Sobre este particular coincide plenamente Casta?o, al explicar que ¡°son necesarias porque el placer sexual se puede disfrutar a lo largo de toda la vida; entre los 20 y los 45 a?os se vive la etapa de plenitud, pero a partir de esa edad se inicia una nueva en la que se pueden tener experiencias maravillosas y suele coincidir con toda la vida laboral¡±.
A tenor de las afirmaciones de las dos sex¨®logas consultadas, el ¨¢mbito del trabajo es de gran relevancia para las fantas¨ªas sexuales y, en numerosos casos, se trasladan, de alg¨²n modo, a la realidad.
Tener sexo en lugares ins¨®litos
Otra fantas¨ªa, que se recoge en el 4? Bar¨®metro Control 2015: Los j¨®venes espa?oles y el sexo, es hacer el amor desafiando lo prohibido. Esto es tener sexo a escondidas en los lugares m¨¢s ins¨®litos: despachos del trabajo u otras zonas con cierta indiscreci¨®n, ascensores, lavabo del avi¨®n, probadores de grandes almacenes, habitaciones vac¨ªas de un hospital, y espacios p¨²blicos o privados abiertos, como la playa, el campo o la monta?a.
¡°Aqu¨ª entra casi de todo: el morbo que despierta y la adrenalina que se segrega por ser pillados generan una excitaci¨®n sexual ¨²nica. Esta situaci¨®n desafiante activa en el organismo todo un sistema neuroendocrino, en el que intervienen neurotransmisores y hormonas como la serotonina, las endorfinas, la oxitocina, que proporciona una complicidad especial en esos momentos que multiplica el placer en la pareja. Y luego est¨¢ el poder contarlo, que potencia esas sensaciones al m¨¢ximo¡±, agrega Rosario Casta?o Catal¨¢.
Entre las diez fantas¨ªas preferidas por los espa?oles, seg¨²n este estudio anual, se encuentra tambi¨¦n el cl¨¢sico tr¨ªo: al 37% le encantar¨ªa practicarlo
Entre las diez fantas¨ªas preferidas por los espa?oles, seg¨²n este estudio anual, se encuentra tambi¨¦n el cl¨¢sico tr¨ªo: un 37% del citado Bar¨®metro revela que le encantar¨ªa practicarlo. Ahora, les gusta m¨¢s a ellos (52%) que a ellas (23%), y en conjunto solo lo ha hecho el 9%. Ya sea ¨¦l o ella quienes fantaseen, lo m¨¢s frecuente es so?ar con un chico y dos chicas. Le sigue el sexo oral (29%, hombres; 19%, mujeres); el sexo anal (34%, hombres y 11%, mujeres) y el bondage o ataduras (15%, hombres; 14% mujeres).
La fantas¨ªa del intercambio de parejas es mucho m¨¢s preferida por los hombres (20%) que por las mujeres (8,5%). Adem¨¢s, el amante ideal para ellas no tiene cara ni es nadie en concreto, pero los hombres s¨ª lo personifican en alguien real que les gusta. Otra cosa distinta, que vale para los dos, es cuando el amante es un famoso, "que simboliza ¨¦xito, belleza, poder, dinero¡".
Cu¨¢ndo hay que preocuparse
Llegamos al cap¨ªtulo de los juguetes sexuales y los productos estimulantes, un mercado al alza y en el que la imaginaci¨®n no tiene l¨ªmites; sin olvidar el fetichismo, con preferencia especial por ciertas prendas de ropa interior. Y quedan las inconfesables: urofilia o lluvia dorada (placer al orinar a la pareja, ser orinado o ver orinar), coprofilia (excitaci¨®n sexual por oler, tocar, saborear las heces o ver defecar), zoofilia (sexo con animales), fobofilia (placer sexual ante lo que causa terror), exhibicionismo, frotteurismo (tocar a otros contra su voluntad) o voyeurismo (mirar a escondidas los actos sexuales de los dem¨¢s). Ojo: solo son fantas¨ªas. ?Pero es sano que a veces se nutran de conductas ilegales?
La experta Nayara Malnero Su¨¢rez responde que si las fantas¨ªas no trascienden al ¨¢mbito real siempre resultan inocuas, sean del tipo que sean, mientras no se conviertan en una obsesi¨®n e interfieran en la vida de la persona. ¡°Entonces, ya habr¨ªa un trastorno mental, puesto que una obcecaci¨®n genera sufrimiento¡±, subraya.
El DSMS-5, que es el ¨²ltimo Manual diagn¨®stico y estad¨ªstico de los trastornos mentales, publicado el 18 de marzo de 2013 por la Asociaci¨®n Americana de Psiquiatr¨ªa, considera que las fantas¨ªas de sadomasoquismo y las citadas como inconfesables, solo cuando son llevadas a la pr¨¢ctica, son procesos catalogables de psicopatol¨®gicos. No obstante, matiza que cuando persisten como fantas¨ªas recurrentes durante m¨¢s de seis meses pueden pasar a convertirse en trastornos mentales, y aqu¨ª incluye, adem¨¢s, el fetichismo. El manual de uso: dejar que las fantas¨ªas sexuales intervengan en nuestro equilibrio ps¨ªquico solo para bien, y lograr que nos inviten a una sexualidad m¨¢s placentera y saludable, como sostienen los expertos consultados. Gocemos con ellas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.