Sobrevivir al ¨¦bola, morir en el parto
Salom¨¦, enfermera y superviviente de la epidemia, quien lleg¨® a ser portada de la revista 'Time', ha fallecido tras dar a luz
En agosto de 2014 se produjo el punto de inflexi¨®n. El ¨¦bola, que hab¨ªa saltado a Liberia varias semanas antes, comenz¨® a expandirse r¨¢pidamente por todo el pa¨ªs y las alarmas en todo el mundo, que hasta entonces le hab¨ªa dado la espalda al problema, comenzaron a sonar. Para entonces, hab¨ªa ya 500 nuevas infecciones por semana entre Guinea, Sierra Leona y la propia Liberia (apenas dos meses despu¨¦s llegar¨ªan a ser casi 2.000 a la semana): a pesar de los enormes esfuerzos de las pocas organizaciones que estaban en el terreno, la epidemia parec¨ªa imparable. ¡°Hab¨ªamos o¨ªdo hablar de una enfermedad que causaba estragos en Guinea y Sierra Leona y todo el mundo estaba preocupado por lo que se nos ven¨ªa encima. Sab¨ªamos que antes o despu¨¦s acabar¨ªa llegando a Liberia, porque nuestros empresarios compran y venden cada d¨ªa en el pa¨ªs vecino y las fronteras f¨ªsicas con ellos son pr¨¢cticamente inexistentes¡±, me cont¨® Salom¨¦ cuando le pregunt¨¦ si todo aquello les pill¨® por sorpresa.
En aquellas semanas en las que se desbord¨® todo, Salom¨¦ trabajaba como enfermera en la cl¨ªnica de sus padres, a algo m¨¢s de una hora y media en coche de Monrovia. ¡°Fue mi t¨ªo quien trajo el virus a casa. ?l era pastor de iglesia y fue una de sus feligresas, que se hab¨ªa contagiado al asistir a un entierro, quien se lo pas¨®. Cuando empez¨® a encontrarse mal, vino a la cl¨ªnica para que mi padre, que era m¨¦dico, le viera. Despu¨¦s de mi padre cay¨® mi madre, luego yo, despu¨¦s mi hermana, m¨¢s tarde mi sobrina y finalmente James, mi novio¡±.
Cuando hablaba con los periodistas, Salom¨¦ dejaba fluir todo aquel torrente de detalles precisos que ten¨ªa guardados en su cabeza: ¡°Otro de mis t¨ªos trajo a mi padre al centro de tratamiento de ¨¦bola. Fue un 20 de agosto; muri¨® al d¨ªa siguiente, el mismo d¨ªa que ingresamos mi madre, mi hermana y yo. Mi madre muri¨® el 24 y el 29 enferm¨® mi prometido. Estuve fuera de m¨ª durante una semana; creo que no lograba asimilar el fallecimiento de mis padres y que todo aquel olor a muerte a mi alrededor pudo conmigo. Pas¨¦ dos semanas y cuatro d¨ªas ah¨ª dentro hasta que logr¨¦ curarme. Yo sal¨ª adelante, pero perd¨ª a ocho familiares cercanos¡±.
Lo que m¨¢s llamaba la atenci¨®n del discurso de Salom¨¦ era la exactitud con la que recordaba cada fecha y c¨®mo ten¨ªa claro el orden y la forma en la que se hab¨ªan producido cada uno de los hechos de su tr¨¢gica historia. Seguramente se deb¨ªa a la cantidad de veces que habr¨ªa revivido mentalmente aquella experiencia traum¨¢tica y su necesidad de encontrarle una explicaci¨®n l¨®gica.
Cada vez que se dispon¨ªa a hablar con alg¨²n periodista, yo me colocaba discretamente cerca de ella y me quedaba escuchando atentamente aquella historia que ya hab¨ªa o¨ªdo decenas de veces. Tras cada entrevista, en funci¨®n de c¨®mo ella se sintiese y c¨®mo la viese yo, Salom¨¦ decid¨ªa cu¨¢nto tiempo deb¨ªamos dejar pasar hasta ponerse de nuevo en aquella tesitura. Mi trabajo como t¨¦cnico de prensa inclu¨ªa la labor de protegerla y velar por que los entrevistadores se mantuvieran dentro de los cauces del periodismo sin caer en el siempre f¨¢cil sensacionalismo al que invitan estas situaciones. Y es que, si por ella hubiera sido, tengo claro que habr¨ªa acabado haciendo muchas m¨¢s entrevistas de las que ya hizo, pues Salom¨¦ siempre estuvo convencida de que necesitaba compartir su experiencia para sentirse cada vez m¨¢s fuerte. Y era plenamente consciente de que su historia pod¨ªa servir para salvar muchas vidas y por eso no dudaba en contarla una y otra vez a todo el que quisiera o¨ªrla.
Cada vez que Salom¨¦ hac¨ªa el esfuerzo de sumergirse en las entra?as de su desoladora historia, se recordaba a s¨ª misma que todos aquellos datos solo iban a ser el veh¨ªculo que le permitir¨ªa poder hablar de aquello que de verdad importaba: la necesidad de recibir tratamiento a tiempo, de acudir al centro con los primeros s¨ªntomas para no contagiar a otras personas, de ser fuerte y creer en tus posibilidades de recuperaci¨®n, de recibir cari?o, cuidados y apoyo en los momentos en los que m¨¢s enfermo y m¨¢s solo est¨¢s y de acabar con el estigma que sufr¨ªan los afortunados que lograban curarse. Su entereza era asombrosa. Y sin embargo, a veces ten¨ªa que interrumpir las entrevistas para que pudiera recuperar el aliento y seguir adelante. En aquellos momentos tan dif¨ªciles, dol¨ªa no poder darle un abrazo de consuelo, pero aquella enfermedad inhumana ni siquiera permit¨ªa transmitir un poco de calor humano a quienes lo necesitaban.
Pero adem¨¢s de su labor altruista para sensibilizar a trav¨¦s de los medios, Salom¨¦ se convirti¨® en alguien imprescindible por algo que era a¨²n m¨¢s importante: su enorme labor para sacar adelante a los pacientes. Semanas despu¨¦s de curarse, Salom¨¦ tuvo el valor de regresar al centro donde vio morir a sus padres para ofrecerse a trabajar como cuidadora y consejera de salud mental. Obviamente, la recibieron con los brazos abiertos. Su tarea consist¨ªa en dar cuidados y apoyo psicol¨®gico a otras personas que sufr¨ªan la misma enfermedad que a punto estuvo de acabar con ella. "Si un paciente no tiene fuerzas para comer, yo lo animo a comer. Si est¨¢n d¨¦biles y no pueden ba?arse solos, yo los ayudo. Los ayudo con todas mis fuerzas, porque entiendo por lo que est¨¢n pasando. Y adem¨¢s yo s¨ª puedo tener contacto f¨ªsico con ellos. Para m¨ª, cada paciente es casi como si fuera mi hijo y le cuido como tal. Yo he sufrido lo mismo que est¨¢n sufriendo ahora. Por eso s¨¦ que lo que m¨¢s necesitan es sentirse queridos y acompa?ados. Les cuento mi experiencia y les digo que, si yo he sobrevivido al ¨¦bola, ellos tambi¨¦n pueden hacerlo. S¨¦ que mi labor aqu¨ª es importante¡±, dec¨ªa de trabajar en aquel lugar que estaba tan lleno de recuerdos tristes para ella.
Salom¨¦ se convirti¨® en alguien imprescindible por su enorme labor para sacar adelante a los pacientes
Y s¨ª, Salom¨¦ estaba en lo cierto cuando dec¨ªa que su trabajo era importante. Tanto fue as¨ª que, Time, una de las revistas m¨¢s prestigiosas del mundo, valor¨® su triple papel como superviviente, trabajadora sanitaria y sensibilizadora para llevarla hasta su portada. Ella, al igual que todos los que lucharon contra el ?bola durante 2014 fueron nombrados por la revista como Persona del a?o.
Hace unos d¨ªas me enter¨¦ de que Salom¨¦ hab¨ªa muerto de la manera m¨¢s injusta y cruel que le pod¨ªa deparar el destino. Solo hab¨ªan pasado tres d¨ªas desde que diera a luz a su cuarto hijo, Salomon, cuando empez¨® a sentirse mal y a convulsionar. James, ahora su marido, la llev¨® inmediatamente hasta el hospital. Fue James quien nos cont¨® m¨¢s tarde que Salom¨¦ ingres¨® echando espuma por la boca y que, al saberse en el hospital que era una superviviente del ¨¦bola, nadie se atrevi¨® a atenderla. El Gobierno de Liberia ha iniciado una investigaci¨®n para esclarecer lo ocurrido, ya que hoy en d¨ªa no es tan habitual que un superviviente no sea atendido debido al estigma.
Lo que subyace es adem¨¢s, otra gran crisis: la de la mortalidad materna, que cada a?o se cobra la vida de cientos de miles de mujeres en el embarazo o el parto. La epidemia destroz¨® el ya deficitario sistema de salud liberiano y Salom¨¦ choc¨® de frente con un problema que afecta a muchas mujeres de su pa¨ªs, y en general de los pa¨ªses sin recursos, hayan sufrido o no una como esta: la atenci¨®n pre y posnatal es muy deficitaria y muchas mujeres y sus hijos mueren por complicaciones que en Europa no te cuestan la vida. As¨ª pues, parece muy probable que Salom¨¦ muriera por dos causas que en el fondo se concatenan: haber tenido un parto complicado en el lugar equivocado y tener que luchar contra el miedo de un pa¨ªs que qued¨® tocado tras sufrir la peor epidemia de ¨¦bola de la historia.
Para cuidar de los ni?os de Salom¨¦
Adolphus Mawolo, periodista liberiano que conoc¨ªa bien a Salom¨¦ y a su familia, ha lanzado una iniciativa para cubrir los gastos m¨¦dicos del reci¨¦n nacido Salomon y de sus tres hermanos durante los pr¨®ximos cinco a?os. Quien quiera realizar una aportaci¨®n econ¨®mica, puede hacerlo a trav¨¦s de este enlace.
Salom¨¦ sobrevivi¨® despu¨¦s de plantarle una dura batalla. Y sin embargo, ha muerto de la manera m¨¢s absurda cuando ten¨ªa tan solo 29 a?os, cuatro hijos peque?os y toda una vida por delante.
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