O la crisis humanitaria o el olvido

Arena. Arena por todas partes. Y calor, mucho calor. Bol es una sucesi¨®n de caminos llenos de peque?as dunas en los que se alternan casas de madera o barro rodeadas por un vallado de ca?as con otras construcciones enlucidas con m¨¢s empaque. La gran mayor¨ªa de estas ¨²ltimas son escuelas, dispensarios m¨¦dicos o centros log¨ªsticos gestionados por una ONG o una agencia internacional. Otras, unas pocas, son edificios oficiales. Recordatorios de la d¨¦bil presencia del Estado chadiano en una regi¨®n, la del Lago, aislada y abandonada durante d¨¦cadas.

La cuenca de esta enorme masa de agua situada en el cintur¨®n del Sahel se reparte entre cuatro Estados ¡ªChad, Nigeria, N¨ªger y Camer¨²n¡ª pero los cerca de 45 millones de personas que viven en torno al lago (y de ¨¦l) comparten carencias y pobreza. Seg¨²n el ?ndice de Pobreza Multidimensional, siete de cada 10 lo son. Las altas tasas de analfabetismo (hasta 9 de cada 10 mujeres, por ejemplo, en la parte que corresponde a N¨ªger), los problemas de nutrici¨®n, la falta de instalaciones sanitarias o los escandalosos ¨ªndices de mortalidad infantil forman una larga lista de problemas.

"Hasta el estallido de la crisis, esta ha sido una regi¨®n olvidada en muchos ¨¢mbitos", dice en uno de esos edificios Djimasd¨¦, secretario general del gobernador de Bol. Pero desde que la barbarie de Boko Haram llam¨® la atenci¨®n de la comunidad internacional ¡ªes decir, de los pa¨ªses donantes¡ª con sus secuestros masivos de ni?as y la utilizaci¨®n de menores para realizar atentados, la ayuda humanitaria de emergencia ha desembarcado en los alrededores del Lago Chad.

¡°Pero las necesidades a¨²n son enormes¡±, a?ade el funcionario, que se compadece de la candidez del periodista cuando este le pregunta por las prioridades de la regi¨®n. Agua. Comida. Seguridad. Forraje. Atenci¨®n sanitaria. Vacunas para los animales¡­ Djimasd¨¦ comienza un soliloquio de 10 minutos, que acaba con la formaci¨®n. ¡°Sobre todo, hace falta formar a los agricultores, crear oportunidades para los j¨®venes. Y, bueno¡­ esas son las prioridades¡±, acaba, acentuando, quiz¨¢ ir¨®nicamente, prioridades. Necesidades que no llegaron con los enfrentamientos.

Lo que s¨ª hizo la violencia fue desplazar a cientos de miles de personas, haciendo que en lugares como Bol, donde todo escaseaba, las necesidades se multiplicaran por el n¨²mero de reci¨¦n llegados. Y ah¨ª fue donde las agencias internacionales que ya estaban en la regi¨®n pudieron, con la emergencia, pedir m¨¢s fondos a sus donantes ¡ªlos pa¨ªses ¡®ricos¡¯, principalmente¡ª y aumentar la ayuda.

Empezando, por ejemplo, por conectar Bol con Yamena, la capital de Chad, por v¨ªa a¨¦rea, varias veces al d¨ªa y tres veces por semana. Algo m¨¢s de 60 minutos de vuelo, en lugar de largas horas por pistas des¨¦rticas llenas de arena que se bloquean a menudo. No es que ese servicio a¨¦reo ¡ªreservado principalmente a cooperantes y trabajadores humanitarios¡ª haya cambiado radicalmente la vida de los lugare?os, pero ilustra bien el aislamiento de la zona. Otras localidades cercanas de la parte chadiana del lago, como Baga Sola, a¨²n no cuentan con un lugar donde aterrizar.

Siete de cada 10 habitantes de la cuenca del Lago Chad sufren los embates de la pobreza

Ampliaci¨®n de cl¨ªnicas y almacenes, m¨¢s personal¡­ En los ¨²ltimos tiempos la urgencia ha movilizado m¨¢s fondos para atender los problemas de la regi¨®n. ¡°Pero la ayuda humanitaria no es suficiente, ni sostenible¡±, argumenta Mohamadu, Mansur N¡¯Diaye, representante de la FAO (la agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura), en Chad. El apunte de N¡¯Diaye forma parte de un debate cada vez m¨¢s extendido: el de la distinci¨®n entre la acci¨®n (y la financiaci¨®n) humanitaria y la de promoci¨®n del desarrollo.

Las grandes cifras de desplazados y hambrientos, sobre todo si van unidas a im¨¢genes o historias impactantes, suelen dar lugar a una generosa reacci¨®n internacional destinada a atender la crisis humanitaria. El problema viene cuando la emergencia se alivia, los focos se apagan y los fondos se reducen. El riesgo del olvido reaparece. Y tambi¨¦n el de sus consecuencias. ¡°Con esta violencia y este horror hemos pagado tres d¨¦cadas de descuidar esta regi¨®n¡±, admit¨ªa en abril en Maiduguri ¡ªla cuna de Boko Haram en la zona nigeriana del lago¡ª Audu Ogbeh, ministro de Agricultura de Nigeria. La zona norte del pa¨ªs est¨¢ a un paso de la hambruna por la destrucci¨®n y el n¨²mero de desplazados generados por el conflicto con los yihadistas.

¡°La ayuda humanitaria no es suficiente, ni tampoco sostenible¡±

¡°La agroindustria es nuestro futuro, y la cuenca del lago tiene un enorme potencial si se le presta la atenci¨®n suficiente¡±, se?alaba Ogbeh. La presencia del agua del lago ofrece oportunidades importantes para la irrigaci¨®n, el pastoreo y la pesca. Las crecidas y bajadas dejan suelos f¨¦rtiles para el cultivo, y en las orillas se recoge, por ejemplo, una variedad de la espirulina ¡ªun alga rica en prote¨ªnas, hierro y betacarotenos¡ª con un gran potencial comercial.

Pero para explotar esas posibilidades, coinciden N¡¯Diaye, Ogbeh y tantos otros, hay que dedicar mucha m¨¢s atenci¨®n (y dinero) al desarrollo. Un ¨¢rea menos vistosa que la de las emergencias, pues los resultados solo llegan a medio y largo plazo. Por eso el representante de la FAO apuesta por aprovechar el momento y la atenci¨®n para transformarlo en algo duradero que permita revitalizar la regi¨®n y sus campos.

¡°La agroindustria es nuestro futuro, y la cuenca del lago tiene un enorme potencial si se le presta atenci¨®n¡±

En primer lugar, asegurar la atenci¨®n sanitaria y la educaci¨®n primaria. ¡°En la zona hemos encontrado adolescentes que nunca hab¨ªan ido a una clase¡±, seg¨²n Philippe Barragne, representante de Unicef en Chad. Y, como ped¨ªa el secretario de la regi¨®n chadiana, formaci¨®n: formar a los j¨®venes en c¨®mo explotar las opciones de su entorno. ¡°Si no lo hacemos, si no creamos empleos, los ni?os de hoy se convertir¨¢n en la siguiente generaci¨®n de Boko Haram", auguraba Kashim Shettima, gobernador del Borno, en la parte nigeriana del lago. ¡°O veremos a decenas de millones de personas acudir a las puertas de Europa¡±, a?ad¨ªa.

Para eso, insist¨ªa Shettima, tambi¨¦n es necesario que los alrededores del lago, ya sea en Nigeria, N¨ªger, Chad o Camer¨²n, est¨¦n conectados con el resto del mundo. F¨ªsica y digitalmente. En comercio y conocimientos. Y que ese avi¨®n humanitario no sea el ¨²ltimo que despegue de Bol, ni deje de volar cuando cese oficialmente la emergencia.