Dar vida y afrontar la muerte
Sud¨¢n del Sur es el quinto pa¨ªs con la mayor mortalidad materna. La guerra, la orograf¨ªa y el clima hacen que el acceso a la salud se limite al 44% de embarazadas
En la v¨ªspera del parto, Bai?Wange estuvo trabajando duro. Como en una jornada cualquiera. Al anochecer, despu¨¦s de cargar cubos de agua del pozo, lavar la ropa, cuidar el reba?o de cabras, recolectar plantas y frutas silvestres, cortar le?a, limpiar la casa, moler sorgo y cocinarlo para su familia, se acost¨® en el suelo de su humilde caba?a de la aldea sursudanesa de Dangaji, rodeada de sus seis hijos. Se sent¨ªa m¨¢s cansada de lo habitual, pero no quiso darle demasiada importancia. Se fue a dormir pronto para no tener que pensar demasiado en el hambre que le raspaba el est¨®mago.
Bai Wange estaba embarazada de nueve meses ya. Unos dolores intensos la despertaron de madrugada y, como es habitual, su marido no estaba con ella para ayudarla. ¡°Se suele ausentar varios d¨ªas a la semana¡±, admite Bai, ¡°para buscar trabajo, dice¡±. La cl¨ªnica del pueblo estaba cerrada. Era s¨¢bado y el personal m¨¦dico nunca trabaja los fines de semana. Ya estaba de parto y s¨®lo le quedaba una salida: su hijo mayor ten¨ªa que ir r¨¢pido a buscar ayuda.
Todo esto ocurri¨® un d¨ªa cualquiera de mayo en una peque?a aldea del Sud¨¢n del Sur. Al lugar lo llaman Dangaji, y est¨¢ perdido en la regi¨®n de Mab¨¢n, muy cerca de la frontera con Sud¨¢n. La zona est¨¢ relativamente apartada de los combates de una guerra civil que pronto cumplir¨¢ su cuarto aniversario. Pero la gente debe afrontar igualmente la preocupante escasez de alimentos y servicios b¨¢sicos, adem¨¢s de tener que compartir recursos con m¨¢s de 100.000 refugiados sudaneses. Se trata de un polvor¨ªn de numerosas etnias, culturas y religiones distintas que se disputan el agua, el ganado, el petr¨®leo y, sobre todo, la ayuda humanitaria. Y esto provoca a menudo enfrentamientos que se llevan vidas por delante.
Aquella madrugada, en Dangaji, la pelea fue otra muy distinta. Bai, desnuda y postrada en el suelo, estaba a punto de dar una vida al mundo y afrontar al mismo tiempo su posible muerte.
Las ¨²ltimas estimaciones de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) dicen que casi 800 mujeres de cada 100.000 mueren cuando est¨¢n embarazadas o durante el parto en Sud¨¢n del Sur. Seg¨²n esto, es el quinto pa¨ªs con el ¨ªndice m¨¢s alto del mundo en muertes maternas. Pero se trata s¨®lo de eso, de estimaciones, pues la cifra podr¨ªa ser f¨¢cilmente superior y convertir el pa¨ªs en el m¨¢s mortal de todos. La doctora Suzie Paul, responsable de salud materna de la OMS en Sud¨¢n del Sur considera que la guerra y la falta de recursos no han permitido un recuento m¨¢s exhaustivo. ¡°El ¨ªndice oficial podr¨ªa superar hoy las 1.000 muertes con datos m¨¢s fiables¡±, a?ade. De hecho, el ¨²ltimo c¨¢lculo fidedigno es de 2006, cuando la tasa de mortalidad era entonces de 2.000, y muchos piensan que la situaci¨®n no ha mejorado desde entonces.
El ¨ªndice de muertes maternas en Sud¨¢n del Sur por cada 100.000 nacimientos se estima en 789. En Espa?a es de cinco
La guerra civil que azota el pa¨ªs desde diciembre de 2013, el descalabro econ¨®mico que somete a un gobierno corrupto a merced de la ayuda humanitaria internacional, una complicada orograf¨ªa atravesada por el r¨ªo Nilo y una temporada de lluvias torrenciales de seis meses hace que el acceso a los servicios sanitarios sea una proeza. La OMS calcula que s¨®lo el 44% de sursudaneses tiene este acceso asegurado. El resto queda a su suerte, incluyendo obviamente a las mujeres que van a parir.
Y aqu¨ª es donde entran en juego los curanderos locales y las parteras tradicionales que, sin ning¨²n tipo de conocimiento m¨¦dico, asisten a las madres tan bien como se ha aprendido de generaci¨®n en generaci¨®n. Una anciana llamada Welge ser¨¢ la que echar¨¢ una mano a Bai durante el parto en Dangaji. Acude a su casa al amanecer y se encuentra a la madre totalmente extenuada, tras una larga noche de contracciones. Welge est¨¢ de mal humor. Sabe que no va cobrar ni un c¨¦ntimo por atender este parto. ¡°Lo hago s¨®lo para ayudar a mi comunidad¡±, dice mientras se enfunda unos guantes de l¨¢tex ya usados.
A la OMS, as¨ª como a los organismos oficiales de Sud¨¢n del Sur, les cuesta reconocer p¨²blicamente su apoyo a estas parteras, pues consideran que no tienen la formaci¨®n m¨¦dica suficiente para atender partos. De hecho, la mayor¨ªa son analfabetas. ¡°Cuando hay complicaciones no saben qu¨¦ hacer¡±, insiste Suzie Paul. Pero a la vez, la doctora admite que ¡°en la mayor¨ªa de ocasiones" las madres no tienen otra alternativa. Informes del Ministerio de Salud sursudan¨¦s indican que el 80% de partos en el pa¨ªs son asistidos por este tipo de curanderas. Y es que apenas hay 500 comadronas formadas en todo el pa¨ªs, cuando se necesitar¨ªan m¨¢s de 25.000 para alcanzar el est¨¢ndar de la OMS.
El pa¨ªs tiene s¨®lo 500 comadronas especializadas, cuando deber¨ªa disponer de m¨¢s de 25.000 seg¨²n los est¨¢ndares de la OMS
Despu¨¦s de varias horas de dolores, esfuerzos y alg¨²n grito ahogado, nace un var¨®n sano y fuerte. Pese a que las condiciones sanitarias para dar a luz en esta casa han sido p¨¦simas, Welge es una mujer experimentada que ha sabido c¨®mo llevar las cosas. Bai estuvo en buenas manos y tuvo suerte de no sufrir ninguna complicaci¨®n. Pero el riesgo fue sin duda muy alto.
Esta ya ha sido la s¨¦ptima vez que Bai ha dado luz en su propia casa en manos de una partera local. ¡°Y lo voy a seguir haciendo mientras pueda¡±, dice toda convencida. No tiene ning¨²n miedo a tener los hijos en su propio hogar. ¡°?D¨®nde mejor si no?¡±, se pregunta, a la vez que niega que en la cl¨ªnica del pueblo pueda tener mejor atenci¨®n. Conf¨ªa plenamente en las parteras de su comunidad, aunque seg¨²n la OMS, una de cada 20 madres que sufren complicaciones muere por haber parido en casa. La mayor¨ªa de estos problemas surgen por desangramiento que las parteras no saben c¨®mo detener o por infecciones que ellas mismas han provocado.
La inmensa mayor¨ªa de las muertes maternas del mundo ocurren en ?frica. Una clasificaci¨®n de la OMS indica que los 20 pa¨ªses con mayor ¨ªndice de mortalidad materna son todos africanos. Sierra Leona, Rep¨²blica Centroafricana, Chad, Nigeria y Sud¨¢n del Sur ocupan los cinco primeros puestos de esta desprestigiada lista, con ¨ªndices que alcanzan las 1.360 muertes por cada 100.000 nacimientos.
Tras su parto, Bai pasar¨¢ unos d¨ªas encerrada en casa para reponer fuerzas. Como su marido sigue sin aparecer, su anciana madre se har¨¢ cargo de las tareas dom¨¦sticas mientras ella se recupera cuidando a su beb¨¦. En Sud¨¢n del Sur, donde el ¨ªndice de natalidad es de cinco hijos por mujer, presenta una escalofriante tasa de mortalidad infantil: casi uno de cada 10 ni?os muere antes de cumplir los cinco a?os.
Y la vida sigue a trompicones en Dangaji, pues para sobrevivir hay que trabajar duro. Se pueden contar por docenas las mujeres del pueblo que, pese a su estado avanzado de gestaci¨®n, ponen en riesgo sus vidas asumiendo tareas muy pesadas que nadie hace por ellas. En una sociedad donde la mujer tiene pocos derechos, en que suelen ser ¡°transferidas¡± de una familia a otra a cambio de un pu?ado de vacas. Ellas son las que asumen casi todo el trabajo dom¨¦stico, mientras que la figura del hombre est¨¢ mayoritariamente reservada a la toma de decisiones en la comunidad.
Muchos, como el marido de Bai, se pasan largas temporadas extraviados. Dicen que en busca de empleos casuales que les permitan traer un poco de dinero a casa. Mientras, Bai y muchas otras madres de las zonas rurales, con embarazos de hasta nueve meses o con beb¨¦s sobre sus espaldas, hacen caminatas kilom¨¦tricas para traer troncos y bidones de agua de 20 litros, trabajan de sol a sol en sus tierras de cultivo y hacen malabarismos para mantener la familia a flote.
Los 20 pa¨ªses con m¨¢s mortalidad materna del mundo son todos africanos. Sud¨¢n del Sur es el quinto de la lista
Sud¨¢n del Sur suspendi¨® garrafalmente los famosos Objetivos del Milenio, que ya caducaron hace dos a?os. Ahora prueba suerte con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que le da tiempo hasta el 2030 para lograr metas que ahora suenan complicadas, como la erradicaci¨®n del hambre, el fin de la pobreza, el acceso al agua potable para toda la poblaci¨®n y una educaci¨®n de calidad. Dentro del marco de estos mismos objetivos, el doctor Alexander Dimiti, responsable de los servicios de salud reproductiva del Ministerio de Salud sursudan¨¦s, asegura que van "a trabajar duro" para lograr tambi¨¦n la atenci¨®n sanitaria universal en el pa¨ªs. Para ello el ministerio tiene un plan que tiene como objetivo aumentar radicalmente el n¨²mero de centros de salud y, con relaci¨®n a la atenci¨®n materna, multiplicar por 40 el n¨²mero de comadronas formadas. Aunque lo cierto es que nadie sabe de d¨®nde se sacar¨¢ el dinero para ello.
Si estos planes se llevaran finalmente a cabo, el ministerio tiene la esperanza de lograr en poco m¨¢s de 20 a?os el objetivo mundial de reducir hasta 70 el n¨²mero de muertes maternas por cada 100.000 nacimientos. Mientras Sud¨¢n del Sur va a luchar para alcanzar esta cifra de 70, la Uni¨®n Europea disfruta ya hoy de un ¨ªndice de ocho y Espa?a, de apenas cinco. El doctor Dimiti piensa en silencio sobre estas enormes diferencias. S¨®lo se le ocurre decir: ¡°no podemos cambiar las cosas de la noche a la ma?ana¡±.
Art¨ªculo publicado con ayuda de UN Foundation
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