Turismo amenazado
Los atentados pueden afectar a un sector esencial que debe protegerse
Los atentados terroristas en Catalu?a pueden tener tambi¨¦n consecuencias econ¨®micas. Las m¨¢s probables, sobre el atractivo de nuestros destinos tur¨ªsticos. Los riesgos que hasta ahora desviaban flujos de visitantes internacionales a Espa?a tambi¨¦n pueden operar en sentido contrario. Una raz¨®n adicional para reflexionar acerca de la viabilidad futura de un sector esencial para la prosperidad en nuestro pa¨ªs. Pero tambi¨¦n para eliminar esa suerte de turismofobia que recientemente ha emergido en algunas instituciones, poniendo en peligro una importante fuente de riqueza y empleo.
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Espa?a es una potencia tur¨ªstica mundial. Ese sector contribuye con m¨¢s del 11% a la determinaci¨®n del PIB de la econom¨ªa y un 13% del empleo. Su buena evoluci¨®n en los ¨²ltimos a?os ha sido esencial para la reducci¨®n del d¨¦ficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. En los seis primeros meses de este a?o han sido m¨¢s de 36 millones los turistas internacionales en Espa?a, un 11,6% por encima del mismo periodo del a?o anterior. De mantenerse esa tendencia en los meses siguientes, 2017 volver¨¢ a registrar un nuevo r¨¦cord en ingresos y visitantes, por encima de los 75 millones de turistas internacionales de 2016, por quinto a?o consecutivo. Se ha sorteado el principal riesgo, el descenso en los visitantes brit¨¢nicos, que se tem¨ªa tras el Brexit. Han sido 8,6 millones los que han llegado, un 9% m¨¢s que en el mismo semestre del a?o pasado, y han gastado m¨¢s de 7.500 millones de euros. Aunque en menor medida, tambi¨¦n otros europeos han incrementado su preferencia por Espa?a.
Pero no es en modo alguno un sector exento de amenazas, como acabamos de ver. El deterioro en la calidad de la oferta es una de ellas, pero tambi¨¦n la escasa diversificaci¨®n desde ese binomio ¡°sol y playa baratos¡± que configura de forma mayoritaria su principal ventaja competitiva. Un atributo muy sensible a los precios y, como la experiencia ha demostrado, a la percepci¨®n de riesgos terroristas y de inestabilidad pol¨ªtica en destinos alternativos.
Confiar el futuro de ese sector al mantenimiento de precios bajos y ausencia de riesgos es un error, porque el aumento en el n¨²mero de visitantes con un gasto medio reducido es un mal negocio. Esta opci¨®n no permite mejorar la calidad de la oferta, congrega visitantes poco considerados con otros atractivos que ofrece el pa¨ªs, deteriora las infraestructuras y el medio ambiente, y contribuye a esa especie de cansancio de los propios espa?oles que se ha revelado en algunos destinos.
Los terribles atentados terroristas en Catalu?a constituyen algo m¨¢s que un aviso sobre la vulnerabilidad de la bonanza de ese sector. Esa comunidad aut¨®noma es la principal receptora de turistas extranjeros: mantuvo en el primer semestre la primera posici¨®n en el n¨²mero de llegadas con m¨¢s de 8,6 millones de turistas, un 10,3% m¨¢s, y con un gasto total de 8.187 millones de euros. Ha sido precisamente tambi¨¦n en esa comunidad, de forma m¨¢s expl¨ªcita en Barcelona, donde se ha manifestado el hartazgo de algunos de sus residentes con la excesiva afluencia de turistas, con actuaciones de la Administraci¨®n local distantes de lo aconsejable.
Esa combinaci¨®n de exposici¨®n al riesgo terrorista y exceso de oferta barata deber¨ªa obligar a acelerar reformas desde hace tiempo reclamadas por algunos empresarios dentro del propio sector. Aquellas que adem¨¢s de controlar la oferta de plazas para los visitantes contribuyan a mejorar la calidad de las mismas y a la diversificaci¨®n de los atractivos. Espa?a dispone de capacidad empresarial y atributos culturales, hist¨®ricos, gastron¨®micos, para situar su oferta en niveles susceptibles de generar mayores ingresos con menores costes para todos, pero sin generar aversi¨®n a los visitantes.
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