El hambre aumenta por primera vez en casi 15 a?os
Los conflictos y los impactos clim¨¢ticos invierten las t¨ªmidas bajadas registradas desde 2003 en el n¨²mero de personas que no comen lo suficiente: ya son 11 de cada 100, m¨¢s de 815 millones

M¨¢s de 815 millones de personas. Unas 17 veces la poblaci¨®n de Espa?a. Casi tantos como los habitantes de la Uni¨®n Europea y Estados Unidos juntos. Toda esa gente se va a dormir cada d¨ªa sin haber comido las calor¨ªas m¨ªnimas para su actividad diaria. Pero lo abultado de la cifra, calculada por Naciones Unidas y publicada este viernes, no es una novedad: el n¨²mero de hambrientos oficiales lleva entre los novecientos-y-pico y los setecientos-y-muchos desde comienzos de este siglo. La noticia es que, por primera vez desde 2003, el hambre repunta.
Esta subida respecto a los casi 777 millones de subalimentados que se imputan a 2015 no ha sido una sorpresa absoluta: hab¨ªa se?ales de sobra para preverla. La hambruna ha reaparecido este a?o en Sud¨¢n del Sur y hay otros tres pa¨ªses (Yemen, Somalia y el norte de Nigeria) cerca de caer en sus garras. En los ¨²ltimos a?os han estallado guerras y enfrentamientos que se alargan y se agravan (de hecho, 6 de cada 10 hambrientos viven en pa¨ªses en conflicto). Y tambi¨¦n hay regiones muy dependientes de la agricultura que llevan tres o m¨¢s temporadas sufriendo sequ¨ªas, inundaciones y otros impactos clim¨¢ticos. Estos son, precisamente, los factores que explican la subida, seg¨²n el informe presentado por la FAO (organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la alimentaci¨®n y la agricultura) y otras cuatro agencias de la ONU en Roma.

Si hace un a?o el 10,6% de la humanidad pasaba hambre, hoy es el 11%. "Son muy malas noticias", lamenta Kostas Stamulis, director general adjunto de la FAO, la agencia que hace los c¨¢lculos anuales del n¨²mero de personas "subalimentadas", o que no consumen el n¨²mero de calor¨ªas m¨ªnimo para sus necesidades vitales. "Por eso esperamos que al menos sirvan para hacer saltar la alarma y que los pa¨ªses escuchen", reflexiona Stamulis.
La agencia insiste machaconamente: acabar con el hambre es una cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica. Porque se producen alimentos m¨¢s que de sobra para que los casi 7.500 millones de habitantes del planeta coman lo que necesitan para una vida plena. El problema es casi siempre de distribuci¨®n: hay regiones a las que no llega comida suficiente, hay personas (o comunidades enteras) a quienes no les llega para comprarla...
Detr¨¢s de esa compleja realidad llamada hambre subyacen, obviamente, problemas de pobreza y vulnerabilidad. Porque una sequ¨ªa puede provocar grandes p¨¦rdidas econ¨®micas en California; pero si las lluvias faltan en Etiop¨ªa, cientos de miles de pastores et¨ªopes que sobreviven gracias a sus animales los perder¨¢n. Y con ellos, su fuente de comida. La ofensiva militar contra Boko Haram que se vive en el norte de Nigeria puede provocar desplazados (casi dos millones) y destrucci¨®n; pero si una mayor¨ªa de la poblaci¨®n com¨ªa de lo que cultivaba, cuando se ve obligada a abandonar sus campos o estos quedan arrasados, se queda sin la ¨²nica forma de encontrar alimento por s¨ª misma. Y una subida o una bajada de los precios globales del ma¨ªz pueden alterar el precio de las mazorcas en un supermercado espa?ol. Pero tambi¨¦n arruinar o exponer al hambre (o ambas a la vez) a miles de peque?os productores .
Casi seis de cada 10 hambrientos viven en pa¨ªses en conflicto
Por eso, la respuesta que los autores del informe ofrecen pasa, s¨ª, por atender con rapidez las situaciones de emergencia alimentaria provocadas por la violencia o el clima (o de la explosiva combinaci¨®n de ambos). Y por fomentar y proteger la paz. Pero tambi¨¦n, y sobre todo ¡ªy ah¨ª es donde entra en juego la voluntad pol¨ªtica¡ª por invertir y apoyar el desarrollo y la capacidad de los m¨¢s vulnerables para resistir estos contratiempos, como marcan los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 por los 193 pa¨ªses miembros de Naciones Unidas.
Por crear adem¨¢s oportunidades laborales y sociales que hagan desaparecer tambi¨¦n a los hambrientos urbanos, un colectivo en peligro de expansi¨®n con el crecimiento de las ciudades. Y por establecer mecanismos comerciales que no dejen la alimentaci¨®n de pa¨ªses enteros expuesta a los vaivenes del mercado.
Este repunte del hambre es, desde luego, un fuerte correctivo a los ODS, ese programa global concebido entre promesas de cambio y buenas intenciones. La segunda de esas metas que Naciones Unidas y sus pa¨ªses miembros se han marcado para el a?o 2030 es acabar con el hambre y la malnutrici¨®n. Pero precisamente cuando echan a andar, no solo no hay progresos, sino que se rompe la serie de casi tres lustros de descensos.

"A¨²n es pronto para saber si se trata de una nueva tendencia o es algo puntual debido a las crisis abiertas", previene el alto cargo de la FAO. Los autores del informe, en el que tambi¨¦n participan el Programa Mundial de Alimentos, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agr¨ªcola, Unicef o la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, advierten sobre la necesidad de seguir mejorando "la fiabilidad de las estimaciones", que est¨¢n sujetas a continuas actualizaciones. Distintas voces han criticado esos cambios a posteriori, pregunt¨¢ndose incluso si no se maquillan los n¨²meros para aparentar que se cumplen objetivos.
"Nosotros somos absolutamente transparentes con los datos", asegura Stamulis. "Son n¨²meros que nos aportan los pa¨ªses y que nosotros despu¨¦s analizamos y comprobamos". Esa informaci¨®n remitida por los Estados incluye la producci¨®n, suministro y comercio de alimentos y la demograf¨ªa (edad, sexo, ocupaciones de la poblaci¨®n...) para calcular el consumo de calor¨ªas y relacionarlo con la energ¨ªa que necesita cada persona. Pero hay pa¨ªses que meses o a?os despu¨¦s corrigen las estad¨ªsticas enviadas. Aunque la metodolog¨ªa no cambia, esas variaciones hacen que cada nuevo informe deje desfasado el anterior. "Ahora mismo son los mejores datos que podemos tener", mantiene el griego.
¡°A¨²n es pronto para saber si se trata de una nueva tendencia o es algo puntual debido a las crisis abiertas¡±
Esa diversidad de fuentes (este a?o se han incluido n¨²meros estimados por Unicef o la OMS) admite el directivo de la FAO, puede estar detr¨¢s de una de las buenas noticias que recoge el texto: los retrasos en el crecimiento por desnutrici¨®n en menores de cinco a?os apuntan una tendencia mucho m¨¢s positiva: aunque a¨²n los sufren 155 millones de ni?os, la reducci¨®n desde 2005 ha sido de 6,6 puntos (del 29,5% al 22,9%).
Los distintos tipos de desnutrici¨®n, sobrepeso infantil, anemia femenina u obesidad entre adultos se incluyen por primera vez en un informe que ha cambiado de nombre: ya no habla del estado de la inseguridad alimentaria, sino de la seguridad alimentaria y la nutrici¨®n. La idea, apunta el documento, es entender mejor la relaci¨®n entre la seguridad alimentaria (la garant¨ªa de ingerir calor¨ªas suficientes) y una buena nutrici¨®n (que estas provengan de alimentos sanos y con la aportaci¨®n de los nutrientes adecuados).
Aunque el informe de este a?o es negativo, la serie hist¨®rica arroja progresos. En 2000, los obligados a dedicar su d¨ªa a d¨ªa a buscar algo de comer, los condenados a no desarrollar todo su potencial f¨ªsico y humano, eran el 14,7% de la poblaci¨®n mundial. Hoy son el 11%. Pero, como se pregunta el escritor argentino Mart¨ªn Caparr¨®s en su enciclop¨¦dico El hambre: ¡°?Y si en lugar de ser cientos millones de hambrientos fueran 100? ?Y si fueran 24? ?Entonces dir¨ªamos 'ah, bueno, no es tan grave'? ?A partir de cu¨¢ntos empieza a ser grave?¡±.
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