Los dilemas del turismo
Cada a?o se viaja m¨¢s, pero no mejor. La gesti¨®n de los recursos deja mucho que desear y provoca tensiones que la industria debe atajar. Estas son algunas claves para lograrlo
Sostenibilidad es sin¨®nimo de diversificaci¨®n. El problema no es que haya demasiados turistas, porque el mundo puede acomodar a muchos m¨¢s. El problema es que est¨¢n todos en el mismo sitio al mismo tiempo. Tampoco es cierto que el turismo sea intr¨ªnsecamente da?ino para la estabilidad social o el medioambiente. Al contrario, puede propiciar la reducci¨®n de la pobreza y la distribuci¨®n de la riqueza, as¨ª como convertirse en un aliciente para la protecci¨®n del medioambiente. Claro que, para ello, debe estar bien gestionado.
Y el propio secretario general de la Organizaci¨®n Mundial del Turismo (OMT), Taleb Rifai, reconoce que no lo est¨¢. ¡°La ¡®turismofobia¡¯ surge porque el sector tur¨ªstico est¨¢ fracasando en su gesti¨®n¡±, afirma en Chengdu, donde la semana pasada el organismo de Naciones Unidas que dirige celebr¨® su asamblea general m¨¢s multitudinaria para buscar respuesta a los numerosos retos a los que se enfrenta esta industria que crea el 10% del PIB mundial y uno de cada once empleos. ¡°Los pol¨ªticos populistas o bien ignoran el problema de esa mala gesti¨®n o tratan de atajarlo con prohibiciones que no van a lograr su objetivo¡±, dispara en voz baja Rifai.
Las estad¨ªsticas parecen darle la raz¨®n. En los primeros seis meses de este a?o 598 millones de personas viajaron por el mundo, 36 millones m¨¢s que en el mismo per¨ªodo del 2016. Este crecimiento del 6% demuestra que el sector se est¨¢ recuperando de la crisis global que comenz¨® en 2007. Pero las tensiones que los turistas provocan en ciudades como Venecia o Barcelona tambi¨¦n proyectan oscuras sombras sobre el A?o Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo que se est¨¢ celebrando en 2017. ¡°Es necesario reformar el modelo tur¨ªstico para que beneficie a todo el mundo¡±, sentencia Rifai. Nadie en su sano juicio le llevar¨ªa la contraria, pero lo dif¨ªcil es decidir c¨®mo hacerlo.
En la ciudad de los osos panda no han faltado buenas intenciones. De hecho, la reuni¨®n comenz¨® el pasado lunes con la Declaraci¨®n de Chengdu, en la que se aboga por adoptar ¡°pol¨ªticas tur¨ªsticas que amplifiquen la incidencia positiva y el efecto multiplicador en las personas, el planeta y la prosperidad¡±. Despu¨¦s de un intenso debate a puerta cerrada, la cita se cerr¨® el pasado viernes con la aprobaci¨®n de la primera Convenci¨®n sobre el Turismo ?tico, que sienta las bases de un desarrollo alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible ¡ªen tres de los cuales el turismo se menciona de forma expresa¡ª.
La sostenibilidad no es una moda. Debe ser el fin en s¨ª misma
¡°La dificultad est¨¢ en traducir esas buenas intenciones en hechos concretos que produzcan resultados visibles¡±, apunta Kumi Kato, directora de la Facultad de Turismo de la Universidad de Wakayama, en Jap¨®n. ¡°En demasiadas ocasiones se habla de la sostenibilidad en t¨¦rminos econ¨®micos, y se olvidan otras vertientes igualmente importantes. Sobre todo la social. Por ejemplo, el Gobierno japon¨¦s se ha propuesto atraer a 40 millones de turistas para 2020 y a 60 millones para 2030. Las cifras dan titulares, pero no se piensa d¨®nde van a ir todos esos millones¡±, critica Kato.
La profesora cree indispensable entrar en una era en la que el crecimiento no sea el objetivo principal. ¡°No hay que pensar tanto en t¨¦rminos cuantitativos como en cualitativos. Todos estamos de acuerdo en se?alar que lo importante es la satisfacci¨®n o la felicidad, pero nos empe?amos en medir esos t¨¦rminos con variables econ¨®micas. Deber¨ªamos crear otras diferentes. El turismo necesita trabajar directamente con las comunidades y permitir que sean los vecinos, y no los gobiernos centrales, quienes determinen cu¨¢ntos turistas desean recibir. Establecer cuotas puede ser un buen mecanismo¡±, apostilla Kato.
La ministra de turismo de Tailandia, Kobkarn Wattanavrangkul, es de la misma opini¨®n. En una entrevista con EL PA?S, reconoce que el crecimiento todav¨ªa es una variable importante, pero a?ade que su gobierno est¨¢ ahora m¨¢s interesado en lograr que la riqueza que dejan los 33 millones de personas que visitan cada a?o el "pa¨ªs de las sonrisas" no se quede ¨²nicamente en las playas que lo han hecho famoso. A diferencia de lo que hacen otros pol¨ªticos, ella tiene soluciones concretas. ¡°La sostenibilidad no es una moda. Debe ser el fin en s¨ª misma. Por eso, en primer lugar, hemos prohibido los viajes de cero d¨®lares, que atraen a un turismo de muy baja calidad. Y, en segundo lugar, estamos trabajando en un programa innovador para desarrollar zonas empobrecidas que, sin embargo, pueden ofrecer una gran experiencia al viajero que desea experimentar la cultura local¡±.
El proyecto se centra en peque?os pueblos del norte de Tailandia. ¡°Son zonas en las que ya han existido programas de home stay ¡ªen los que el viajero se aloja con familias locales¡ª. El problema es que hemos visto que este tipo de negocios pueden provocar grandes disparidades econ¨®micas dentro de una misma comunidad, y que quienes tienen ¨¦xito terminan por vender la propiedad para marchar a la ciudad. As¨ª, en demasiadas ocasiones, lo que antes era una vivienda se convierte en un hostal que rompe con la armon¨ªa del lugar¡±, explica Wattanavrangkul.
Para evitar que eso suceda, el Gobierno tailand¨¦s iniciar¨¢ en noviembre el A?o del Turismo en la Asombrosa Tailandia. ¡°Hemos dialogado con peque?as comunidades para desarrollar un turismo sostenible e inclusivo. Por ejemplo, si tenemos un poblado con 10 familias, una o dos ser¨¢n las que acojan a los turistas. Pero ofrecer¨¢n la comida que cocina otra, los servicios de gu¨ªa de otra m¨¢s, y as¨ª hasta lograr que todas se beneficien del turismo de diferente forma. Nosotros ofrecemos la formaci¨®n necesaria y les ponemos en contacto con un solo turoperador que se compromete a llevar los visitantes suficientes para que resulte viable. No ser¨¢ dinero r¨¢pido porque no habr¨¢ autobuses llenos de visitantes, pero los participantes ir¨¢n creciendo¡±, afirma la ministra. El programa se iniciar¨¢ con 30 de estas comunidades y, si funciona, se le sumar¨¢n 30 m¨¢s cada tres meses. ¡°Esto es lo que consideramos turismo socialmente sostenible¡±.
En Zimbabue tambi¨¦n quieren que los visitantes sean un motor para sacar a la poblaci¨®n de la pobreza. Pero, como apunta su ministro de Turismo, Walter Mzembi, el pa¨ªs requiere primero infraestructuras adecuadas. ¡°De media, cada turista gasta unos 1.250 d¨®lares en sus viajes, descontando billetes de transporte. Por otro lado, los mil millones de habitantes m¨¢s desfavorecidos del planeta sobreviven con menos de un d¨®lar al d¨ªa. Para estos, el d¨®lar de propina que los viajeros dan a quienes les prestan servicio puede marcar una gran diferencia. Pero en ?frica necesitamos mejor conectividad para que esos d¨®lares lleguen a todos los rincones. No son solo aeropuertos en las capitales, sino carreteras hacia las zonas naturales con mayor atractivo tur¨ªstico¡±, explica a Planeta Futuro.
El turismo debe ser una fuerza que permita mejorar el entorno para que sea la poblaci¨®n local quien m¨¢s lo disfrute
No obstante, el viceministro de turismo de Brasil, Alberto Alves, admite que la conservaci¨®n del medioambiente a veces est¨¢ amenazada por el turismo y por esas infraestructuras que requiere. ¡°Debemos hacer el turismo sea un acicate para proteger la biodiversidad, y no todo lo contrario¡±. Alves pone como ejemplo la localidad de Bonito, en Mato Grosso: ¡°Estamos trabajando all¨ª con la comunidad local para permitir que sea un centro neur¨¢lgico de turismo de naturaleza, pero sin que ello suponga agotar los recursos con los que cuenta. Eso supone, por ejemplo, invertir en el tratamiento de aguas y de basuras, as¨ª como tener un control sobre el n¨²mero de visitantes. Muchas veces se culpa a los gobiernos de los males que trae el turismo, pero a veces son las propias comunidades las que no entienden que han de conservar el medioambiente para la posteridad, aunque eso suponga menor beneficio inmediato. Porque, de lo contrario, si el entorno se degrada, los turistas no volver¨¢n. Es nuestro trabajo explicar eso¡±.
En Vanuatu saben bien cu¨¢l es la importancia de cuidar el planeta. Es uno de los muchos estados insulares del oc¨¦ano Pac¨ªfico que sufre las devastadoras consecuencias del cambio clim¨¢tico: desde tifones como el que hace dos a?os devast¨® su territorio, hasta el aumento del nivel del mar que requerir¨¢ la reubicaci¨®n de parte de su poblaci¨®n en territorio situado a mayor altura, en el interior de las islas. Sin embargo, el vice primer ministro del pa¨ªs, Joe Natuman, cree que el turismo puede suponer la salvaci¨®n de su territorio. ¡°Desde que hemos puesto en marcha nuestro programa de cruceros, el aumento del n¨²mero de visitantes nos ha permitido mejorar las infraestructuras en la costa, construidas con est¨¢ndares mucho m¨¢s estrictos, y sus compras de artesan¨ªa han tenido un impacto muy importante en la poblaci¨®n -300.000 habitantes-. El de nuestro pa¨ªs es un caso que demuestra c¨®mo el turismo puede ser una fuerza para el bien¡±, sentencia.
Como apunta Benito C. Bengzon, subsecretario de Desarrollo Tur¨ªstico de Filipinas, sostenibilidad es m¨¢s que cifras macroecon¨®micas y protecci¨®n medioambiental. ¡°Se debe tratar de crear empleos de calidad que rompan con la precariedad actual. Para ello, es indispensable combatir la estacionalidad de la industria. Porque es imposible que una empresa mantenga empleos si todos los turistas se concentran en tres meses del a?o. Y para lograrlo es importante crear diferentes productos e innovar¡±. A ese respecto, el ministro de Turismo de Egipto, Mohamed Yehia Rashed, tambi¨¦n a?ade que es vital "invertir en la formaci¨®n del capital humano y facilitar que esa formaci¨®n sea continua, de forma que permita a la gente adaptarse a las nuevas tendencias del mercado y encontrar trabajo fuera del sector en caso de que haya una crisis¡±.
No en vano, se estima que en la pr¨®xima d¨¦cada el turismo crear¨¢ 100 millones de nuevos puestos de trabajo en todo el mundo. En el caso de que no sea empleo de calidad, la poblaci¨®n que acceda a ellos tendr¨¢ siempre la espada de Damocles sobre su cabeza, sobre todo en un mundo en el que la seguridad est¨¢ permanentemente amenazada. Y, con ella, la propia industria tur¨ªstica. ¡°El terrorismo global requiere una respuesta coordinada de todo el mundo. Porque en Egipto sabemos bien cu¨¢les son las duras consecuencias de no hacerlo¡±, explica Rashed.
Alves tambi¨¦n es consciente de que la criminalidad en Brasil es un lastre para su turismo. ¡°Pero debemos evitar caer en el error de crear guetos seguros para viajeros. El turismo debe ser una fuerza que nos permita mejorar el entorno para que, en ¨²ltima instancia, sea la poblaci¨®n local quien m¨¢s lo disfrute¡±. Desafortunadamente, el propio Rifai reconoce que queda mucho camino por recorrer hasta llegar a ese punto: ¡°Actualmente la gente est¨¢ sufriendo un modelo de turismo err¨®neo¡±.
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