Sonidos de guerra en L¨ªbano
Ahora que se da por derrotado al ISIS, se abre otra fase en la eterna recomposici¨®n regional
Ahora que se da por derrotado al Estado Isl¨¢mico (ISIS, en sus siglas en ingl¨¦s), se abre otra fase de la eterna recomposici¨®n estrat¨¦gica en el tablero medioriental. El hilo conductor radica en la guerra potencial entre Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª (reducir este conflicto a un asunto estrictamente religioso ¡ªsun¨ªes contra chi¨ªes¡ª es un error, pues las razones nacionalistas y geoecon¨®micas son claves), que estructura el sistema de alianza regional inter¨¢rabe desde hace dos d¨¦cadas. Israel, por su parte, despu¨¦s de la batalla perdida por impedir el acuerdo nuclear entre Estados Unidos e Ir¨¢n y el fracaso militar, en 2005, frente al Hezbol¨¢ liban¨¦s, est¨¢ en emboscada.
Varias se?ales inquietan: la destituci¨®n por parte de Arabia Saud¨ª del jefe de Gobierno liban¨¦s, Saad Hariri; la imposici¨®n, por parte de Egipto, de un acercamiento entre el Ham¨¢s palestino y la Autoridad Palestina (financiada por Arabia Saud¨ª); el lanzamiento desde Yemen de un cohete (destruido en vuelo) sobre la capital saud¨ª por los rebeldes Hutis, aliados de Ir¨¢n; la reorganizaci¨®n interna, muy violenta, del poder en Riad; el objetivo declarado de Donald Trump, junto a la voluntad de Benjam¨ªn Netanyahu, de cancelar el acuerdo nuclear americano-iran¨ª firmado por Barack Obama y el anuncio (?cortina de humo?) de la administraci¨®n trumpista de que Jared Kushner, son-in-law (yerno) de Trump, est¨¢ ¡°trabajando¡± para que se ¡°proponga un plan de paz entre Israel y Palestina¡±. En resumidas cuentas, da la impresi¨®n de que todos estos movimientos de piezas tienen s¨®lo un objetivo: hacer frente a Ir¨¢n y a su aliado liban¨¦s, Hezbol¨¢, con el riesgo de lanzar una nueva contienda en la regi¨®n.
El episodio m¨¢s surrealista ha sido el kidnapping (secuestro), perpetrado por Arabia Saud¨ª, del primer ministro liban¨¦s, Saad Hariri, ¡°invitado¡± a Riad, detenido desde su llegada al aeropuerto, y obligado a arremeter duramente contra Ir¨¢n. Su ¡°dimisi¨®n¡±, impuesta por el reino wahab¨ª, se sell¨® al negarse a echar de su Gobierno a Hezbol¨¢. Pues el pr¨ªncipe heredero de la corona saud¨ª, Mohamed Bin Salm¨¢n, pretende debilitar a esta milicia chi¨ª libanesa, aliada de Ir¨¢n, para vengarse de los avances de este pa¨ªs en Yemen. Objetivamente aliado de Israel, el pr¨ªncipe entiende que la fractura del Gobierno liban¨¦s aislar¨¢ peligrosamente a la milicia chi¨ª y sabe que Netanyahu espera una oportunidad para desencadenar un conflicto armado contra ella, la cual es, actualmente, la ¨²nica fuerza militar en L¨ªbano capaz de hacer frente al Ej¨¦rcito israel¨ª. Ahora bien, Hariri est¨¢ convencido de que todo ello desembocar¨¢ inevitablemente en una nueva guerra civil en su pa¨ªs.
Despu¨¦s de que el presidente de L¨ªbano, Michel Ayoun, amenazara con recurrir al Consejo de Seguridad contra Arabia Saud¨ª, Francia, pa¨ªs tradicionalmente protector de L¨ªbano, intervino de urgencia en la batalla; Emmanuel Macron, que vigila de cerca a la estrategia de Washington, acord¨® (?a qu¨¦ precio?) con Bin Salm¨¢n la liberaci¨®n de Hariri. Par¨ªs no quiere la desestabilizaci¨®n de L¨ªbano porque sabe, a ciencia cierta, que all¨ª los sonidos de guerra siempre anuncian r¨ªos de sangre.
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