Oro y bosques, incompatibles en la Amazon¨ªa peruana
La miner¨ªa, legal o no, est¨¢ acabando con la biodiversidad de la mayor selva del mundo y mermando la salud y el h¨¢bitat de miles de ind¨ªgenas
Su amigo Alfredo estaba inusualmente preocupado y su mirada agotada por el insomnio. Se le hab¨ªa acercado para decirle: ¡°V¨ªctor, los he o¨ªdo. Quieren matarte¡±. Pero aquellos hombres no hablaban de V¨ªctor. La tarde del 19 de noviembre de 2015, tres sicarios encapuchados lo mataron a ¨¦l, Alfredo Vracko, en el terreno amaz¨®nico que el apasionado ecologista proteg¨ªa de los mineros de oro, exhausto por miles de denuncias lanzadas al viento.
Una tarde h¨²meda y oscura, a orillas del r¨ªo Tambopata, V¨ªctor Zambrano recuerda a su compa?ero de cruzada con el ce?o fruncido por el dolor y la repulsi¨®n. Acaricia las orqu¨ªdeas y los frutos rojos del cacao en el gran jard¨ªn tropical al que ha dado el nombre ind¨ªgena de su hija K¡¯erenda Homet, brillante amanecer. Al terminar su carrera militar en Lima, en 1986, Zambrano volvi¨® aqu¨ª, a la regi¨®n de Madre de Dios, en el este de Per¨², junto a la frontera con Brasil y Bolivia, para plantar a mano 19.000 ¨¢rboles y arrebatar al abandono las 34 hect¨¢reas de la familia. Era su homenaje a una Amazonia que encontr¨® profanada por la agricultura salvaje, los ladrones de madera, la inercia del Estado y, sobre todo, por los asesinos de Alfredo, los garimpeiros, mineros ilegales de oro que desde 1999 han destruido 50.000 hect¨¢reas de vegetaci¨®n.
Per¨² es el sexto productor mundial del metal precioso y el primero de Am¨¦rica Latina, y Madre de Dios proporciona el 70% del oro nacional. Aqu¨ª, en menos de veinte a?os, las canteras ilegales han aumentado un 400%: el Ministerio de Medioambiente calcula que cada a?o 50.000 mineros ilegales extraen de 16 a 18 toneladas. En 2016 cometieron el mayor ultraje: penetraron en la Reserva de Tambopata, 275.000 hect¨¢reas de ¨¢rea protegida que Zambrano ayud¨® a crear. ?l es el presidente del Comit¨¦ de gesti¨®n, un pu?ado de voluntarios decididos a no negociar la inviolabilidad del mayor pulm¨®n del planeta. Adem¨¢s de echar a los depredadores, arriesgando su vida, presionan al Gobierno regional, dirigido por un exminero reacio a legalizar a 4.000 peque?os mineros artesanales que, por el contrario, respetan la selva y, si se les apoya, podr¨ªan detener el saqueo de las mafias. ¡°Los criminales me han ofrecido cuatro kilos de oro si me callo¡±, se acalora Zambrano, en¨¦rgico a sus 71 a?os y ganador de varios premios internacionales por su dedicaci¨®n a la ecolog¨ªa. ¡°Me negu¨¦, y ahora estoy en lo m¨¢s alto de su lista negra. Me identifico con el bosque: no hay lugar para el miedo en mi camino¡±.
Madre de Dios proporciona el 70% del oro del Per¨². En menos de veinte a?os, las canteras ilegales han aumentado un 400%
Desde que en 2008 la crisis econ¨®mica hizo del oro un bien seguro, en Madre de Dios la deforestaci¨®n se ha disparado: desde entonces se destruyen 6.000 hect¨¢reas de Amazonia cada a?o, tres veces m¨¢s que en el pasado. Y hoy, en esta regi¨®n, que es la cuna de la mayor biodiversidad de la Amazonia peruana, grandes zonas verdes se han convertido en llanuras ¨¢ridas y amarillentas, semejantes a cr¨¢teres lunares. Un estudio de la ONG estadounidense Verit¨¦ calcula que las minas ilegales peruanas ganan 3.000 millones de d¨®lares al a?o. La mitad de los 100.000 habitantes de Madre de Dios son inmigrantes de otras partes del pa¨ªs que acudieron a tamizar tierras y r¨ªos para luego filtrar el polvo brillante con dosis masivas de mercurio: seg¨²n el consorcio de universidades peruanas Carnegie Amazon Mercury Project, cada a?o se vierten en los cursos de agua de la regi¨®n entre 30 y 40 toneladas de mercurio, y la poblaci¨®n tiene en el cuerpo cantidades de este metal 34 veces superiores al umbral de alarma. Una cat¨¢strofe medioambiental y sanitaria que devenga a los mineros de 30 a 75 d¨®lares al d¨ªa a costa de terribles condiciones higi¨¦nicas, malos tratos de los jefes y guerras entre bandas rivales; en junio, cerca de Huepetuhe, una fosa regurgit¨® 20 cad¨¢veres.
Los que dictan la ley en esta tierra de nadie, seg¨²n Verit¨¦, son la mafia local y los carteles colombianos, con intrusiones tambi¨¦n de la 'Ndrangheta calabresa. El oro il¨ªcito se limpia con certificados falsos emitidos por intermediarios esparcidos por las tiendas de compro oro que se encuentran por todos los rincones, desde la capital, Puerto Maldonado, hasta los lugares m¨¢s rec¨®nditos de la selva. A trav¨¦s de Bolivia y Brasil, el metal precioso llega a las refiner¨ªas de Suiza, Estados Unidos, Canad¨¢ y Europa. La mitad de las 120 empresas de exportaci¨®n del pa¨ªs han sido investigadas, pero no ha cambiado nada, ni siquiera despu¨¦s de las incursiones a lo grande de las fuerzas del orden: ¡°Es puro teatro. Aqu¨ª domina la corrupci¨®n¡±, asegura una fuente del grupo ecologista SPDA, que prefiere mantener el anonimato tras haber sufrido una emboscada. A?ade que las leyes son ambiguas, y que ya ni se cuentan las confabulaciones de la pol¨ªtica y la justicia; incluso un exministro fue detenido por exportaci¨®n de oro sucio.
La guerra contra los enemigos de Madre de Dios es muy dura, pero un grupo de hombres inflexibles como V¨ªctor Zambrano est¨¢n decididos a ganar. La Pampa, ¨¢rea tristemente c¨¦lebre de la carretera interoce¨¢nica entre Puerto Maldonado y Cuzco, es la zona de acci¨®n de ?scar Guadalupe. Peque?o y ¨¢gil a sus 50 a?os, lucha con su asociaci¨®n Huarayo contra uno de los m¨¢s s¨®rdidos efectos secundarios de las minas: la prostituci¨®n infantil en los 400 locales de alterne que salpican los barrios de chabolas donde los mineros pasan su tiempo libre. ¡°Atraen a las ni?as de los pueblos andinos m¨¢s pobres con la promesa de un trabajo de camareras¡±, cuenta Guadalupe, que ha salvado a miles de ni?as prostitutas, incluso de 11 a?os, de estos tugurios de madera y chapa. Ya no cuenta las amenazas que recibe, ¡°pero la gente honrada est¨¢ de nuestro lado: nos informa de los peligros, de los movimientos de los mineros. Y mientras tanto, el negocio del oro no se detiene; siguen llegando nuevos buscadores. Y la polic¨ªa se mantiene a distancia de la Pampa¡±.
Delta 1 es un barrio miserable surgido en 2000 junto al r¨ªo Pukiri y que a¨²n hoy carece de agua corriente y alcantarillado, bien escondido en la selva entre Boca Colorado y Huepetuhe. Hacia el mediod¨ªa, jovencitas con camiseta y falda corta aparecen y desaparecen por los repugnantes callejones junto a los burdeles Venus y Boa Negra. Una tienda de Compro oro destaca en algo parecido a una plaza. En los barracones con funciones de bar, los mineros libres ven pel¨ªculas de Bruce Lee entre perros callejeros y basura rancia. Para llegar a Delta 1, hay que vadear el r¨ªo, marr¨®n por los vertidos de las minas, y enfrentarse a miradas cargadas de hostilidad. Aqu¨ª, hace poco, ataron y redujeron a cenizas a tres hombres por robar oro.
Desde la crisis de 2008 se destruyen 6.000 hect¨¢reas de Amazonia cada a?o, tres veces m¨¢s que en el pasado
Las minas se insin¨²an como una met¨¢stasis tambi¨¦n a lo largo del lecho del gran r¨ªo Madre de Dios, hogar de las comunidades ind¨ªgenas. Mart¨ªn Huaypuna Flores, de 60 a?os, fue el primero en dar la alarma en el a?o 2000, cuando un centenar de mineros desfiguraron su Tres Islas. ¡°Sus excavadoras transformaron el bosque en una pradera aterradora¡±, recuerda. ¡°Yo reun¨ª a mi gente para expulsarlos¡±. Ciento cincuenta ind¨ªgenas en canoas, con sus coloridos tocados de plumas de loro, armados solo con flechas y amor por la Amazonia, lograron vencer sin violencia. ¡°Pero regresaron¡±, contin¨²a Flores, ¡°y los volvimos a echar, sin ninguna ayuda del Estado¡±. Hasta 2012 el Tribunal Constitucional no expuls¨® a los mineros de Tres Islas, caso ¨²nico en la historia de Per¨². ¡°Es una pena que sigan all¨ª¡±, suspira Flores. ¡°Nadie ha ejecutado nunca la sentencia¡±.
Para reanudar la lucha con nuevas armas, el activista ha reunido en una asociaci¨®n, Afimad, a 49 comunidades ind¨ªgenas dedicadas a la recolecci¨®n de un fruto que para ellos es m¨¢s precioso que el oro: la nuez amaz¨®nica o casta?a. Sus alt¨ªsimos ¨¢rboles seculares absorben de forma prodigiosa el di¨®xido de carbono, y la casta?a es el alimento s¨ªmbolo de Madre de Dios, ¨²nica regi¨®n peruana que la produce, cubriendo el 11% del mercado mundial. Sus recolectores, guardianes de la salud de las plantas, son los centinelas del equilibrio ecol¨®gico. Cuentan con el apoyo de la ONG italiana Cesvi, que desde hace 25 a?os ayuda a las asociaciones locales a mejorar esta actividad medioambiental. ¡°Nuestro objetivo es convencer a los j¨®venes para que cuiden de estos ¨¢rboles vitales para el ecosistema¡±, explica Brandi Gatica, responsable de Cesvi en Madre de Dios, una ingeniera forestal enamorada de sus bosques. ¡°No es f¨¢cil trabajar con pol¨ªticos m¨¢s partidarios de las minas que de los casta?eros¡±, admite, ¡°pero gracias a nuestras peticiones, hoy se ha declarado a estos ¨¢rboles prioritarios para el desarrollo de la regi¨®n. Los recolectores reciben concesiones de tierras por parte del Estado y obtienen beneficios fiscales por su trabajo de conservaci¨®n. Y est¨¢n m¨¢s motivados para plantar cara a los mineros¡±.
Hay alguien que va a¨²n m¨¢s all¨¢, dedic¨¢ndose a resucitar la vegetaci¨®n asfixiada por el mercurio. ¡°Las minas matan la biolog¨ªa de la selva¡±, explica el agr¨®nomo Ronald Corvera Gomringer, apasionado director del Instituto de Investigaci¨®n de la Amazonia peruana. En su jard¨ªn de los clones cerca de Puerto Maldonado, da vida a nogales y otras especies para reverdecer las tierras contaminadas por los garimpeiros. ¡°Son plantas capaces de generar un suelo nuevo y de capturar el mercurio. Se necesitar¨¢n por lo menos 20 a?os; si las autoridades no act¨²an pronto, los mineros se nos van a adelantar. El hombre no es m¨¢s que un elemento como otro cualquiera dentro del ecosistema amaz¨®nico: ?qu¨¦ derecho tiene a romper su equilibrio?¡±.
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