Honduras: una crisis m¨¢s que electoral
La tensi¨®n en las calles hondure?as aumenta tras los primeros resultados del 26 de noviembre
Este fin de semana las im¨¢genes de mi pa¨ªs en llamas recorren el mundo. La poblaci¨®n hondure?a exige transparencia y respeto a los resultados de las elecciones generales que celebramos el 26 de noviembre entre represi¨®n, edificios incendiados y una ola de manifestaciones que fueron convocadas para ser pac¨ªficas.
Una semana despu¨¦s de las votaciones, demandamos conocer los resultados definitivos y leg¨ªtimos de la elecci¨®n de 298 gobiernos locales, 128 diputaciones y del Presidente Constitucional de la Rep¨²blica para el periodo 2018-2022. Aspiramos tener unas instituciones que funcionen y queremos utilizar la democracia como herramienta para sacar de la pobreza al 64 % de la poblaci¨®n y erradicar de una vez por todas la desigualdad y la violencia que nos consumen hace ya demasiado tiempo.
Pero en lugar de conteos transparentes y confiables, exigidos tambi¨¦n por la comunidad internacional, la respuesta que recibimos es la suspensi¨®n de garant¨ªas constitucionales y un toque de queda para ¡°controlar¡± las protestas que toman las calles.
Vivimos este episodio con incertidumbre y hartazgo, en un ambiente cargado de mensajes ambiguos, campa?as de terror y elementos de guerra psicol¨®gica. Pero esa tensi¨®n no es nueva, inici¨® un mes antes del d¨ªa de las elecciones, cuando prepar¨¢bamos a m¨¢s de 100 periodistas y comunicadores sociales para informar en lo que, seg¨²n anticipaban, ser¨ªa un escenario de polarizaci¨®n pol¨ªtica, desconfianza, hostilidad y potencial violencia.
Desde el arranque del proceso electoral se instaur¨® el operativo militar ¡°Paz y Democracia¡±, impulsado por la Secretar¨ªa de Defensa de Honduras. ?Su objetivo? Sembrar el miedo en la poblaci¨®n vinculando al partido Libertad y Refundaci¨®n (LIBRE) con la Mara Salvatrucha.
La primera actividad del operativo fue el allanamiento de lo que las autoridades denominaron ¡°una casa marera de entrenamiento para actos terroristas¡±. Amparada en la normativa que tipifica la protesta social como terrorismo, la Polic¨ªa decomis¨® en el lugar un ¡°manual de terrorismo casero¡± y public¨® fotograf¨ªas de propaganda del partido LIBRE, la Alianza de Oposici¨®n y el Movimiento de Estudiantes Universitarios encontrada en el inmueble. No hubo detenciones.
Ante ese proceder anticip¨¢bamos lo peor para el d¨ªa de las elecciones. Sin embargo, el 26 de noviembre transcurri¨® sin contratiempos. Ese domingo en el Comit¨¦ por la Libre Expresi¨®n (C-Libre) instalamos el Observatorio Electoral de Libertad de Expresi¨®n y monitoreamos la asistencia a las urnas para identificar violaciones a los derechos de acceso a informaci¨®n y libertad de expresi¨®n. Nuestro plan era continuar as¨ª hasta el lunes 27, cuando se anunciaran los resultados. Fue entonces cuando la paz acab¨®. Empez¨® el conteo. Se perfil¨® un ganador. Lleg¨® el silencio. Cambiaron los resultados. A¨²n no llega el escrutinio definitivo y leg¨ªtimo. Lo que debi¨® ser un momento de celebraci¨®n de la democracia se convirti¨® en el retorno de la hostilidad y la indignaci¨®n ciudadana.
Empezaron las protestas ante la posibilidad de un fraude electoral para permitir la reelecci¨®n del actual presidente Juan Orlando Hern¨¢ndez (JOH) quien, seg¨²n los dos principales partidos de oposici¨®n, fue vencido en las urnas por el candidato de la Alianza Opositora contra la Dictadura, Salvador Nasralla.
Las calles se llenaron de gente, polic¨ªas que ya empiezan a cansarse y de periodistas que se protegen con mascarillas antig¨¢s, chalecos antibalas y cascos, como si estuvieran en una zona de guerra. Gracias a su trabajo, el mundo ha conocido en tiempo real los hechos y las demandas de miles de hondure?os que se manifiestan al grito de ¡°Fuera JOH¡±.
?Qui¨¦nes salen a las calles? Se trata de gente que, m¨¢s que ser activista o militante de la oposici¨®n, se siente en la obligaci¨®n de respetar y defender la democracia. Eso es lo que les motiva a levantar su voz contra la relecci¨®n de un gobierno cuya legislatura ha estado marcada por la corrupci¨®n, un gobierno que ahora responde con militares y manipulaci¨®n de la informaci¨®n.
En Honduras las crisis pol¨ªticas y sociales han sido utilizadas por los gobernantes para dividir a la ciudadan¨ªa, pero haremos lo posible para que esta vez no sea as¨ª. Ya es tiempo de que eso acabe. No queremos m¨¢s balas, queremos votos. No queremos m¨¢s golpes, queremos una democracia que funcione. No queremos m¨¢s detenciones, queremos libertades. Queremos que las violaciones a los derechos humanos que marcan nuestro diario vivir se transformen en igualdad, justicia y paz social.
Las personas defensoras de los derechos humanos seguiremos resistiendo y trabajando juntas para que esa transformaci¨®n, ese sue?o, se vuelva realidad.
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