Las mujeres, los cors¨¦s y el tama?o de sus cerebros
Jacky Fleming hace un repaso afilado e ir¨®nico sobre la historia femenina en su ¨²ltimo libro, 'El problema de las mujeres'
Al principio de los tiempos no hab¨ªa mujeres. Luego aparecieron algunas, pero con la cabeza peque?a, as¨ª que solo pod¨ªan coser y jugar al croquet. M¨¢s tarde se supo que no pod¨ªan salir de noche porque ten¨ªan una visi¨®n nocturna nefasta y eran demasiado sensibles, as¨ª que siempre estaban en casa llorando, a veces como hist¨¦ricas; adem¨¢s, las primeras mujeres no corr¨ªan r¨¢pido, eran propensas a los sofocos y su cerebro era m¨¢s peque?o que el de los hombres (y de un material blando, ligero y esponjoso).
Ruskin lo dijo: "El intelecto de la mujer no est¨¢ hecho para la invenci¨®n o la creaci¨®n... Su gran cometido es la glorificaci¨®n". Parece m¨¢s que claro por qu¨¦ no aparecen en los libros de historia y Jacky Fleming (Londres, 1955), que quer¨ªa dar una explicaci¨®n a esta ausencia femenina, decidi¨® crear un libro para argumentarlo,?El problema de las mujeres (Anagrama, 2017); un recorrido afilado, ir¨®nico e ilustrado que convierte el pasado en una especie de narraci¨®n alternativa que viene a contar, por fin, por qu¨¦ la literatura, la ciencia, la biolog¨ªa, la astronom¨ªa o el deporte est¨¢n llenos de nombres masculinos y vac¨ªos de femeninos.
¡°Durante mucho tiempo nos enga?aron y nos hicieron creer que lo normal es que ellos salgan al mundo y ellas no; esa creencia nos impide intentar cambiar las cosas¡±, explica Fleming, que se remonta unos cuantos siglos para describir (parte) del origen del problema: la esfera dom¨¦stica. Ese lugar donde las mujeres hac¨ªan cosas sencillas como cuidar a los hijos, lavar, coser, fregar y picar carb¨®n. Asegura que, una vez se es consciente de todos los trucos que se han utilizado para mantener esa esfera, cambia la forma en la que se ven las cosas. ¡°Todos los m¨¦todos utilizados durante siglos han creado la ilusi¨®n de que la desigualdad es normal: no permitir que las ni?as reciban educaci¨®n o no darles los medios para ser econ¨®micamente independientes, o leyes haci¨¦ndonos propiedad de nuestros maridos, o cient¨ªficos dici¨¦ndonos que somos inferiores, y especialmente dejando los logros de las mujeres fuera de los libros de historia¡±.
El resultado, seg¨²n ella, es la creencia de que las mujeres no son tan v¨¢lidas como los hombres, y, con el tiempo, la realidad de esa premisa se hace bastante obvia. ¡°Es algo que descubrimos por las malas, ?nadie te lo advierte!¡±. Para evitarlo, para poder reaccionar cuando algo no est¨¢ bien de forma temprana, cree imprescindible que las mujeres j¨®venes sean quienes est¨¦n m¨¢s al tanto: ¡°Esto al final cambiar¨¢, aunque siempre haya gente intentando asegurarse de que no ocurra, como el equipo de hombres profundamente conservadores alrededor de Trump, intentando proteger sus privilegios¡±.
Contra esos grupos de resistencia, de las estad¨ªsticas, de las pol¨ªticas y de cualquier otra desventaja, Fleming decidi¨® hacer algo. ¡°Una vez que me di cuenta de que lo que estaba pasando era una enorme injusticia, que nuestros libros de texto hab¨ªan dejado fuera a la mitad de la raza humana (mi mitad), fue como despertar. Estaba absolutamente inspirada para comunicar eso al mayor n¨²mero de personas posible". Fue en la universidad, cuando la historiadora de arte Griselda Pollock le hizo ver que en sus libros de texto no hab¨ªa mujeres artistas: ¡°Entonces me di cuenta del enga?o al que hab¨ªa sido sometida durante a?os. Las personas que me inspiraron eran en su mayor¨ªa hombres: John Glashan, Edward Ardizzone, Ronald Searle... No era consciente de la ausencia de mujeres artistas en mi vida".
Es un momento complicado, porque tenemos una ilusi¨®n de libertad
Cuando lo fue, caricaturiz¨® el pasado y convirti¨® la historia en algo accesible, popular y algo m¨¢s completo. Nombres como el de Sarah Forbes Bonetta, una esclava africana que acab¨® siendo ahijada de la Reina Victoria por su inteligencia, o Nan Aspinwall, la primera mujer en cruzar a caballo Estados Unidos, son solo algunos ejemplos de nombres que Fleming ha rescatado a base de trazo y texto dentro de un mundo en el que tambi¨¦n ellas siguen siendo menos visibles, en el que ellos siguen teniendo espacios reservados ¡ªcomo la caricatura pol¨ªtica¡ª y en el que todav¨ªa hay que luchar por el reconocimiento ¡ªy aqu¨ª Fleming recuerda la pol¨¦mica del festival de c¨®mic de Angulema, acusado de machismo en su edici¨®n de 2016 por no incluir a ninguna mujer entre sus finalistas¡ª.
Si se le pregunta por utop¨ªas, problemas como el de Angulema jam¨¢s existir¨ªan. En el mundo ideal de Fleming hay un estudio amplio, silencioso y lleno de luz, con puertas a una gran terraza o un patio que por la noche se convierte en un lugar de reuni¨®n de artistas de cualquier edad y cualquier parte y donde se bebe, se habla y se r¨ªe. No hay coches, ni ropa corporativa elegante, s¨ª muchos perros y gatos y el mar empieza justo al final de la calle. No existe la violencia ni la crueldad, por lo tanto, tampoco el miedo: "No hay idiotas que arruinan nuestra vida, ni fascistas tratando de remodelar el mundo para calmar sus ansiedades".
Dice que en ese universo la igualdad es tan fundamental para nuestras relaciones que el deseo de controlar o juzgar a los dem¨¢s desaparece y que la avaricia es vista como un desorden de la personalidad profundamente antisocial. Nadie quiere m¨¢s de lo que se necesita para una vida c¨®moda, y nadie se queda sin ella. Adem¨¢s, es un lugar en el que se puede desayunar en ba?ador. "Si sabes d¨®nde est¨¢ este lugar, env¨ªame un correo electr¨®nico inmediatamente y hago la maleta". Y, aunque este es su mundo ideal, est¨¢ convencida de que no hubiese elegido otro momento en la historia que vivir y que dibujar. "En cada momento de la historia, las feministas han tenido que cuestionar lo que pasa por normal en su ¨¦poca. Es lo mismo ahora. Y es un momento complicado, porque tenemos una ilusi¨®n de libertad".?
Una libertad que Fleming contrapone a la cantidad de mujeres que, por fin, hablan de los ataques sexuales que han sufrido: "Est¨¢ claro que las cosas no son lo que parecen. Esas experiencias deben ponerse en un contexto pol¨ªtico feminista m¨¢s amplio, de modo que las ni?as no experimenten todas las cosas horribles en privado y guarden silencio". Para ella, saber que mujeres de todo el mundo pasan por lo mismo, que no es una casualidad ni una coincidencia, puede marcar la diferencia. "Esto es un asunto pol¨ªtico, no privado, sobre poder y control. Creencias arcaicas que a¨²n afectan a nuestra vida diaria". Sentencia, firme, que tenemos que buscar aquello que nos es tan familiar que no podemos verlo.
?Qui¨¦n es Jacky Fleming?
Fleming, dibujante, naci¨® en Londres en 1955. Sus ilustraciones han aparecido en The Guardian, The Independent, Diva, Observer o Big Issue. Tiene siete libros publicados, el ¨²ltimo, El problema de las mujeres, gan¨® el premio Art¨¦misia de humor. Con ocho a?os garabate¨® un dibujo para colorear los espacios en blanco y crear un patr¨®n abstracto. No recuerda no dibujar. S¨ª recuerda el color magenta de una caja de pinturas que le regalaron en el colegio, el verde de una pintura del que se enamor¨® cuando su abuela la llev¨® a una galer¨ªa de arte en Londres y, cada d¨ªa y con alg¨²n sollozo, a Edward Ardizzone, no el ilustrador, sino su gato, al que aup¨® por primera vez pensando que era el animal que m¨¢s se estiraba del mundo, que vivi¨® durante 23 a?os y que muri¨® hace poco.
Tiene un huerto en el que trabaja mucho en verano, y en el que a veces no sabe si mirar o comer: ¡°Cuando el manzano est¨¢ cubierto de manzanas rojas, se parece al jard¨ªn del Ed¨¦n¡±. Ahora acaba de terminar una serie de dibujos que har¨¢n de tel¨®n de fondo en las vitrinas de una exposici¨®n llamada A Woman's Place; asegura que otro libro est¨¢ form¨¢ndose, "lentamente"; y est¨¢ trabajando en el proyecto Little Free Libraries. "Donde las personas pueden dejar un libro y coger otro gratis. Est¨¢n siendo puestas en todo el mundo; las nuestras son un poco diferentes porque las estamos pintando cuidadosamente, de modo que cada biblioteca sea tambi¨¦n una obra de arte p¨²blica".
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