Mar¨ªa tiene una sonrisa en la cara y una extra?a pr¨®tesis en el brazo

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Quedar mutilado es un duro trago que en Colombia se hace un poco m¨¢s dif¨ªcil que en un pa¨ªs desarrollado. Unas 11.000 personas han pasado por este trance. Luis*, un campesino que trabajaba en su finca se qued¨® hace tres a?os sin brazos. En un segundo pas¨® de recoger las horatalizas que le daban de comer a ser completamente dependiente de su esposa, quien a partir de entonces tuvo que empezar que ayudarle pr¨¢cticamente a todo. Cuando le atendieron en el hospital trataron sus heridas, hicieron las amputaciones necesarias y le mandaron de vuelta a casa. Sin terapia, sin preparaci¨®n psicol¨®gica, sin tener ni idea de c¨®mo afrontar esta nueva vida. ?l no ha superado el trauma. No habla con medios de comunicaci¨®n, esta historia se construye con relatos de personas que lo han conocido.

Lo que Luis tampoco ten¨ªa es recursos para pr¨®tesis. Quiz¨¢s ahorrando mucho podr¨ªa haber conseguido unas no funcionales, que simplemente dieran la apariencia de tener extremidades all¨¢ donde ya no hay nada. Pero seguir¨ªan sin resolver sus problemas de dependencia. Es una de las caras crueles de la desigualdad en Colombia, donde el sueldo de un congresista es de 30 millones de pesos (unos 8.500 euros), la gran mayor¨ªa de los trabajadores malvive con el salario m¨ªnimo: 781.000 pesos (unos 224 euros).

Esta realidad llev¨® a Esteban Bravo, un estudiante colombiano, a buscar soluciones. Empez¨® a experimentar con impresoras 3D y cre¨® un prototipo para un adolescente de 15 a?os que hab¨ªa perdido el antebrazo. En LABICxlaPaz, un laboratorio de innovaci¨®n organizado por la Segib que se celebr¨® en febrero en Pasto (Nari?o) se encontraron con un grupo de Madrid que llevaba a?os trabajando en lo mismo. All¨ª han creado pr¨®tesis para Mar¨ªa y otra para Luis. Los materiales para crear cada una han salido por unos 50.000 pesos (menos de 15 euros), 16 veces m¨¢s barato de lo que costar¨ªa una pr¨®tesis industrial.

Estos prototipos pretenden ser primeros pasos para que cientos de colombianos que no pueden permitirse pr¨®tesis accedan a una. Pero, ?por qu¨¦ en Madrid estaban trabajando en esto mismo? En Medialab Prado, un grupo de personas comenz¨® hace tres a?os a trabajar en lo que hoy es la asociaci¨®n Autofabricantes, un proyecto que naci¨® en torno al software libre para mejorar las condiciones de vida de las personas con amputaciones en cualquier lugar del mundo donde les necesitasen. Camila Ren¨¦ Maggi, una de sus componentes, explica la idea surgi¨® porque los afectados ¡°no tienen ni voz ni voto¡±. ¡°Las pr¨®tesis son caras y anticuadas. Es el usuario el que se tiene que adaptar a ellas, en lugar de lo contrario; vienen de cat¨¢logo, pero las vidas y los cuerpos no son de cat¨¢logo, cada uno es distinto de otro¡±, argumenta. Pretenden que quien se ve obligado a usar este tipo de artilugios participe en el proceso de fabricaci¨®n, aporte su opini¨®n y est¨¦ implicado para que se desarrolle en funci¨®n de sus propias necesidades. "Todo lo hacemos con c¨®digo abierto, de forma que cualquiera puede tener acceso para replicar y mejorar lo que creamos", a?ade Maggi.

En un 'laboratorio' de Madrid, m¨¢s de 150 personas han contribuido a fabricar pr¨®tesis que han ayudado hasta el momento a m¨¢s de 30 familias

Con esta filosof¨ªa, m¨¢s de 150 personas han contribuido a fabricar pr¨®tesis que han ayudado hasta el momento a m¨¢s de 30 familias. La activista explica que, por un lado, est¨¢n trabajando en las mioel¨¦ctricas, que perciben los impulsos neuronales y activan motores para mover las manos. Son "especialmente dif¨ªciles de hacer" en ni?os, puesto que los mecanismos deben ser muy peque?os. Todav¨ªa no han conseguido sacar el primer prototipo. La l¨ªnea que tienen m¨¢s consolidada es lo que llaman supergiz, que a simple vista no se parece a una mano; es m¨¢s bien una especie de guante que se adapta al mu?¨®n y tiene en el extremo una clavija que permite intercambiar diferentes gadgets, que se pueden intercambiar en funci¨®n de las necesidades de cada momento: beber agua, jugar a la pelota, comer, montar en bici.

Es la que lleva Mar¨ªa, la peque?a de nueve a?os, en su brazo izquierdo. Para Luis, en el laboratorio de Pasto fabricaron una m¨¢s parecida a una mano de verdad, pero en la que tambi¨¦n colocaron un adaptador que permite enganchar estos dispositivos adaptables. Ya est¨¢ comenzando a ejecutar tareas para las que ten¨ªa que ayudarle su mujer. Beber un vaso de agua por uno mismo no parece un gran logro hasta que se pierde la capacidad de hacerlo. Luis va consiguiendo hacerlo de nuevo sin ayuda.

Lo que naci¨® en LABICxlaPaz fue el inicio de un proyecto a m¨¢s largo plazo. Dos personas salieron beneficiadas de esta iniciativa, pero la idea de sus impulsores es encontrar inversores o patrocinadores que ayuden a seguir desarrollando pr¨®tesis. En Colombia todav¨ªa quedan miles de personas que necesitan una. Y el proyecto para personalizar y abaratar estos utensilios ortop¨¦dicos puede beneficiar a millones en todo el mundo.

*Los nombres son ficticios para proteger la intimidad de los protagonistas.

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