Ni un kil¨®metro m¨¢s
Millones de habitantes sufren la escasez de agua o los problemas derivados de ella. Para las mujeres las consecuencias de esta falta se multiplican
Mweteni es un grupo de aldeas al lado del parque nacional de Mkomazi, en Tanzania. All¨ª, siete mujeres decidieron en 2001 que ya era suficiente. No quer¨ªan resignarse a vivir sin agua: no estaban dispuestas a seguir levant¨¢ndose cada d¨ªa y caminar durante horas para llenar un bid¨®n y cargarlo de vuelta al poblado. Crearon un grupo llamado Tgemeo, cuya traducci¨®n al castellano es ¡°independiente¡±. Ellas eran algunas de esas mujeres ¡ªy ni?as¡ª que invierten diariamente, en todo el mundo, m¨¢s de 125 millones de horas en buscar, recolectar y transportar agua.
As¨ª, como el nombre de ese grupo de tanzanas, deber¨ªa ser cada rinc¨®n del mundo: autosuficiente. Sin embargo, aunque nos rodea por todas partes, falta. Es un recurso escaso en infinidad de lugares y su ausencia provoca enfermedades, desastres, epidemias, muertes¡ Todav¨ªa hoy, m¨¢s de 2.000 millones de personas no tienen acceso a agua potable de forma segura y solo en 2012 esa carencia junto a un servicio inadecuado de saneamiento produjeron 842.000 muertes; todav¨ªa hoy, una cuarta parte de la poblaci¨®n se despierta por la ma?ana y no puede abrir un grifo, ni tiene uno cerca; todav¨ªa hoy, el 40% de los humanos se enfrenta a la escasez. El cambio clim¨¢tico y la contaminaci¨®n, a pesar de los avances, han intensificado el estr¨¦s h¨ªdrico, que aumenta tambi¨¦n con el crecimiento de la poblaci¨®n.
Seg¨²n el ¨²ltimo informe de Naciones Unidas, del pasado 19 de marzo, el uso global del agua ha aumentado seis veces en los ¨²ltimos 100 a?os y sigue creciendo de manera constante a una tasa aproximada del 1% anual. Ese es el paisaje, donde una buena gesti¨®n es ya imprescindible. Y a ello apunta ese estudio, enfocado a buscar soluciones basadas en la propia naturaleza, y no contra ella, que es como, a veces, nos empe?amos en relacionarnos con el planeta. Aunque no se reconoci¨® como un derecho humano hasta 2010, se ha convertido en uno de los puntos clave en las agendas internacionales; es el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6, agua limpia y saneamiento, y especifica que la meta es "lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos y poner fin a la defecaci¨®n al aire libre, prestando especial atenci¨®n a las necesidades de las mujeres y ni?as y de las personas en situaciones de vulnerabilidad"; est¨¢ relacionado, de forma m¨¢s o menos directa, con los otros 16; y esta d¨¦cada que empieza, hasta 2018, ser¨¢ el Decenio Internacional para la acci¨®n Agua para el Desarrollo Sostenible.
En este panorama, la gravedad de la situaci¨®n de las mujeres se multiplica. El agua tambi¨¦n tiene g¨¦nero ¡ªpara el bien de los dem¨¢s y su propio perjuicio¡ª y, aunque la realidad es abrumadora, todav¨ªa la mayor¨ªa de pol¨ªticas p¨²blicas no incide en esta perspectiva ni los estudios desagregan los datos por sexo. Este es un repaso a algunas de las ¨¢reas donde se acusa m¨¢s este problema.
Salud (y salud materno-infantil)
La falta de agua y saneamiento tiene consecuencias para la salud a corto, medio y largo plazo: desde la higiene m¨¢s b¨¢sica hasta la incapacidad para evitar o contener la propagaci¨®n de enfermedades. Las mujeres, encargadas de acarrear con los cuidados del hogar y la familia, son las que m¨¢s sufren, sobre todo en los pa¨ªses en desarrollo, donde alrededor de 2.400 millones de personas no tienen acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas y las que utilizan pueden contaminar el agua y propagar enfermedades.
Cuando alguno de los miembros de la familia enferma, son ellas quienes lo atienden. Seg¨²n la ONU, esto no solo implica un mayor volumen de trabajo, sino enfrentarse a contagios o ver reducidas sus posibilidades de sobrevivir a ciertas enfermedades. El tracoma, por ejemplo, es una enfermedad ocular que provoca ceguera irreversible y que se transmite, principalmente, en el entorno familiar (por el contacto humano y las moscas) y cuyos factores de riesgo ambientales son la escasez de agua, el acceso inapropiado a v¨¢teres y servicios de saneamiento, los hogares hacinados y una higiene deficiente. Seg¨²n los ¨²ltimos datos de la OMS, es un problema de salud p¨²blica en 42 pa¨ªses, la causa de la ceguera o la incapacidad visual de 1,9 millones de personas y 182 millones de personas que viven en zonas donde el tracoma es end¨¦mico y est¨¢n en riesgo de padecer ceguera por esta causa; en ellas, son los ni?os en edad preescolar quienes tienen los mayores riesgos (con tasas de prevalencia que pueden llegar a ser del 60% al 90%), por lo tanto las madres, que son quienes mayor tiempo pasan con sus hijos.
Apunta Unicef a que la falta de agua limpia y saneamiento aumenta tambi¨¦n el riesgo de infecciones y enfermedades diarreicas de las personas que viven con VIH/sida; en ?frica subsahariana, por ejemplo, mujeres y ni?as representan el 60% de las personas infectadas por el virus. Junto a la malaria, el VIH/sida se encuentra entre las principales causas de mortalidad y morbilidad en las embarazadas africanas y sus hijos: las cifras dicen que cada a?o, al menos un mill¨®n de embarazos est¨¢n infectados con malariay VIH. Un momento clave ya que durante la gestaci¨®n aumenta el riesgo de malaria y la carga viral del VIH, algo que puede incidir en la frecuencia con la que se transmite de la madre al feto. Y, una vez que llega el parto, el acceso al agua potable y el saneamiento pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte de madres y beb¨¦s.
Y este problema tambi¨¦n puede producir problemas de salud mental como ansiedad o depresi¨®n. En Carolina, en la sudafricana rep¨²blica de Mpumalanga, el agua contaminada por las minas que rodean la zona todav¨ªa se usa para regar, lavar la ropa y el aseo personal, lo que provoca erupciones y llagas en la zona vaginal. Hasta hace tres a?os, cuando Lorraine Kakaza y otras vecinas comenzaron a emitir podcasts para contar esta problem¨¢tica h¨ªdrica, eso causaba discusiones y violencia en las familias porque los maridos cre¨ªan que sus mujeres los enga?aban.
Educaci¨®n
Los mitos que estigmatizan la menstruaci¨®n por todo el mundo dificultan la vida de mujeres y ni?as en todo el mundo, afectando a la educaci¨®n de estas ¨²ltimas. En Nepal, el chapaudi (aislar a las mujeres durante la regla en establos y cobertizos para animales, normalmente) no fue castigado por la justicia hasta 2005 y fue tipificado como delito en 2017; en India las mujeres no pueden cocinar ni comer con la familia, creen que se ¡°agr¨ªan¡± los alimentos; en regiones de Latinoam¨¦rica la brujer¨ªa y la supercher¨ªa se mezclan para estigmatizar a las mujeres; en Afganist¨¢n, la creencia de que ducharse con la regla produce infertilidad provoca que m¨¢s del 70% de las adolescentes no se duchen durante el periodo; y en muchas zonas de ?frica y Asia ni siquiera se habla de la menstruaci¨®n, es algo que, aparentemente, no ha de existir.
El alto precio de compresas y tampones, los tab¨²es, el acoso escolar por parte de los ni?os debido a la incomprensi¨®n (tambi¨¦n la de los profesores) y la falta de educaci¨®n respecto a este tema, la ausencia de aseos adecuados y separados y la higiene precaria provocan que, en pa¨ªses como Kenia, las adolescentes pierdan una media de tres d¨ªas de clase al mes, en Etiop¨ªa, cuatro.
A la dificultad de enfrentarse a todos estos problemas cada vez que llega el periodo, se suma el tiempo que las ni?as dedican a ayudar en las tareas del hogar, a cuidar de sus hermanos o familiares enfermos y a acompa?ar a sus madres a por agua y le?a. En pa¨ªses con escasez, el 80% de la recolecci¨®n recae sobre mujeres y ni?as, que caminan largas distancias de madrugada para poder proveer de agua el hogar para todo el d¨ªa, as¨ª que llegan, cansadas y tarde, al colegio. Este c¨²mulo de circunstancias termina por conducir, muchas veces, al abandono escolar.
Seguridad
En aquellos pa¨ªses donde el saneamiento es deficiente, las mujeres y ni?as caminan grandes distancias para acceder a un v¨¢ter o buscar agua. Estas marchas, a veces de kil¨®metros, las obliga a transitar por caminos inseguros, a defecar al aire libre (en el mundo, todav¨ªa 1.000 millones de personas lo hacen), sin ning¨²n tipo de higiene para ellas ni para sus familias (cuya alimentaci¨®n, y por tanto la manipulaci¨®n de la comida, corre a su cargo) y atentando contra su dignidad y su seguridad.
En muchas ocasiones la b¨²squeda del agua o de un aseo la hacen solas, y a veces de noche, para evitar ser vistas, acosadas, agredidas, violadas o raptadas. Algo que se agrava en zonas de conflicto o emergencia, y que en algunos pa¨ªses de Asia y ?frica son una verdadera epidemia y un problema de salud p¨²blica; en Kenia o en India, por ejemplo, son numerosos los casos conocidos de ni?as y j¨®venes que han sido violadas y torturadas cuando iban a la b¨²squeda de un lugar apartado para hacer sus necesidades o recolectar agua.
Econom¨ªa
Ellas, las mujeres, son las principales usuarias, recolectoras y administradoras de este elemento: la buscan, la transportan, la hierven para beber y cocinar, con ella ba?an a sus hijos y la preparan para el resto de la familia y ellas mismas, limpian la casa, lavan la ropa... En ?frica Subsahariana, por ejemplo, 40.000 millones de horas se pierden cada a?o debido a la recolecci¨®n de agua. Muchas horas invertidas, por ellas, en la gesti¨®n de este elemento que, una vez pasa a manos privadas o su uso se "formaliza", las deja al margen.
Infograf¨ªa | El oro l¨ªquido
Nos rodea por todas partes y, sin embargo, falta. Es un recurso escaso en infinidad de lugares y su ausencia provoca enfermedades, desastres, epidemias, muertes¡ Estas son algunas de las cifras del agua, el tesoro transparente. Haz click aqu¨ª para ver la infograf¨ªa.
Muy pocas veces son parte del proceso de creaci¨®n de infraestructuras relacionadas con el agua, consultadas en cuanto al saneamiento o involucradas en el dise?o, la planificaci¨®n, el mantenimiento y la gesti¨®n de este recurso. Aunque la evidencia demuestra que los servicios de agua y saneamiento son generalmente m¨¢s efectivos si las mujeres asumen un papel activo en su establecimiento ¡ªun estudio del Banco Mundial sobre 122 proyectos de agua descubri¨® que la efectividad era de seis a siete veces mayor cuando las mujeres estaban involucradas¡ª, esto sigue sin suceder de forma extendida; seg¨²n datos de la consultora Deloitte de 2017, las mujeres representan menos del 17% de la fuerza laboral de agua, saneamiento e higiene y una peque?a parte de la comunidad pol¨ªtica y regulatoria, y de la gerencia y la parte t¨¦cnica.
De este tesoro transparente depende el avance del mundo. Desde la seguridad alimentaria hasta la conservaci¨®n del medio ambiente, la paz y la seguridad mundial, estables y a largo plazo. El desarrollo socioecon¨®mico sostenible, el empoderamiento de las mujeres y ni?as de todo el mundo y la igualdad. Los d¨ªas mundiales a veces sirven para recordar lo que ya sabemos, pero a lo que veces no prestamos atenci¨®n; hoy es el D¨ªa Mundial del Agua, ese elemento vital, imprescindible, cuya ausencia o presencia lo cambia todo.
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