La Cooperaci¨®n Espa?ola debe mojarse

La situaci¨®n dif¨ªcilmente entendible de la Cooperaci¨®n Espa?ola en agua y saneamiento parece estar echando por tierra los resultados, capacidades y aprendizajes acumulados. En la ¨²ltima d¨¦cada, Espa?a ha tenido un papel destacado entre la comunidad internacional de desarrollo en el ¨¢mbito del agua. Durante a?os ha liderado, junto con Alemania, el impulso y reconocimiento de los Derechos Humanos al Agua y al Saneamiento en Naciones Unidas, y apoyado los mandatos de dos Relatores Especiales sobre estos derechos humanos. Los 1.500 millones de d¨®lares comprometidos a finales de 2007 a trav¨¦s del Fondo de Cooperaci¨®n en Agua y Saneamiento en Am¨¦rica Latina (FCAS), aunque todav¨ªa no totalmente ejecutados, han situado a Espa?a como uno de los donantes de referencia a nivel global en la promoci¨®n del acceso universal al agua y al saneamiento, al tiempo que han permitido acumular experiencia y aprendizajes de considerable valor.

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En lugar de aprovechar las capacidades y nivel de influencia atesorados para profundizar y extender su compromiso con las metas de agua y saneamiento de la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible, en los ¨²ltimos a?os, la contribuci¨®n espa?ola ha ido adelgazando de manera desproporcionada hasta convertirse en una ¡°pol¨ªtica demacrada¡±. Lo ha hecho con la excusa de la crisis. Esta situaci¨®n coloca a la Cooperaci¨®n Espa?ola ante un futuro incierto que requiere un tratamiento revulsivo urgente para evitar, en este como en otros ¨¢mbitos, la muerte cl¨ªnica.

Seg¨²n WASHwatch, entre 2008 y 2015 Espa?a redujo en m¨¢s de un 90 % su inversi¨®n anual en cooperaci¨®n en agua y saneamiento, tendencia que ha continuado en los ¨²ltimos a?os y que no parece remontar. A esto se suma la incertidumbre actual que se desprende del nuevo Plan Director de la Cooperaci¨®n Espa?ola 2018-2021 que, en lo referente a agua y saneamiento,?no parece haber tenido demasiado en cuenta la experiencia adquirida por los propios equipos de la Cooperaci¨®n Espa?ola en sede y en terreno.

La apuesta del Plan Director por una priorizaci¨®n de la construcci¨®n de infraestructuras contradice lo se?alado en la evaluaci¨®n intermedia del FCAS, que evidencia la condici¨®n necesaria de las infraestructuras, pero insuficiente para garantizar el acceso de los m¨¢s vulnerables a agua y saneamiento. Olvidar, por tanto, cuestiones como el fortalecimiento institucional, la igualdad de g¨¦nero, el desarrollo comunitario o la protecci¨®n de los recursos h¨ªdricos puede llevar a la Cooperaci¨®n Espa?ola a retroceder a?os y no orientar adecuadamente sus intervenciones hacia resultados eficaces y sostenibles que pongan a las personas en el centro.

Tampoco en el pron¨®stico resulta alentadora la prioridad que se le quiere dar a la financiaci¨®n no reembolsable para apalancar cr¨¦ditos a pa¨ªses de rentas medias, en lugar de orientar preferentemente los recursos a los pa¨ªses m¨¢s pobres. Esto desvirt¨²a la l¨®gica que debe impulsar a la Cooperaci¨®n Espa?ola como impulsora de reducci¨®n de la pobreza y garante de los derechos humanos, poniendo el foco en los colectivos m¨¢s vulnerables. Esto ha pasado en parte de la cartera de proyectos del FCAS, y amenaza con acentuarse si el Fondo para la Promoci¨®n del Desarrollo pasa a ocupar un lugar preponderante en la cooperaci¨®n frente a instrumentos y programas m¨¢s orientados a los pa¨ªses m¨¢s vulnerables.

Por estos y otros motivos, evitar la muerte cl¨ªnica de la Cooperaci¨®n Espa?ola en agua y saneamiento pasa por que esta ejecute la totalidad de la financiaci¨®n comprometida para el FCAS y que todas las acciones promovidas se desarrollen desde un enfoque basado en derechos humanos. Parte fundamental del tratamiento de choque deber¨ªa reeditar el compromiso de la pasada d¨¦cada con el FCAS y destinar al menos 1000 millones de euros, principalmente de fondos no reembolsables, para que durante la pr¨®xima d¨¦cada se implementen programas, adem¨¢s de agua, de saneamiento e higiene, muchas veces en segundo plano, con una clara orientaci¨®n a las regiones m¨¢s desfavorecidas, especialmente las zonas rurales de ?frica Subsahariana y los colectivos m¨¢s vulnerables, prestando especial atenci¨®n a las mujeres.

Pero tambi¨¦n deben impulsarse mejoras cualitativas. Pol¨ªticas y medidas que promuevan la participaci¨®n de las poblaciones locales en la toma de decisiones, que aseguren las capacidades locales y la sostenibilidad frente a aquellas centradas ¨²nicamente en la inversi¨®n en infraestructura. Tambi¨¦n que limiten el car¨¢cter reembolsable de los fondos y que prioricen el saneamiento y la higiene como elementos clave para la igualdad de g¨¦nero, promoviendo el empoderamiento y la participaci¨®n de las mujeres en las pol¨ªticas de agua.

Frente a los 2.100 millones y 4.500 millones de personas en el mundo que no tienen acceso, respectivamente, a agua y saneamiento gestionados de forma segura, la Cooperaci¨®n Espa?ola debe mojarse con el ODS6 de agua y saneamiento.

De momento, su situaci¨®n se encuentra en pron¨®stico reservado, dentro de la gravedad.