¡°S¨¦ que alg¨²n d¨ªa me tocar¨¢ dar la vida por defender la naturaleza¡±
Consuelo Soto protege las tierras de los tolup¨¢n, en Honduras, frente a los intereses de las multinacionales. Su marido fue acuchillado en la puerta de casa, ella dice que no tiene miedo
Mucha gente comenta a Consuelo Soto que le recuerda a su compatriota Berta C¨¢ceres, la ambientalista m¨¢s conocida de Honduras, asesinada en 2016. Es mujer, ind¨ªgena y lleva a sus espaldas una vida dedicada a defender las tierras ancestrales de su comunidad frente a los intereses de las multinacionales en su pa¨ªs. "Berta fue una de las primeras compa?eras que conoc¨ª en este camino y todav¨ªa sigo esperando un mensaje suyo cada d¨ªa", cuenta. "No tengo miedo, s¨¦ que alg¨²n d¨ªa me tocar¨¢ dar la vida por defender la naturaleza", a?ade con convicci¨®n. En algo menos de dos d¨¦cadas ha visto como un centenar de activistas eran asesinados por la causa, entre ellos su marido, al que unos sicarios mataron a pu?aladas en la puerta de su casa.
Su lucha comenz¨® en 2002, cuando vio llegar a las primeras industrias mineras y madereras a su regi¨®n, el departamento de Yoro, al norte de Honduras, donde viven 32 tribus. Cuenta que no le gust¨® nada ver el monte tan "pelado" y solicitaron explicaciones. "No nos daban informaci¨®n, as¨ª que lo denunciamos ante la Fiscal¨ªa de las etnias, la polic¨ªa y todos los organismos que pudimos". Como no obten¨ªan respuesta, salieron a la calle. En una de las primeras manifestaciones mataron a tres ind¨ªgenas, por suerte ella ya no estaba en el lugar de las protestas. "Mi cuerpo temblaba de c¨®lera cuando me enter¨¦. Obtuvimos represi¨®n por parte de la polic¨ªa", relata.
La ambientalista pertenece al pueblo tolup¨¢n, integrado por unas 10.000 personas. Su objetivo es la defensa del territorio, de los bosques y los r¨ªos y que se respeten los derechos sobre las tierras de los ind¨ªgenas. Su trabajo como activista medioambiental ha contribuido a detener la instalaci¨®n de una mina de antimonio en su territorio y es un potente altavoz de los ind¨ªgenas m¨¢s pobres. Adem¨¢s, es miembro del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, una organizaci¨®n que lucha contra la "corrupci¨®n y el mal manejo de los bienes p¨²blicos".
Soto visit¨® Espa?a a mediados de marzo de mano de la Fundaci¨®n Entreculturas para reunirse con pol¨ªticos e instituciones (acudi¨® al Congreso de los Diputados para hablar con la Mesa y Portavoces de las Comisiones de Asuntos Exteriores y Cooperaci¨®n Internacional) y relatar la realidad de Honduras. "El Gobierno ten¨ªa que respetar los t¨ªtulos ancestrales y no lo ha hecho. No hay justicia en mi pa¨ªs, todo es impunidad", asegura. Hasta la fecha a¨²n no hay ning¨²n detenido por la muerte de su marido, aunque ella afirma saber qui¨¦n es: "Un vecino de una comunidad cercana". Se supone que ella goza de medidas de protecci¨®n exigidas por la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos.
No hay justicia en mi pa¨ªs, todo es impunidad
Global Witness denunci¨® a principios de este a?o que Honduras es ¡°el pa¨ªs m¨¢s peligroso del mundo para los ecologistas¡±. La organizaci¨®n recopil¨® informaci¨®n durante dos a?os de trabajo y asegura haber recogido pruebas sobre 123 asesinatos desde 2010. Los activistas por los derechos humanos sostienen que son muchos m¨¢s. Un informe lleg¨® a afirmar que el propio Gobierno estuvo involucrado en el asesinato de Berta C¨¢ceres.
En los consejos directivos del pueblo tolup¨¢n solo hay dos mujeres, pero Soto defiende que ya cuenta con un grupo de 30 de ellas organizadas y que cree que va a ir en aumento. "Todav¨ªa hay mucho machismo, los hombres piensan que las mujeres tenemos que quedarnos en casa limpiando y cocinando". Esa visi¨®n no entra en los planes de Consuelo Soto.
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