Los peligrosos bulos que rodean al autismo
Estudios pseudocient¨ªficos, embaucadores y rumores sin base pueblan numerosas p¨¢ginas de Internet que afirman haber descubierto remedios milagrosos
La afirmaci¨®n de que las vacunas causan autismo ha sido repetidamente desmentida a lo largo de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas por numerosos estudios y una gran mayor¨ªa de especialistas. Sin embargo, contin¨²an apareciendo bulos como los que relacionan, desde hace varios a?os, la presencia de aluminio en ciertas vacunas con la aparici¨®n del autismo, o el que a principios de marzo alcanz¨® a la Agencia de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA), que supuestamente hab¨ªa admitido la conexi¨®n entre la inmunizaci¨®n y el desarrollo de autismo. Este ¨²ltimo fue desmentido por Associated Press despu¨¦s de que varias p¨¢ginas de salud malinterpretaran la informaci¨®n contenida en el prospecto de una antigua vacuna contra la difteria, el t¨¦tano y la tosferina en el que el autismo aparec¨ªa en la lista de posibles efectos secundarios. ?Qu¨¦ hab¨ªa sucedido? Al aprobarse la vacuna en 2005, este tipo de informes eran generados por los consumidores y a?adidos autom¨¢ticamente a la etiqueta de la FDA aunque carecieran de fundamentos cre¨ªbles. Desde entonces el organismo ha cambiado las normas de etiquetado y ahora solo incluye efectos secundarios para los que s¨ª existe una relaci¨®n causal.
Estas falsas informaciones son una realidad en el mundo del autismo, trastorno que celebra este lunes 2 de abril su d¨ªa mundial, y tienen su origen en un estudio del brit¨¢nico Andrew Wakefield que la prestigiosa revista The Lancet public¨® en febrero de 1998. En ¨¦l se relacionaba la administraci¨®n de la vacuna triple v¨ªrica (contra el sarampi¨®n, paperas y rubeola) con el desarrollo del autismo, y fue inmediatamente criticado por muchos otros profesionales a la vez que espoleaba los esfuerzos de la corriente antivacunas. El trabajo, que ser¨ªa finalmente retractado en 2010, recopilaba los casos de 12 ni?os y estaba plagado de errores y datos falsos. Muchos de estos ni?os hab¨ªan sido adem¨¢s cedidos por un despacho de abogados interesado en demandar a los fabricantes de la vacuna, e incluso pag¨® a los menores por participar en las pruebas. Wakefield acabar¨ªa perdiendo su licencia para practicar medicina en el Reino Unido, pero el da?o estaba ya hecho: seg¨²n afirma TIME, ¡°se necesitaron casi dos d¨¦cadas para que las tasas de vacunaci¨®n en el Reino Unido se recuperaran. En ese tiempo se dieron m¨¢s de 12.000 casos de sarampi¨®n, cientos de hospitalizaciones y al menos tres muertes¡±. Unos brotes epid¨¦micos que se extendieron tambi¨¦n por Estados Unidos, Australia y otras naciones europeas, como se?ala Amos Garc¨ªa Rojas, presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Vacunolog¨ªa: ¡°Se ha hecho un da?o terrible a muchos ni?os y ni?as de pa¨ªses como Francia, Italia, Alemania o Ruman¨ªa, que est¨¢n viviendo brotes epid¨¦micos de sarampi¨®n por no haberse vacunado [los casos de esta enfermedad en Europa se cuadruplicaron en 2017]. Afortunadamente no en Espa?a, pero no es concebible que en pleno siglo XXI haya gente sufriendo enfermedades que no tendr¨ªa que estar sufriendo¡±.
A este recelo injustificado por las vacunas, extendido a trav¨¦s de p¨¢ginas web y redes sociales, han contribuido tambi¨¦n ciertos pol¨ªticos. Donald Trump denunci¨® en un tuit de marzo de 2014 la supuesta existencia de numerosos casos en los que ni?os sanos contra¨ªan autismo tras recibir m¨²ltiples vacunas en la consulta del m¨¦dico. Y en 2008, el senador republicano John McCain relacion¨® p¨²blicamente el timerosal, un conservante incluido por entonces en algunas vacunas infantiles que conten¨ªa mercurio, con el aumento de casos de autismo, algo que el propio Centro para el Control de Enfermedades y Prevenci¨®n estadounidense se encarg¨® de desmentir. Aunque tal incremento es innegable, este puede deberse a la mayor comprensi¨®n que desde principios de los 90 tenemos del autismo, lo que ha permitido detectar y diagnosticar un mayor n¨²mero de casos, estudi¨¢ndose factores tan dispares como el papel de las vacunas, la predisposici¨®n gen¨¦tica (hoy por hoy, el que m¨¢s peso tiene), la edad avanzada de los progenitores y otros factores ambientales.
Emma Leach, presidenta de la Associaci¨® Aprenem Catalunya, insiste en dejar algo claro: ¡°El autismo no tiene cura. Las terapias sirven para dar una mayor calidad de vida: si es adecuada y est¨¢ bien enfocada, el pron¨®stico vital puede ser muy bueno, con una alta funcionalidad; si no lo es, se convertir¨¢ en una carga tanto para la familia como para la sociedad misma, con depresiones, ausencia de socializaci¨®n y un alto ¨ªndice de suicidios¡±. Para Leach ¡°las ¨²nicas terapias que funcionan son las terapias conductuales, con evidencia cient¨ªfica, que se desarrollan en contextos naturales e involucran a la familia. No se limitan al contexto cl¨ªnico sino que se benefician de los intereses del menor y de las oportunidades del d¨ªa a d¨ªa, dotando al individuo de herramientas pr¨¢cticas para desenvolverse en la sociedad¡±. Denuncia que esta corriente, aceptada en la mayor¨ªa del territorio espa?ol y en muchos otros pa¨ªses, es sin embargo ignorada por el sistema p¨²blico de salud catal¨¢n, en el que prevalece una corriente psicoanal¨ªtica ¡°que no ve el autismo como un trastorno de origen gen¨¦tico sino como una psicosis, como una decisi¨®n personal del ni?o de desconectarse del mundo porque lo considera un entorno hostil¡±. Sus tratamientos, denuncian padres y asociaciones, no producen mejor¨ªa alguna y los empujan a buscar alternativas mucho m¨¢s onerosas en el sector privado.
Cualquier familia que albergue dudas acerca de si su hijo tiene autismo, dice Leach, deber¨ªa exigirle al pediatra que le haga una prueba valorativa. Es fundamental aceptar que cada caso es diferente y ser extremadamente escrupuloso a la hora de buscar ayuda, ya que como podemos ver no todo lo que se encuentra en internet es confiable. La mejor opci¨®n es acudir a un pediatra o neuropediatra y a una asociaci¨®n que forme parte de la Federaci¨®n de Autismo de Espa?a, con una trayectoria y reconocimiento estatal y que est¨¦ al d¨ªa sobre las terapias m¨¦dicamente recomendadas. Esa es la mejor manera de protegerse ante aquellos que apuntan a causas inexistentes o claman aportar curaciones que no existen (y que pueden llegar a ser peligrosas).
Seg¨²n el portal de noticias BuzzFeed, m¨¢s de la mitad de las historias cient¨ªficas sobre autismo m¨¢s compartidas en los ¨²ltimos cinco a?os defend¨ªan tratamientos desmentidos o carentes de base, como la terapia de quelaci¨®n para eliminar los metales pesados de nuestro cuerpo y con ello curar el trastorno: adem¨¢s de peligrosa, puede da?ar seriamente el ri?¨®n y llegar a ser fatal. Otros tratamientos ¡°biom¨¦dicos¡± consisten en llevar una dieta libre de gluten y case¨ªna y el uso de suplementos como inyecciones de vitamina B12 o de una prote¨ªna denominada GcMAF, que afirma tratar tanto el autismo como el c¨¢ncer y el VIH. La Soluci¨®n Mineral Milagrosa, o MMS, es b¨¢sicamente una forma de lej¨ªa altamente peligrosa y que se suele aplicar como enema o incluso oralmente, aunque su ingesta puede causar v¨®mitos, n¨¢useas, diarrea, da?os estomacales o problemas respiratorios, entre otros posibles efectos. La FDA tambi¨¦n ha advertido contra alguno de estos falsos remedios.
La lista contin¨²a y hay teor¨ªas para todos los gustos: un supuesto estudio de Harvard revelaba que la popular serie infantil Peppa Pig causaba autismo, y que los ni?os que ve¨ªan al menos media hora diaria de este programa ten¨ªan un 56% m¨¢s de riesgo de desarrollar este trastorno. Otra web sugiere que el uso de determinados herbicidas en las cosechas har¨¢ que, hacia 2025, la mitad de los ni?os sufran autismo. La falsa relaci¨®n con las vacunas circula incluso en Facebook bajo el paraguas de una conspiraci¨®n seg¨²n la cual la ¡°mafia farmac¨¦utica¡± usa la inmunizaci¨®n para provocar una despoblaci¨®n de nuestro planeta, y en la misma red podemos encontrar a la supuesta experta Kerri Rivera vendiendo su libro Sanando los s¨ªntomas conocidos como autismo. Y un rumor m¨¢s: la comunidad Amish no se vacuna y por tanto tampoco sufre de autismo: afirmaciones ambas que son, por supuesto, falsas.
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