Los 55 espa?oles que han dedicado su vida a ?frica
Nace 'Proyecto Memoria', una iniciativa de Casa ?frica que ha recopilado testimonios e im¨¢genes de medio centenar de misioneros y cooperantes que han trabajado largo tiempo en el continente
En el a?o 1899, Joseph Conrad publicaba su novela El coraz¨®n de las tinieblas y utilizaba esas palabras y no otras para referirse a un continente al que nadie miraba a los ojos. Nadie por aquel entonces se planteaba que ?frica sirviera para algo m¨¢s que obtener tierras o bienes, nadie se imaginaba que no fuese homog¨¦nea. En 1957, casi 60 a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n de esa novela, el misionero y pintor espa?ol Jos¨¦ Garc¨ªa Gonz¨¢lez pon¨ªa el pie en la selva de Hwange, al oeste de un Zimbabue entonces llamado Rodesia, donde durante los siguientes 46 a?os se dedicar¨ªa a construir escuelas y hospitales. Otro medio siglo m¨¢s tarde, ya suman miles los espa?oles que han pisado ?frica, que se han atrevido a conocer, a aprender y a narrar el continente. Gracias a ellos hoy es una realidad el Proyecto Memoria, una web en formato multimedia pensada para recoger los testimonios de aquellos misioneros y cooperantes que han dedicado su vida al continente durante los siglos XX y XXI.
Por ahora han participado 55 personas que han trabajado en 32 pa¨ªses africanos, se han filmado 5.215 minutos de entrevistas y se han recopilado 624 im¨¢genes, pero se esperan y desean muchos m¨¢s, porque Proyecto Memoria quiere ser un ente vivo y en constante crecimiento. La iniciativa, pensada y ejecutada por Casa ?frica, se ha presentado este 17 de abril en Caixa F¨®rum de Madrid como un ba¨²l de los recuerdos en el que poner a salvo las experiencias de estos espa?oles, para abrir una ventana hist¨®rica entre el pasado y el presente, comprender la evoluci¨®n de los distintos territorios y divulgar el legado espa?ol al otro lado del Estrecho de Gibraltar.
En este proyecto de Casa ?frica han participado 55 personas de 32 pa¨ªses africanos, se han filmado 5.215 minutos de entrevistas y se han recopilado 624 im¨¢genes
Proyecto Memoria documenta a historia reciente de ?frica para darla a conocer al p¨²blico hispanohablante y un homenaje a nuestros m¨¢s veteranos exploradores, porque, ante todo, actuaron como tales. "Decidieron hace d¨¦cadas poner rumbo al continente vecino y vivir por y para ?frica. Sus recuerdos y testimonios podr¨ªan perderse, y eso ser¨ªa una pena porque el suyo es un patrimonio impagable", ha dicho de ellos Luis Padr¨®n, director general de Casa ?frica, durante la puesta de largo en Madrid el pasado martes 17 de abril. V¨ªdeo entrevistas, galer¨ªas de fotos hist¨®ricas, mapas y textos sirven para acercar todas estas historias de vida. "No hay mejor ejemplo de diplomacia p¨²blica que ellos", ha a?adido Ana Mar¨ªa Rodr¨ªguez, directora general de Comunicaci¨®n e Informaci¨®n Diplom¨¢tica del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperaci¨®n de Espa?a. Rodr¨ªguez ha destacado la importante contribuci¨®n de este colectivo y ha ofrecido un par de ejemplos: "Espa?ol fue el ¨²nico hospital que funcion¨® durante la terrible guerra civil en Liberia y espa?ol fue el proyecto pionero en Sierra Leona para rescatar ni?os soldado del infierno y devolverlos a la sociedad".
Pero ?qui¨¦nes son estas personas y qu¨¦ han hecho? A todos se les puede conocer a trav¨¦s de la plataforma web, y a algunos de ellos, los menos, se los encuentra en Madrid y otras comunidades de Espa?a, pues muchos contin¨²an desempe?ando su labor en ?frica sin visos de querer retirarse. Que se lo digan a Justina de Miguel que, a sus 80 a?os, sigue al frente de un orfanato en Dakar con 80 ni?os bajo su responsabilidad
Son hombres y mujeres, casi todos misioneros cat¨®licos, alg¨²n cooperante tambi¨¦n, y la mayor¨ªa ya han pasado la frontera de los 60, peina canas y ya luce arrugas en su rostro. Se hicieron mayores en ?frica y, mientras su vida pasaba, presenciaron golpes de Estado, guerras, hambrunas y muerte. La independencia de Zimbabue, la Burkina Faso de Thomas Sankara, la guerra entre Etiop¨ªa y Eritrea... S¨ª, los t¨®picos, pero tambi¨¦n han conocido maneras distintas de ordenar prioridades, otras espiritualidades y religiones conviviendo en armon¨ªa, otras costumbres y otros idiomas, tan imprescindibles estos para integrarse en una sociedad a la que pensaban que iban a ense?ar y de la que acabaron aprendiendo ellos casi todo.
Los protagonistas de Proyecto Memoria han acompa?ado a una generaci¨®n africana entera mientras crec¨ªa, se desarrollaba, prosperaba o, simplemente, sobreviv¨ªa
Los hombres y mujeres que nutren de historias Proyecto Memoria no est¨¢n acostumbrados al protagonismo, son m¨¢s de interpretar papeles secundarios, generalmente desde la educaci¨®n y la sanidad, porque como cualquiera de ellos, reconoce, por mucho que la intenci¨®n fuera evangelizar, antes hab¨ªa que resolver asuntos m¨¢s urgentes como la vivienda, la alimentaci¨®n... la supervivencia. Ellos, al final, han sido testigos de la evoluci¨®n de un continente colonizado a otro donde la democracia se ha ido abriendo paso, de la subida al carro de Uganda, Kenia, Senegal o Togo, por citar algunos, a la tecnolog¨ªa y al mundo digital. Han visto c¨®mo los otrora ni?os y ni?as v¨ªctimas de la guerra en Sierra Leona o Uganda han recompuesto sus vidas y hoy son orgullosos ciudadanos con empleo, pareja e hijos. Han acompa?ado a una generaci¨®n africana entera ¡ªy a dos en m¨¢s de un caso¡ª mientras crec¨ªa, se desarrollaba, prosperaba o simplemente sobreviv¨ªa e, incluso, mor¨ªa.
Son personas que miraron hacia ?frica cuando solo era ?frica, que compraron un pasaje hacia esas tierras cuando solo significaba adentrarse en el coraz¨®n de las tinieblas que describ¨ªa Conrad. Y encontraron que las amaban. Y lo quieren compartir con el mundo. Presentamos a algunos de ellos y los sentimientos que vienen a su mente cuando se les pregunta por sus pa¨ªses de adopci¨®n:
Pilar Cacho. La comunicaci¨®n en Zimbabue
Pilar Cacho, nacida cerca del Moncayo soriano, ha pasado m¨¢s de 40 a?os en Zimbabue, a donde lleg¨® cuando a¨²n era Rodesia, all¨¢ en octubre de 1969. Mientras el pa¨ªs avanzaba hacia su independencia del Reino Unido, ella ha impulsado la apertura de una maternidad y ha sido responsable de un hospital. "Zimbabue ha cambiado much¨ªsimo porque cuando yo llegu¨¦ era a¨²n una colonia inglesa y hab¨ªa una segregaci¨®n racial terrible; era muy doloroso que si ibas con una hermana africana no pod¨ªas entrar en un sitio que fuera solo para blancos", recuerda hoy. Cacho asegura que ese "racismo terrible" fue el que gener¨® la guerra de la revoluci¨®n. Lo pasamos bastante mal porque muchas misiones se tuvieron que cerrar", explica. Pas¨® la guerra en Harare, donde se form¨® como enfermera y luego matrona. "Termin¨¦ para la independencia, en el 80, a¨²n recuerdo que nos pasamos la noche viendo al televisi¨®n".
Hace seis a?os, Cacho regres¨® a Espa?a, y lo que m¨¢s echa de menos es la comunicaci¨®n. "Me choc¨® cuando llegu¨¦ pero me he acostumbrado un poco... Vas por la calle y nadie te dice adi¨®s, ni hola, ni nada. El prejuicio que m¨¢s le indigna es que haya quien piense que los africanos est¨¢n m¨¢s retrasados que el resto. "Son inteligentes, como cualquiera si tiene la formaci¨®n y los medios. Mira Mugabe: ?una eminencia! Una pena que luego destrozara su pa¨ªs..."
Justina de Miguel. La alegr¨ªa en Senegal
Misionera franciscana de talla menuda y valent¨ªa interminable, en su azarosa vida ha pasado por Burkina Faso, N¨ªger y Senegal, donde reside todav¨ªa, con sus ya 80 a?os cumplidos. Quiz¨¢ la etapa m¨¢s dura de Justina de Miguel en sus ?fricas fue la nigeriana, donde vivi¨® nueve a?os en la m¨¢s absoluta de las miserias. Ella lleg¨® en 1974 y la combinaci¨®n letal de sequ¨ªa y pobreza llevaban a su hospital a moribundos por docenas. Y solo pod¨ªan curar a los menos graves porque por no haber, ni medicamentos, ni comida, ni agua hab¨ªa. Desde 1996 su hogar es el famoso Pouponni¨¨re de Dakar, un orfanato donde acogen hoy a 80 ni?os. "Soy feliz all¨ª gracias a ese contacto que tengo con los ni?os, es un gozo que no se puede explicar.? Nos llegan con 1.300 gramos y cuando ya pesan ya tres kilos es una gran alegr¨ªa", relata la religiosa, de visita en Espa?a.?
Lo que m¨¢s valora de su vida de hoy es la amistad "sencilla" de las personas de las que se ha rodeado dentro de una vida muy distinta a la que podr¨ªa tener en Espa?a. "Veo diferente la forma de vivir: aqu¨ª se tiran muchas m¨¢s cosas que all¨ª. All¨ª hay gente que no come y aqu¨ª encuentras bocadillos enteros en la basura. Aqu¨ª somos una sociedad de consumo, all¨ª la gente lucha por vivir", describe. De Miguel destaca tambi¨¦n las diferencias en el acceso a tecnolog¨ªa, aunque recuerda que Senegal es uno de los pa¨ªses africanos m¨¢s avanzados en este campo, y tambi¨¦n en la espiritualidad: "Mi experiencia es que los africanos son profundamente religiosos, da igual cu¨¢l profeses, pero no se averg¨¹enzan de ser lo que son", elogia.
L¨¢zaro Bustince. La humanidad en Uganda
Uganda ha sido el hogar de L¨¢zaro Bustince durante 42 a?os y en todo ese tiempo ha sido testigo de much¨ªsimos cambios en el pa¨ªs, pero sobre todo en la ¨²ltima d¨¦cada. "Se han apuntado a la tecnolog¨ªa, est¨¢n acogiendo el mundo digital. Recuerdo que hace unos a?os ve¨ªas a gente con m¨®vil y te dec¨ªan: 'Se han vuelto locos, hablan solos, se r¨ªen solos...'. Cinco a?os m¨¢s tarde todo el mundo tiene su tel¨¦fono. La pregunta, para m¨ª, es c¨®mo integrar¨¢n todo esto en su identidad tradicional con sus valores de comunidad, de apreciar la vida y la naturaleza".
Bustince es hoy director de la Fundaci¨®n Sur desde hace seis a?os y vive en Madrid. Lo que m¨¢s extra?a, sin dudar, es la gente: "Viven con lo que tienen, hay menos facilidades que aqu¨ª y eso no les priva de disfrutar la vida. Y, sobre todo, hay una humanidad que siempre me ha sorprendido gratamente. Lo que ellos valoran son las relaciones, las personas", afirma. Para L¨¢zaro, el mayor lastre que se tiene en Occidente es el miedo a lo desconocido. Ese miedo es lo que dificulta la acogida a refugiados, por ejemplo. "Se tiene miedo a que nos quiten lo que tenemos, cuando nos van a ayudar y a enriquecer, pero todo es por desconocimiento, una vez que conoces, ya no hay problema".?
Jos¨¦ Antonio Arroyo. La vitalidad en Togo
Para el burgal¨¦s Jos¨¦ Antonio Arroyo, 12 a?os en Togo no han sido suficientes para acabar con una de sus principales lacras: las supersticiones, que afectan sobre todo a menores y a viudas. "All¨ª acusar a alguien de brujer¨ªa es como condenarlo a muerte, pero sigue ocurriendo incluso en los c¨ªrculos cercanos a la parroquia en cuanto sucede una enfermedad o una desgracia", cuenta. Pese a ello, s¨ª observa mejoras desde el punto de vista social y tecnol¨®gico, como ocurre en otros pa¨ªses africanos. La normalizaci¨®n del uso de los tel¨¦fonos m¨®viles y los ordenadores es ya una realidad en este pa¨ªs del ?frica occidental.?
Ahora vive en Espa?a de nuevo, y lo que m¨¢s echa de menos es la vitalidad de los africanos. "?frica es un continente vivo, hay muchos j¨®venes, ni?os...". A ¨¦l le gustar¨ªa que se viera como ¨¦l lo percibe: los colores, los olores, los sabores. Sin embargo, se da cuenta de que lo primero en lo que la sociedad se fija es en las guerras, la violencia y los grupos terroristas. "?frica es muy grande, hay mucha vida y hay tambi¨¦n mucho respeto a la vida", sostiene. "Me duele que a veces pongamos como modelo a nuestra sociedad cuando tampoco es que sea mod¨¦lica, es bastante consumista, por ejemplo".
Saturnino Fraile. La dignidad en Burkina Faso
Aunque tambi¨¦n conoce Mozambique, donde m¨¢s tiempo ha vivido Saturnino Fraile es en Burkina Faso: 24 a?os nada menos. Desde hace diez reside en Madrid, pero va y viene al que ya es su segundo hogar. En las tres ¨²ltimas d¨¦cadas, Fraile ha observado un cambio a mejor en la sociedad burkinabesa: "Hoy en d¨ªa la gente se siente digna, libre y liberada;? veo un buen progreso desde todos los puntos de vista: la ense?anza, el acceso a las escuelas...", enumera. Y tambi¨¦n la evoluci¨®n de las mujeres, que est¨¢n "mucho m¨¢s aut¨¦nticas y menos cogidas por las costumbres".?
Echa de menos a las amistades que cultiv¨® all¨ª y lo que ¨¦l llama un "di¨¢logo de culturas" que no hubiera sido posible sin haber aprendido el idioma local de los lugares donde ha vivido, algo fundamental para que te dejen de mirar "como a un blanco cualquiera", bromea. Desde que est¨¢ en Espa?a, le indigna escuchar el calificativo "negro" con connotaciones negativas, algo que pasa m¨¢s de lo que le gustar¨ªa. "Otro prejuicio que me duele es que se les considere inferiores por el hecho de ser africanos; en algunas cosas sabemos m¨¢s que ellos, ?pero en otras ellos saben mucho m¨¢s que nosotros!", exclama.
Rafael Marcos. El amor en Ben¨ªn
Tras m¨¢s de 40 a?os en Ben¨ªn, Rafael Marcos se traslad¨® a N¨ªger en 2010 para abrir una misi¨®n nueva. La anterior dur¨® tres a?os, hasta que la guerra estall¨® en la vecina Mali y el obispado le orden¨® volver a Espa?a. Y hoy reconoce que echa de menos todo. "He trabajado 40 a?os all¨ª ya es lo tuyo, es tu amor, tu pasi¨®n". De su Ben¨ªn cuenta que s¨ª, que es un pa¨ªs pobre y sin materias primas, pero que se vive de una manera muy digna, y con ello se queda. Lo que no soporta es que hoy no se acepte a los africanos en Espa?a cuando los espa?oles han sido emigrantes no hace tanto tiempo. "Yo estuve estudiando franc¨¦s en Par¨ªs en los sesenta, hice el mayo del 68 y estudi¨¦ la migraci¨®n espa?ola. Hab¨ªa m¨¢s de mill¨®n y medio de espa?oles en Francia por entonces", relata. "Que hoy no se acepte la inmigraci¨®n aqu¨ª es una incoherencia total, no tiene sentido. Que hoy, cuando hay necesidad, no se facilite una acogida m¨¢s all¨¢ de los organismos extraoficiales es una aberraci¨®n", concluye.
Justo Lacunza Balda. La sencillez en Tanzania
Justo Lacunza Balda es uno de los mayores expertos del islam y del mundo ¨¢rabe, y tambi¨¦n es un misionero cat¨®lico de 74 a?os que, cuando se le pregunta por Tanzania, la tierra donde vivi¨® en los a?os posteriores a la independencia, recuerda en seguida el episodio que vivi¨® con el mism¨ªsimo Julius Nyerere, el padre de la naci¨®n. "Me desabroch¨® la camisa porque me hab¨ªa picado un mosquito y me dijo: 'Justo, ?qu¨¦ te ha pasado ah¨ª? Y yo le conteste. 'Hombre, pues cu¨ªdate', me respondi¨®. Y luego me dijo que nunca hab¨ªa escuchado a una persona extranjera que hablara tanto el suajili", cuenta divertido.
Lacunza tiene an¨¦cdotas y aventuras para dar y tomar, todas te?idas de admiraci¨®n por la sencillez de la vida all¨ª. Si se le pide que haga un resumen de los mayores cambios que ha visto en sus a?os por el continente, se queda con tres: "Primero, la llegada y el adviento de las nuevas tecnolog¨ªas, lo cual ha hecho que ?frica saliera de la guarida y se pusiera en comunicaci¨®n con todo el mundo. Luego, esas riadas y exodos de gente en busca de trabajo y un porvenir. En tercer lugar, el surgimiento del yihadismo, que me preocupa porque no est¨¢ dentro de la tradici¨®n africana, que ha sido siempre la de la solidaridad y el entendimiento".
Chema Caballero. La familia en Sierra Leona
Chema Caballero convirti¨® a medio Sierra Leona en fan del Real Madrid desde el proyecto que fue llamado a liderar: un centro de rehabilitaci¨®n de ni?as y ni?os soldado. Dedic¨® m¨¢s de 20 a?os de su vida a ¨¦l y hoy, ya en Espa?a, donde trabaja como periodista, sigue viajando por todo el continente. Caballero est¨¢ en contacto con la juventud africana de all¨¢ a donde va y, por eso, percibe que el cambio m¨¢s sonado del continente es, precisamente, el que traen las nuevas generaciones. "Los j¨®venes est¨¢n mucho m¨¢s formados e informados, tienen m¨¢s acceso a redes sociales, a internet..." Destaca las posibilidades que la tecnolog¨ªa est¨¢ dando y los movimientos sociales que est¨¢n surgiendo en pa¨ªses como Burkina Faso, Senegal, Togo o Camer¨²n... "La fuerza de la juventud est¨¢ muy ligada a la m¨²sica, muchas veces son raperos los l¨ªderes de estos movimientos", revela.
Gracias a esas redes sociales se mantiene en contacto con muchos de los chicos y chicas que pasaron por sus cuidados en Sierra Leona, pero echa de menos poder sentarse con sus seres queridos de all¨¢, compartir m¨¢s tiempo, ser parte de sus vidas. "Cuando has vivido 20 a?os en un pa¨ªs, esas personas ya son familia", dice. Hoy, desde Espa?a y desde su posici¨®n como periodista, Caballero trabaja para derribar el mito de que ?frica es un agujero negro que no tiene salvaci¨®n ni soluci¨®n. "Es mentira", afirma con entusiasmo.? "?frica est¨¢ llena de vida y vitalidad, y de ganas de salir adelante".
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