Asentamientos informales: el desaf¨ªo del desarrollo sostenible

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¡°Sin ciudades sostenibles no hay desarrollo sostenible¡±, afirm¨® Alicia B¨¢rcenas, secretaria ejecutiva de la Comisi¨®n Econ¨®mica y Social para Latinoam¨¦rica y el Caribe (Cepal), en la apertura del II Foro de Pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y el Caribe para el Desarrollo Sostenible, que se celebr¨® en abril en Santiago de Chile. Una expresi¨®n que refleja la necesidad de adaptar la implementaci¨®n de la Agenda 2030 a nuestra realidad: Am¨¦rica Latina es la regi¨®n m¨¢s urbanizada y m¨¢s desigual del mundo.

Aproximadamente, una de cada cuatro personas en las ciudades de la regi¨®n vive en asentamientos informales. Son la m¨¢xima expresi¨®n de la desigualdad urbana, espacios donde gran parte de la poblaci¨®n, a trav¨¦s de pr¨¢cticas de subsistencia y resistencia, ejercen su derecho a habitar las ciudades, a pesar de la exclusi¨®n del mercado de vivienda y de la ausencia de las pol¨ªticas p¨²blicas habitacionales.

Los an¨¢lisis de Techo nos han revelado que unos 38 de los indicadores y metas contenidos por pr¨¢cticamente la totalidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), tienen una relaci¨®n directa o indirecta con la realidad de las comunidades. Y m¨¢s a¨²n, en estos asentamientos no solo se presentan entrecruzadas m¨²ltiples vulneraciones sociales, econ¨®micas y ambientales, sino que tambi¨¦n estas se manifiestan de forma m¨¢s aguda que en el resto del espacio urbano.

Por ese efecto combinado y agudizado, reconocemos que los asentamientos informales son el epicentro urbano de los desaf¨ªos del desarrollo sostenible y, por tanto, deben tener un lugar prioritario a la hora de implementar la Agenda 2030 en Am¨¦rica Latina.

Potencial acelerador de la Nueva Agenda Urbana

La nueva Agenda urbana tiene una capacidad potencial de acelerar la implementaci¨®n de los ODS en las ciudades de la regi¨®n. Por un lado, al reconocer el Derecho a la Ciudad como un nuevo paradigma urbano, promueve una visi¨®n alternativa para el futuro de las ciudades y a la vez reconoce que la transformaci¨®n urbana debe estar orientada por una serie de principios basados en la promoci¨®n de los derechos civiles, pol¨ªticos, econ¨®micos, sociales y ambientales, de manera colectiva y sin exclusiones.

Por otra parte, el segundo informe anual sobre el progreso y los desaf¨ªos regionales de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible en Am¨¦rica Latina y el Caribe afirma que la Nueva Agenda Urbana proporciona medios de implementaci¨®n clave para avanzar sobre los ODS en las ciudades. Entre estos, el informe destaca especialmente la financiaci¨®n urbana, la participaci¨®n ciudadana y el desarrollo de capacidades, tres elementos que tienen una traducci¨®n particular para abordar los desaf¨ªos de los asentamientos populares.

Mejorar los barrios donde est¨¢n los asentamientos informales de Am¨¦rica Latina, hacerlos sostenibles, tendr¨ªa un coste de un bill¨®n de d¨®lares

Financiaci¨®n urbana. Una estimaci¨®n general con referencia a los datos del Instituto de Innovaci¨®n Urbana de la Universidad de Chicago, nos permite observar que, en c¨¢lculos gruesos, la implementaci¨®n de programas de mejoramiento de barrios desde una perspectiva localizada del desarrollo sostenible de manera efectiva y con cobertura de la poblaci¨®n que habita en asentamientos informales en Am¨¦rica Latina, requer¨ªa una inversi¨®n aproximada de un bill¨®n de d¨®lares entre 2018 y 2030. Para ponerlo en perspectiva, se trata de aproximadamente la totalidad del PIB anual de M¨¦xico.

La Nueva Agenda Urbana, y espec¨ªficamente el Plan de Acci¨®n Regional publicado recientemente, establece una serie de medidas concretas para el financiamiento del desarrollo urbano sostenible. Entre estos se destacan iniciativas fiscales progresivas que aporten al fortalecimiento financiero de la gobernanza metropolitana, a la vez que incentiven el crecimiento econ¨®mico de las ciudades, contribuyan a la reducci¨®n de las profundas desigualdades econ¨®micas y el impacto medioambiental de los procesos de urbanizaci¨®n.

Participaci¨®n ciudadana. En la Nueva Agenda Urbana se incluyen iniciativas que trascienden las formas tradicionales de participaci¨®n. Entre estos es importante mencionar la producci¨®n social del h¨¢bitat, presupuestos participativos, consultas a la poblaci¨®n, participaci¨®n en la generaci¨®n de datos y monitoreo y evaluaci¨®n. Es decir, una participaci¨®n amplia y efectiva que reconoce la importancia de la acci¨®n colectiva y organizada. Y en ese sentido, estudios de Techo revelan que en los asentamientos populares existe una gran capacidad de organizaci¨®n y motivaci¨®n por la participaci¨®n, en muchos sentidos de mayor escala que a niveles nacionales.

Por otro lado, desde la sociedad civil se vienen desarrollando una amplitud diversa de metodolog¨ªas, procesos y plataformas de alto valor en funci¨®n de la participaci¨®n y tecnolog¨ªas para el dise?o, gesti¨®n, monitoreo y evaluaci¨®n de proyectos y an¨¢lisis de los desaf¨ªos de las ciudades.

Fortalecimiento de capacidades. En los lineamientos para implementaci¨®n de la Nueva Agenda Urbana se establece la necesidad de un enfoque multiactor y reconoce el papel clave de los gobiernos locales. En esa l¨ªnea, nosotros sostenemos que las alianzas p¨²blico-sociales con un enfoque territorial, que incluya a las organizaciones y movimientos sociales en coordinaci¨®n con los gobiernos locales, son una de las claves para la adaptaci¨®n, efectividad y potencial de escala de la Agenda 2030 en la diversidad de Am¨¦rica Latina.

Las agendas internacionales en di¨¢logo con la gente

La implementaci¨®n de las agendas internacionales (tanto la Agenda 2030 como la Nueva Agenda Urbana) pasa necesariamente porque estas sean capaces de dialogar con la experiencia cotidiana de la poblaci¨®n, interpretar las expectativas de la gente y abrir un amplio espacio para que la ciudadan¨ªa tenga un papel protagonista en los procesos de desarrollo.

En ese sentido, se vuelve fundamental encarar el desaf¨ªo de que el desarrollo sostenible se converse en el lenguaje de la gente. Esto no se trata de bajar a la ciudadan¨ªa los acuerdos firmados en Nueva York o Quito. Por el contrario, nos referimos a construir mecanismos que permitan que los demandas, intereses, sue?os y proyectos que tienen lugar en las comunidades y los territorios, tengan la posibilidad de subir hacia los gobiernos nacionales y organismos internacionales y, a fin de cuentas, de establecer una din¨¢mica de di¨¢logo abierto y diverso, para promover el fundamento democr¨¢tico de las agendas de desarrollo y aportar de insumos valiosos para orientar su implementaci¨®n.

Luis Bonilla Ortiz-Arrieta es director de relaciones institucionales de Techo Internacional.

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