La tentaci¨®n de desacreditar a los jueces
Es notorio el esp¨ªritu de linchamiento m¨¢s que un esfuerzo por hacer pedagog¨ªa para cambiar la ley
El ministro Catal¨¢ termin¨® ayer de sumarse al linchamiento del tribunal de La Manada, se?alando al magistrado del voto particular estupefaciente. Tal vez se deba a la orden en el PP de recuperar la conexi¨®n con la calle. Parece que Catal¨¢ ha entendido que eso consiste en encender la antorcha para colocarse al frente de la turbamulta. Que sea ministro de Justicia, como dir¨ªa Rajoy, ¡°ya tal¡±. Y la magistrada Margarita Robes va a su lado. A estas alturas ya es obvio que aqu¨ª, mientras se presentan los recursos, no se est¨¢ planteando un debate racional para una reforma legislativa, sino que se est¨¢ maniobrando para rentabilizar la indignaci¨®n colectiva. Y va cobrando un tono peligroso en un clima ya bastante deteriorado de confianza en el sistema, y en particular en los tribunales.
Durante los ¨²ltimos meses se ha defendido que no hubo rebeli¨®n en el proc¨¦s de Catalu?a, al margen de los hechos, apelando a que la ley es la ley: si el delito de rebeli¨®n requiere violencia expl¨ªcita, no puede haber rebeli¨®n. Ahora, sin embargo, tras la sentencia de La Manada, hay indignaci¨®n porque los jueces se hayan atenido a la letra sin interpretar que hay formas impl¨ªcitas de violencia. Va de suyo que cada cual tendr¨¢ su opini¨®n sobre estos asuntos desde criterios ajenos a la t¨¦cnica jur¨ªdica ¡ªpor mi parte, creo que hay violaci¨®n en toda regla, como creo que en Catalu?a no hubo solo una performance¡ª pero aqu¨ª se ha disparado por elevaci¨®n, convirtiendo el episodio en categor¨ªa, con el mensaje de una Justicia adulterada. Se han dicho barrabasadas peligrosas. El ¨ªnclito catedr¨¢tico P¨¦rez Royo incluso atribuye al magistrado del voto particular mentalidad de violador y remata que ¡°podr¨ªa haberse incorporado a La Manada¡±. Ese es el nivel.
El independentismo lleva meses alimentando ese discurso por una raz¨®n obvia: ellos han vulnerado el Estado de derecho, as¨ª que nada mejor para justificarse que negar precisamente la existencia de ese Estado de derecho. De ah¨ª que su mantra sea que Espa?a es un Estado autoritario m¨¢s semejante a Turqu¨ªa que al entorno europeo. Con ese aval, se ha visto acoso a jueces, incluso amenazas, insultos, ataques a las viviendas e incluso a las familias y su patrimonio... ?De verdad pocos ven una inercia inquietante en todo esto? Apoyados por el entorno de Podemos y grupos antisistema, cuyo programa es desacreditar e incluso desmontar el R¨¦gimen del 78, la espiral ha sido incesante.
La sentencia de La Manada ser¨¢, por supuesto, recurrida. Como tuiteaba sensatamente Carmena (¡°recordemos la garant¨ªa que supone la doble instancia en el orden penal¡±), los recursos ante el TSJN y despu¨¦s ante el TS podr¨¢n dar una interpretaci¨®n m¨¢s ajustada. Pero es notorio que aqu¨ª ya se ha impuesto la instancia de Twitter, de WhatsApp con sus memes o de las tribunas medi¨¢ticas m¨¢s combustibles. Basta ver en qu¨¦ direcci¨®n corren Catal¨¢ o Robles apunt¨¢ndose al populismo judicial. Y s¨ª, todas las protestas sobre la sentencia est¨¢n avaladas por la libertad de expresi¨®n, va de suyo. Pero la libertad de expresi¨®n tambi¨¦n puede servir para expresar ideas miserables o peligrosas, y no hace falta mencionar a los neonazis o ciertos raperos. Aqu¨ª ha sobrado p¨®lvora.
A quienes ha indignado, y no sin raz¨®n, que Rivera lance fotograf¨ªas de los profesores denunciados en Catalu?a para se?alarlos como ellos a los hijos de guardias civiles, sin embargo, no les indigna el modo en que se repiten los nombres y los datos de los jueces. Y esto ya sucede demasiadas veces, a derecha e izquierda. Algunos tal vez conf¨ªen en convencernos de que lo hacen porque aspiran a construir una sociedad mejor. Y no hay que descartar que alguien incluso les crea. Pero es muy notorio el esp¨ªritu de linchamiento antes que la voluntad de pedagog¨ªa para cambiar leyes?deficientes y actualizar mentalidades obsoletas. Es otro modo de actuar junto a quienes ya trataron de entrar por la fuerza en los juzgados de Pamplona. Y ah¨ª suman Catal¨¢, primero reprobado en el Congreso y ahora refutado por jueces y fiscales, y Margarita Robles, el viejo bipartidismo decadente sum¨¢ndose a desacreditar la separaci¨®n de poderes y el prestigio del sistema. Un gran progreso para la democracia.
Los p¨¢rrafos 2, 4 y 5 de este art¨ªculo han sido modificados a las 9:50 CEST a petici¨®n del autor.
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