Pendientes de la dependencia
El n¨²mero de personas que necesita ayuda para realizar alguna actividad cotidiana aumenta r¨¢pidamente en Latinoam¨¦rica. Los Gobiernos deben estar preparados
Por primera vez en la historia, la mayor¨ªa de las personas podemos aspirar a vivir 60 a?os o m¨¢s. Esta realidad viene acompa?ada por otra que cada d¨ªa se vuelve m¨¢s preocupante: la poblaci¨®n est¨¢ envejeciendo a pasos agigantados como consecuencia de esa mayor esperanza de vida y de las importantes ca¨ªdas en las tasas de fecundidad. Y para constatarlo no es necesario repasar el informe sobre el envejecimiento de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), sino que basta con mirar a nuestro alrededor.
Una cuarta parte de la poblaci¨®n de Europa es mayor de 60 a?os, en Estados Unidos lo es la quinta parte y en el Este asi¨¢tico el 16% de sus habitantes. En Am¨¦rica Latina y el Caribe las cifras (11%) no permiten hablar todav¨ªa de poblaci¨®n envejecida, pero el crecimiento sin precedentes que est¨¢ experimentando el n¨²mero de adultos mayores con respecto a la poblaci¨®n total de sus pa¨ªses est¨¢ haciendo saltar todas las alarmas. En el a?o 2030 la poblaci¨®n mayor de 60 a?os representar¨¢ el 17% del total, y hacia 2050 se estima que llegar¨¢ al 25%. Habr¨¢ alcanzado en tan solo 33 a?os los niveles que Europa tard¨® 65 a?os en conseguir y con unos sistemas de salud, en la mayor¨ªa de los casos, menos preparados para hacer frente a la nueva realidad.
Desde un punto de vista biol¨®gico, el envejecimiento implica un aumento del riesgo de contraer enfermedades y una reducci¨®n progresiva de las capacidades f¨ªsicas y mentales que pueden conducir a una situaci¨®n de dependencia, es decir, a necesitar ayuda externa para el desarrollo de las funciones cotidianas. Cuanto mayor es la edad, adem¨¢s, mayores son las probabilidades de ser dependiente. Un informe publicado por el reci¨¦n creado Observatorio del Envejecimiento, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), considera que en Am¨¦rica Latina y el Caribe casi ocho millones de los mayores de 60 a?os son dependientes, lo que representa un 11% de su poblaci¨®n mayor, cifra que experimentar¨¢ una r¨¢pida escalada al ritmo de la transici¨®n demogr¨¢fica actual.
El panorama del envejecimiento y de la dependencia que se presenta en este informe tiene los prop¨®sitos de llenar el vac¨ªo de conocimiento que existe en el tema y de documentar las necesidades presentes y futuras para buscar la mejor forma de afrontarlas. El fin ¨²ltimo es permitir identificar pol¨ªticas que promuevan el envejecimiento activo, reducir las tasas de dependencia y aligerar las necesidades de cuidado.
En Am¨¦rica Latina y el Caribe, casi ocho millones de los mayores de 60 a?os son dependientes, cifra que experimentar¨¢ una r¨¢pida escalada
Una persona se encuentra en situaci¨®n de dependencia cuando no es capaz de llevar a cabo de manera aut¨®noma al menos una actividad b¨¢sica de la vida diaria como comer, asearse, usar el ba?o o vestirse. Junto a estas acciones necesarias para una vida independiente, se toman en consideraci¨®n tambi¨¦n otras actividades instrumentales del d¨ªa a d¨ªa que implican una mayor complejidad y, por lo general, cierta interacci¨®n con el entorno. Si bien son importantes para el desarrollo de una vida plena e independiente, no se consideran esenciales para sobrevivir. Entre ellas se incluyen, por ejemplo, cocinar, hacer las tareas dom¨¦sticas, manejar dinero, ingerir medicamentos o hablar por tel¨¦fono.
Por lo general, y dada su mayor complejidad, estas ¨²ltimas son las primeras en deteriorarse y se considera que los adultos mayores que pierden sus capacidades lo hacen en el orden inverso al que las ganaron, es decir, es de esperar que la habilidad para vestirse se vea afectada antes que la habilidad para comer.
Con la edad no solo aumentan las probabilidades de tener dificultades para realizar una actividad b¨¢sica de la vida diaria, sino que tambi¨¦n aumenta la intensidad de la dependencia, es decir, el n¨²mero de actividades para las que la persona necesita ayuda. En muchos pa¨ªses latinoamericanos el porcentaje de personas que tiene dificultades con tres o m¨¢s de estas actividades es mayor despu¨¦s de los 80 a?os y en todos los pa¨ªses la intensidad de la dependencia es mayor entre las mujeres, seg¨²n pone de manifiesto el informe del BID. Por otra parte, las diferencias entre pa¨ªses son notables:mientras Costa Rica, Chile y M¨¦xico destacan por su alta proporci¨®n de dependencia entre los adultos mayores, en Uruguay y en Paraguay esta es relativamente baja.
Seg¨²n el BID, asumiendo que las tasas de dependencia se mantengan constantes en cada grupo de edad, la propia evoluci¨®n demogr¨¢fica de Am¨¦rica Latina y el Caribe har¨¢ que el n¨²mero de personas dependientes se triplique hacia el a?o 2050, superando los 26 millones de personas. Esta realidad va a traer consigo una creciente demanda tanto de servicios de salud como de cuidados que, sin duda, generar¨¢n presiones para que sean provistos por los Estados. A sus Gobiernos corresponde anticiparse al escenario que se les avecina. Porque, aunque sabemos que el envejecimiento es una cuesti¨®n de tiempo, ya no hay tiempo que perder.
Marco Stampini es especialista l¨ªder en protecci¨®n social en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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