Diez frases prohibidas cuando eduques a tu hijo
Decir cosas como "Deja de llorar por esa tonter¨ªa, no seas exagerado" o "Desquicias a cualquiera" puede ser perjudicial para el ni?o y la relaci¨®n familiar
Los padres hacemos lo que podemos. A veces nos gustar¨ªa hacer las cosas mejor o de otra manera, pero no siempre podemos. El d¨ªa a d¨ªa nos lleva a actuar o decir cosas de las que poco despu¨¦s nos arrepentimos. Adem¨¢s de ser padres, tambi¨¦n cumplimos otros roles importantes en nuestra sociedad: somos maridos/mujeres, hijos, amigos, trabajadores y encima hay que cumplir con las tareas dom¨¦sticas. Y todas esas funciones las cumplimos a la vez. Una aut¨¦ntica barbaridad, ?no os parece? Es por ello por lo que quiero dejar claro que no es mi intenci¨®n hacer sentir mal a nadie con este dec¨¢logo, sino que seamos conscientes de las consecuencias que pueden tener para nuestros hijos algunas de las cosas que les decimos o hacemos fruto de la desesperaci¨®n o el cansancio.
Mi admirado Donald Winnicott, psicoanalista ingl¨¦s, sol¨ªa utilizar el concepto de padres suficientemente buenos con el que criticaba la idea de que los padres sean superh¨¦roes capaces de todo y defend¨ªa un desempe?o moderadamente bueno para satisfacer las necesidades de sus hijos. Es por ello por lo que he querido escribir este art¨ªculo en el cual describo un total de diez frases que nunca deber¨ªamos decir a nuestros hijos.
1. Deja de llorar por esa tonter¨ªa, no seas exagerado. Las emociones que experimentamos en el d¨ªa a d¨ªa (rabia, miedo, tristeza, alegr¨ªa, curiosidad) ocurren de manera involuntaria, autom¨¢tica e inconsciente, motivo por el cual, no deber¨ªamos juzgar las emociones que experimentan nuestros hijos. No somos nadie para juzgar c¨®mo se sienten los dem¨¢s, y mucho menos, a nuestros hijos. Comentarios similares son: ¡°pero, no te enfades por eso, no merece la pena¡± (como si al ni?o le apeteciera estar enfadado) o ¡°no entiendo por qu¨¦ te dan miedo las hormigas¡± (seguramente el ni?o tampoco lo entienda, pero el caso es que siente miedo).
2. Puedes conseguir todo lo que te propongas en esta vida. Pero ?por qu¨¦ les mentimos? ?Acaso esto es cierto? Dicen que el refranero popular es muy sabio, pero en ocasiones transmite ideas err¨®neas: querer es poder escuchamos y decimos muy a menudo. Desgraciadamente, no todos nuestros hijos valen para todo y son capaces de todo. Por lo tanto, a veces, por mucho esfuerzo que invirtamos, no conseguimos lo que queremos. Tenemos que cuidar los mensajes que transmitimos a nuestros hijos porque ah¨ª van encriptadas nuestras expectativas sobre ellos.
No debemos decir frases como: ¡°tu hermana es m¨¢s peque?a que t¨² y es bastante m¨¢s responsable¡± o ¡°si estudiaras como Daniel te ir¨ªan mejor las cosas¡±
3. Lo importante es dedicar tiempo de calidad a tus hijos. En muchas ocasiones escucho este mensaje err¨®neo de que, aunque sean 15 minutos al d¨ªa el tiempo que vea a mi hijo, si es de calidad, eso es lo importante. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Los ni?os necesitan que sus padres est¨¦n mucho tiempo con ellos y que adem¨¢s ese tiempo sea de calidad. En conclusi¨®n, los padres tenemos que estar disponibles f¨ªsicamente para nuestros hijos, as¨ª como mostrarnos sensibles ante sus necesidades. Por lo tanto, tenemos que estar en cuerpo y alma con ellos.
4. Me tienes harta, hoy no soy tu mam¨¢. Como dec¨ªamos al principio, la labor de las madres y los padres es tremendamente compleja. Mucho estr¨¦s en el trabajo, problemas familiares, compromisos sociales y la cantidad de atenci¨®n que requieren nuestros hijos, a veces, nos hace estallar al sentirnos frustrados o incapaces de llegar a todo. Por esa raz¨®n en ocasiones acabamos dici¨¦ndoles cosas tan hirientes como ¡°hoy no te voy a querer¡±, ¡°no estoy disponible para ti¡± o ¡°no voy a ser tu mam¨¢¡±. Debemos ser conscientes del da?o que ocasionan estas frases, ya que influyen directamente en la autoestima de nuestros hijos. La autoestima es el factor que mejor predice la calidad de vida de nuestros hijos. Con ser conscientes de que las estamos diciendo, ya es un paso para dejar de pronunciarlas.
5. Aprende a hacer las cosas por ti mismo porque yo no voy a estar toda la vida para ayudarte. Es verdad que no vamos a estar toda la vida detr¨¢s de nuestros hijos. Queremos que sean lo m¨¢s aut¨®nomos posibles en los diferentes ¨¢mbitos de la vida, pero todo requiere un tiempo. Hace aproximadamente un a?o estaba en una fiesta de cumplea?os infantil con mi hijo, cuando una ni?a peque?a se cay¨® al suelo y comenz¨® a llorar. Todos los padres acudimos a calmar a la ni?a. Bueno, todos menos sus padres. A lo lejos se acercaban a ritmo lento sus padres diciendo ¡°dejadla, en alg¨²n momento se tendr¨¢ que valer por s¨ª misma¡±. Estos padres est¨¢n en lo cierto; en alg¨²n momento, pero no ahora con 3 a?os. Por lo tanto, dotemos a nuestros hijos de herramientas, destrezas y habilidades para desenvolverse con eficacia en los diferentes conflictos y contratiempos para que en un futuro lo puedan hacer ellos de manera aut¨®noma.
6. Tu hermano lo hace bastante mejor que t¨². No es nada positivo que comparemos a nuestros hijos con sus hermanos, primos o compa?eros de clase. Cada uno de nosotros llevamos un ritmo y un desarrollo. Cada vez que comparamos ponemos en evidencia a los ni?os en alguno de sus aspectos. Adem¨¢s, las comparaciones suelen ser negativas, dejando mal a nuestro hijo. Es bastante m¨¢s eficaz resaltar las cualidades de nuestros hijos y plantear las mejoras como un reto. Por lo tanto, no debemos decir frases como: ¡°tu hermana es m¨¢s peque?a que t¨² y es bastante m¨¢s responsable¡± o ¡°si estudiaras como Daniel te ir¨ªan mejor las cosas¡±.
A veces no damos abasto con todo lo que tenemos que hacer
7. Hijo m¨ªo, desquicias a cualquiera. La tarea de ser madre y padre es tremendamente complicada. Adem¨¢s, exige mucho tiempo, dedicaci¨®n, cari?o y no solemos ver los resultados hasta pasados unos meses y, hasta en algunas ocasiones, pasados a?os. A veces no damos abasto con todo lo que tenemos que hacer. Nuestro hijo nos est¨¢ pidiendo que le ayudemos con los deberes o que juguemos con ¨¦l y ante un momento de bloqueo estallamos: ?no puedo m¨¢s! Estas reacciones son normales, pero debemos evitar culpar al ni?o porque ¨¦l no tiene la culpa, solo demanda atenci¨®n como el resto de ni?os.
8. A tu edad, yo hac¨ªa los deberes solo. Las cosas van cambiando generaci¨®n tras generaci¨®n. Si comparamos las generaciones de nuestros abuelos, padres, las nuestras y las de nuestros hijos, seguramente encontraremos diferencias importantes. Por este motivo, es m¨¢s eficaz hablar de nuestro hijo, con sus habilidades y sus dificultades, y de su contexto que hablar de nosotros mismos. Los tiempos son diferentes. Comentarios como siempre se ha hecho as¨ª y nunca ha pasado nada ayudan m¨¢s bien poco a la situaci¨®n en la que se encuentran nuestros ni?os y j¨®venes. Entre otras cosas porque son generaciones y momentos diferentes. Aspectos como las nuevas tecnolog¨ªas, la manera de comunicarnos y la inmediatez son caracter¨ªsticas de nuestra sociedad actual que difieren mucho de d¨¦cadas pasadas.
9. Podr¨ªas esforzarte m¨¢s. Es muy habitual que digamos ¡°Rub¨¦n, pod¨ªas haber hecho m¨¢s¡± o ¡°Mar¨ªa, como eres muy vaga, te has quedado en el cinco en Matem¨¢ticas¡±. Generalmente, este tipo de frases las solemos decir en el ¨¢mbito acad¨¦mico, aunque en el terreno deportivo tambi¨¦n las pronunciamos: si te hubieras esforzado m¨¢s, habr¨ªas metido un tercer gol. En ocasiones les exigimos demasiado. Queremos que se dejen la piel en alg¨²n ¨¢mbito concreto de la vida. No siempre est¨¢n preparados o dispuestos porque o bien les cuesta m¨¢s de lo que nos pensamos o bien no es lo que les motiva.
10. Si no apruebas el examen de ma?ana, olv¨ªdate de ir al cumplea?os de Pedro. ?Te imaginas que por serle infiel a tu marido/mujer te despidieran del trabajo o te retiraran el carnet de conducir? Surrealista, ?verdad? Es lo que constantemente hacemos con nuestros hijos. Las consecuencias de mi conducta en un ¨¢rea concreta de mi vida (ej. colegio) no deber¨ªan afectar a otras ¨¢reas igualmente importantes (ej. ¨¢mbito social). Por ese motivo debemos guardar cada cosa en su cajita como si se trataran de compartimentos estancos. Lo que ocurre en el colegio, tanto bueno como malo, se queda en el colegio. Y lo que ocurre en casa, se queda en casa. Por lo tanto, no castigu¨¦is a vuestros hijos nunca sin salir o sin ir a un cumplea?os por haber suspendido.
La idea o el valor que est¨¢ de manera transversal a todas y cada una de las ¡°frases prohibidas¡± que hemos visto es la mirada incondicional. Queremos y apoyamos a nuestros hijos por el simple hecho de que son nuestros hijos. No hay ning¨²n tipo de condicionamiento a nuestro cari?o hacia ellos. Te quiero por ser quien eres, no por lo que haces o no haces. Otra cosa bien diferente es la conducta o el comportamiento. ?nimo, mam¨¢s y pap¨¢s que busc¨¢is constantemente una mejor educaci¨®n para vuestros hijos y una mayor comprensi¨®n de ellos.
*Rafael Guerrero Tom¨¢s es psic¨®logo y Doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos. Profesor de la Facultad de Educaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), de la Universidad Rey Juan Carlos y del Centro Universitario Cardenal Cisneros. Experto en Psicoterapia breve con ni?os y adolescentes. Miembro de la Sociedad Espa?ola de Medicina Psicosom¨¢tica y Psicoterapia.
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