Estas son las habilidades que tu hijo deber¨ªa tener para afrontar este siglo
Hay un consenso en definirlas y, aunque no es dif¨ªcil intuirlas, la mayor¨ªa de los centros educativos siguen instalados en el ¡°as¨ª se ha hecho siempre¡±
Es ya sabido por todos los que se interesan por la educaci¨®n que la pedagog¨ªa tradicional, la que recibimos en la escuela los que ahora somos padres y profesionales, es un modelo caduco. Procede y obedece a una sociedad que se forj¨® con la revoluci¨®n industrial y no ha sido esencialmente revisada. Parad¨®jicamente, si hay algo que debe ser permanentemente cuestionado es c¨®mo educamos en casa y en las escuelas.
Hace poco, el Foro Econ¨®mico Mundial y otras organizaciones similares, anunciaron cu¨¢les iban a ser las competencias o habilidades imprescindibles para las profesiones del futuro, muchas de las cuales ni siquiera existen en el presente. Es decir, la mayor¨ªa de nuestros hijos est¨¢n recibiendo una educaci¨®n pensada para convertirles en el tipo de profesional (y de persona) que se demandaba hace un par de siglos.
La era digital nos arrolla con otro reloj y la sociedad va detr¨¢s trastabillando y sin aliento, tratando de acompasarse a la velocidad de v¨¦rtigo que las nuevas tecnolog¨ªas imponen, para bien y para mal. De forma tal que aquellos que son capaces de mirar hacia el futuro, saben que lo que nuestros ni?os van a necesitar son determinadas habilidades y competencias, por encima de los conocimientos formales y estructurados, es decir, los puramente acad¨¦micos.
Hay un consenso en definirlas y, aunque no es dif¨ªcil intuirlas porque efectivamente se van convirtiendo en una demanda social y profesional clar¨ªsima, la mayor¨ªa de los centros educativos siguen instalados en el ¡°as¨ª se ha hecho siempre¡±, c¨®modamente recostados en la rutina de ¡°lo conocido¡± en su zona de confort.
Las competencias que va a demandar el mundo profesional y personal a los que hoy son nuestros hijos son:
1. Inteligencia Emocional. Este concepto tan de moda desde que el psic¨®logo Daniel Goleman lo redefini¨® y difundi¨®, si bien, en la mayor¨ªa de los colegios que dicen trabajarlo, se queda m¨¢s en un postureo te¨®rico que en una parte esencial del curr¨ªculum cotidiano.
Sin embargo, no es que sea importante, es que va a determinar en gran medida, el ¨¦xito o el fracaso en la vida. Hoy, gracias a la neuropsicolog¨ªa, sabemos que las emociones desempe?an un papel determinante en la vida de las personas, que dirigen nuestras decisiones, que condicionan nuestras motivaciones y que siempre son el poderoso motor que gu¨ªa e impulsa a la raz¨®n. La inteligencia emocional no es otra cosa que la efectiva gesti¨®n de las emociones, propias y ajenas. No es el positivismo infantil del ¡°todo va a ir bien¡±, no es el ¡°si quieres, puedes¡±, no es ninguno de esos conceptos planos, simplistas y cuasi m¨¢gicos que los gur¨²s de moda nos quieren imponer para hacernos creer que gestionar la vida es simple.
Es autoconocimiento, es realismo pr¨¢ctico, es superar las frustraciones sin quedarnos atrapados en el fracaso, es regular nuestros estados de ¨¢nimo, es empatizar con nosotros mismos y con los dem¨¢s. Parece obvio pensar que en una sociedad incierta, cuyos registros a¨²n no podemos definir ni conocer, esta resulte ser una competencia imprescindible, en tanto sirve de base para la mejor adaptaci¨®n a la circunstancia m¨¢s compleja. Nos empe?amos en ense?ar a nuestros hijos los r¨ªos y afluentes de Espa?a, pero no sabemos distinguir la ira de la tristeza, o la rabia de la frustraci¨®n. Si no ense?amos a nombrar las emociones y se quedan en un confuso y angustioso bucle, no es posible habilitar las herramientas para poder gestionarlas. Analfabetos emocionales dando tumbos por la vida sin tener ni la m¨¢s remota idea de qu¨¦ me llev¨® a tal o cual decisi¨®n, o peor a¨²n, crey¨¦ndome mi propio cuento racional. Cuando un ni?o es educado emocionalmente, le estamos dando el tim¨®n para dirigir su propia vida.
2. Trabajo en Equipo. El ser humano es gregario por naturaleza. Gracias al trabajo cooperativo ha sobrevivido como especie y tambi¨¦n gracias a ello, ha aumentado nuestro cociente intelectual. El modelo de sociedad individualista, donde nadie necesite de nadie, enferma a las personas y atenta contra nuestra verdadera esencia. Un reci¨¦n nacido que no es tocado por otro ser humano puede morir, aunque sea alimentado.
Los precursores del aprendizaje colaborativo, los hermanos David y Roger Johnson, demostraron que la idea de que solo los m¨¢s aptos sobreviven era falsa y que en cambio el aprendizaje cooperativo era clave para convertirse en un ser social altamente efectivo. A partir de sus exitosos resultados, el modelo se difundi¨® a miles de escuelas por todo el mundo. Saber trabajar en equipo no es juntar ni?os y pedirles que hagan determinada cosa; para crear las condiciones de cohesi¨®n y colaboraci¨®n necesarias deben interiorizar que para que el proyecto tenga ¨¦xito, necesita de todos, es decir, el ¨¦xito individual pasa por el ¨¦xito del equipo al igual que el fracaso. Este paradigma no es incompatible con ser competitivo, es una forma diferente y psicol¨®gicamente m¨¢s alineada con la condici¨®n humana de serlo.
3. Gesti¨®n de Personas. Las organizaciones m¨¢s punteras saben que su principal activo son las personas. Las habilidades relacionadas con la comunicaci¨®n efectiva, la capacidad para motivar, para influir, para empatizar, son el engranaje que hace que un sistema funcione, ya sea empresarial o familiar. Hablamos de inteligencia interpersonal siguiendo el esquema de Howard Gardner. Si la comunidad se va volviendo cada vez m¨¢s compleja, se impone dirigir el foco hacia la forma de vincularse de quienes la integran.
4. Pensamiento cr¨ªtico. Competencia imprescindible para preservar un m¨ªnimo de libertad personal en una sociedad donde, tanto la manipulaci¨®n ideol¨®gica con fines econ¨®micos entre otros, como la ingente cantidad de informaci¨®n que recibimos por segundo, puede colapsar nuestro propio criterio. Se vuelve entonces un ejercicio esencial aprender a ser capaces de analizar y evaluar, de cuestionar, aquello que se nos sirve en la bandeja del pensamiento manufacturado desde el c¨®modo sof¨¢ de nuestra hipotecada casa. Ense?ar en la escuela a ser cr¨ªticos es ense?ar a ser libres, es facilitar las herramientas para que nuestros hijos sean un poco m¨¢s due?os de su propio futuro, minimizando la capacidad de la maquinaria econ¨®mica y social para convertirnos en marionetas sin criterio ni libertad de elecci¨®n. Es una apuesta tan arriesgada como imprescindible.
Nunca cambi¨® nada que no se cuestionara antes, cualquier progreso de la humanidad ha pasado previamente por un cuestionamiento de lo que parec¨ªa una verdad absoluta. Sin individuos cr¨ªticos, cuestionadores, pensantes, no hay evoluci¨®n.
5. Resoluci¨®n de problemas complejos. No sabemos c¨®mo ser¨¢ la sociedad en la que nuestros hijos tendr¨¢n que desenvolverse, pero lo que s¨ª podemos asegurar es que la velocidad a la que se producen los cambios es de v¨¦rtigo. Surgen constantemente nuevos interrogantes con un grado cada vez mayor de complejidad. Potenciar la capacidad de resolver problemas complejos es una competencia que va a liderar un mundo donde se valorar¨¢ m¨¢s resolver un problema que saberse las respuestas de los que ya pasaron. Igual que las otras, se trata de una competencia que hace al individuo m¨¢s adaptativo a la sociedad que le toque vivir.
6. Creatividad. Es la madre de la capacidad de adaptaci¨®n al medio. Y la buena noticia es que puede potenciarse, en la escuela y en casa, pues no se trata de un rasgo gen¨¦tico que se tiene o no, sino que la conforman una serie de caracter¨ªsticas tales como la curiosidad, la asunci¨®n de riesgos, el gusto por la dificultad, la imaginaci¨®n, la independencia del juicio externo, la flexibilidad, el cuestionamiento de la norma y de la autoridad, la tolerancia a la frustraci¨®n y a la ambig¨¹edad, el entusiasmo, la intuici¨®n, la iniciativa, la sensibilidad y la apertura a la novedad.
Volviendo al principio, se impone revisar el modelo educativo desde la base, porque han cambiado y cambiar¨¢n a¨²n m¨¢s no s¨®lo las reglas del juego, sino el juego mismo
7. Velocidad para aprender. Dice Jos¨¦ Antonio Marina que Learnability es la palabra del futuro. ¡°Los j¨®venes que terminan este a?o sus estudios tendr¨¢n que reciclarse entre 10 y 14 veces en su vida laboral, lo cual exige una capacidad de aprendizaje muy amplia¡±¡Tener el conocimiento ser¨¢ menos valorado que tener la capacidad para aprender r¨¢pidamente. Los llamados ¡°n¨®madas del conocimiento¡± (knowmad), se caracterizan por ser innovadores, creativos, capaces de trabajar en colaboraci¨®n con casi cualquier persona, en cualquier lugar y en cualquier momento. Se trata de que las escuelas y las familias enfaticen m¨¢s el ¡°aprender a aprender¡± que ¡°lo que se aprende¡±. En palabras de J.A. Marina: ¡°La sociedad del conocimiento se rige por una ley que no podemos olvidar: ¡°Una persona, una organizaci¨®n, una empresa o una sociedad entera necesitan para sobrevivir aprender al menos a la misma velocidad con que cambia el entorno. Y para progresar, necesitan hacerlo a m¨¢s velocidad¡±.
8. Capacidad de Negociaci¨®n. Somos una generaci¨®n educada en el concepto ¡°ganar-perder¡±, es decir, si yo no gano, gana el otro, de forma que atrapados en esa dicotom¨ªa mi mejor opci¨®n es salir airoso. La sociedad ya no camina en esa direcci¨®n, sino en f¨®rmulas de negociaci¨®n que nunca antes como ahora, implican el concepto ¡°ganar-ganar¡± como f¨®rmula efectiva y saludable de ¨¦xito. Y como todas las otras competencias descritas hay que aprenderlas y entrenarlas para que formen partes de las habilidades y herramientas del adulto que ser¨¢. Saber negociar es la forma m¨¢s eficaz de llegar a una meta respetando y cuidando la autoestima y la dignidad de los otros. Es ense?ar a nuestros hijos una mirada que contempla el mundo y sus necesidades desde un lugar m¨¢s amable.
9. Orientaci¨®n de Servicio. Hay una satisfacci¨®n netamente humana en ayudar a otros, un impulso cooperativo que habita en cada ni?o y que debe ser protegido y estimulado. Ning¨²n profesional ser¨¢ lo suficientemente bueno si no tiene como fin ¨²ltimo de su trabajo una misi¨®n de servicio que aporte sentido a lo que hace. Es f¨¢cil distinguir un profesor con vocaci¨®n de servicio de otro que no la tiene, aunque tengan la misma formaci¨®n: cambia radicalmente el resultado. Ense?ar a nuestros hijos que la felicidad es diferente del placer hedonista y que en esencia tiene que ver con lo que sean capaces de ofrecer y aportar a los otros, es apoyarles a construir lo que dar¨¢ sentido a sus vidas. Inculcar en casa y en la escuela el porqu¨¦ se deben hacer las cosas, alej¨¢ndonos de la obligatoriedad punitiva y acerc¨¢ndoles en cambio a la satisfacci¨®n del apoyo al otro, es el primer paso.
10. Juicio y Toma de decisiones. Para desarrollar la capacidad de juicio y de toma de decisiones es necesario entrenarla desde la cuna. Sin opciones no se produce elecci¨®n y por tanto, tampoco decisi¨®n. El criterio no se desarrolla por ¨®smosis, necesita entrenamiento de menor a mayor, de acuerdo con cada etapa de la vida. Y necesita libertad para poder elegir y experimentar las consecuencias de cada elecci¨®n, incluida la renuncia que lleva impl¨ªcita. Desde muy temprana edad, los ni?os y ni?as muestran capacidad de elecci¨®n, desde qu¨¦ zapatos prefieren ponerse a c¨®mo celebrar su cumplea?os. Hay cientos de decisiones cotidianas que es necesario que tomen ellos, porque es la base que trabaja la formaci¨®n del criterio personal, competencia necesaria en la adolescencia y esencial en la etapa adulta.
Volviendo al principio, se impone revisar el modelo educativo desde la base, porque han cambiado y cambiar¨¢n a¨²n m¨¢s no solo las reglas del juego, sino el juego mismo.
*Olga Carmona es psic¨®loga.
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