El jab¨®n de Alepo resiste a la guerra
Los refugiados sirios ponen en marcha por todo el mundo proyectos para rescatar este producto milenario. Una empresa espa?ola acaba de abrir una f¨¢brica en la frontera turca
Alepo (Siria) huele a jab¨®n, tiene el tacto de la seda y el sonido de su zoco. Al menos eso es lo que dice su historia, algo que la guerra no puede borrar. Desde el inicio del conflicto, hace ocho a?os, cuatro millones de sirios han tenido que salir de su pa¨ªs llevando consigo lo que pod¨ªan transportar en sus manos y tambi¨¦n su cultura y su historia. Parte de ella es el jab¨®n que sus habitantes fabrican del mismo modo desde hace cientos de a?os. Antes de la guerra se calcula que hab¨ªa 100 f¨¢bricas; ahora solo quedan dos. Aquellos que han tenido que huir de Siria por la guerra luchan por uno de los emblemas de Alepo con diferentes iniciativas para continuar elaborando este caracter¨ªstico jabon de color verde intenso.
En Francia, Zeina, una desplazada nacida en esa ciudad y cuyo abuelo pose¨ªa una planta, puso en marcha Al Bara, una empresa que importa productos cosm¨¦ticos de las f¨¢bricas que han sobrevivido en la ciudad siria. Una familia acogida en Canad¨¢, que hab¨ªa trabajado en esta industria durante generaciones, abri¨® a principios de a?o una tienda con el jabon de Alepo como su gran reclamo. La ¨²ltima en sumarse ha sido una empresa espa?ola que ha inaugurado una f¨¢brica en la ciudad turca de Gaziantep, a apenas 50 kil¨®metros de Alepo. El proyecto da trabajo a 50 familias de refugiados y acaban de salir al mercado sus promeros productos.
"Quer¨ªamos dar trabajo a unas familias que van a tener que permanecer fuera de su pa¨ªs muchos a?os y tambi¨¦n contribuir a evitar que se pierda una tradici¨®n milenaria y artesanal", explica la propietaria de la empresa de mismo nombre, Letizia Buzon, que antes de este proyecto ya trabajaba entre Espa?a y Turqu¨ªa. La provincia en la que han instalado la f¨¢brica acoge a 325.000 refugiados de los m¨¢s de cuatro millones que viven en todo el pa¨ªs. "El objetivo es acabar montando siete plantas que den trabajo a unos 400 empleados y acabar levantando una en la propia Alepo", apunta la empresaria. Mientras que los maestros jaboneros suelen ser hombres, las mujeres se ocupan de otras tareas como el empaquetado.
El jab¨®n de Alepo tiene una historia que se remonta a la Antig¨¹edad, cuando los habitantes de esta ciudad idearon una receta para fabricar el que muchos historiadores apuntan que es el primer jab¨®n s¨®lido de la historia. Siria export¨® este producto por todo el Mediterr¨¢neo y se dice que es el precursor del jab¨®n de Marsella. Est¨¢ compuesto por productos ¨²nicamente naturales como aceite de oliva, de laurel, bayas y agua.
Nadie pensaba que esto iba a durar tanto. Hay refugiados que van a tardar diez a?os m¨¢s en regresar a su pa¨ªs y otros que nunca volver¨¢n
M¨¦dicos del mundo forma parte de la iniciativa y recibir¨¢ un euro por cada pastilla vendida. Los precios oscilan entre 15 y 46 euros dependiendo del producto. Hakan Bilgin es el presidente de la organizaci¨®n en Turqu¨ªa: "Este es el conflicto m¨¢s grave desde la Segunda Guerra Mundial y esto deber¨ªa tener un impacto en todos nosotros". Bilgin destaca que la situaci¨®n de los desplazados, que se alarga ya ocho a?os, tiene que llevar a pensar en soluciones m¨¢s permanentes. "Nadie pensaba que esto iba a durar tanto. Hay refugiados que van a tardar diez a?os m¨¢s en regresar a su pa¨ªs y otros que nunca volver¨¢n. En Turqu¨ªa hay ciudades que han doblado su poblaci¨®n en cinco a?os, imaginemos lo que es esto a nivel infraestructuras", apunta.
Alrededor del 90% de los exiliados sirios en Turqu¨ªa viven en pisos de alquiler y una minor¨ªa en campos de refugiados. Para hacer frente a los gastos del d¨ªa a d¨ªa cuentan con ayudas de diferentes organizaciones y del propio Gobierno del pa¨ªs de acogida, pero en muchos casos son unos ingresos de subsistencia. Para inscribirse y poder obtener un permiso de trabajo, los sirios tienen que pasar por un enrevesado proceso burocr¨¢tico, que se a?ade a la dificultad de que el ¨¢rabe y el turco son idiomas muy diferentes. Por este motivo el representante de M¨¦dicos del mundo pone el foco en la importancia de que los refugiados puedan comenzar a tener empleos que les permitan integrarse m¨¢s en la sociedad. "Todo lo que involucra este proyecto est¨¢ hecho por sirios, desde el jab¨®n, por supuesto, hasta el empaquetado y el dise?o", afirma.
El modo de elaboraci¨®n de este producto hace que los contratos que se ha hecho a los empleados sean temporales. La recogida de la oliva y el laurel, las materias primas para realizarlo, se hace en octubre, despu¨¦s hay que cocer todos los ingredientes, extenderlos en enormes planchas y esperar a que se sequen nueve meses. A todo esto hay que sumar el proceso de empaquetado, cortado e impresi¨®n de la marca. Transcurrido ese tiempo, el jab¨®n adquiere una tonalidad marr¨®n, aunque el coraz¨®n siga siendo verde intenso.
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