Las mujeres suizas que plantaron cara a Dios por el sufragio
¡®El orden divino¡¯ cuenta el cap¨ªtulo negro del pa¨ªs de la democracia directa, uno de los ¨²ltimos del mundo en aprobar el voto femenino
Nora es una ama de casa provinciana en la Suiza de los setenta que, como el resto de mujeres, a¨²n no puede votar en su pa¨ªs. Harta de dedicarse a ¡°sus labores¡±, se topan de sopet¨®n con el r¨ªgido patriarcado de la ¨¦poca cuando su marido le impide trabajar fuera de casa. Un jarro de agua fr¨ªa que despierta a Nora y la empuja a liderar un movimiento feminista en su peque?o y conservador pueblo.
A trav¨¦s de este personaje, de su rebeli¨®n personal y pol¨ªtica, la pel¨ªcula El orden divino explora este cap¨ªtulo negro del pa¨ªs de la celebrada democracia directa. Suiza fue uno de los ¨²ltimos estados del mundo en aprobar el sufragio femenino, en 1971. El estreno en cines llega a Espa?a este 22 de junio.
El levantamiento de la protagonista en busca de libertades para las mujeres est¨¢ ¨ªntimamente ligado a su revoluci¨®n sexual. Tras una manifestaci¨®n en Z¨²rich, Nora y tres vecinas conocen a una jipi americana que les ense?a que lo personal tambi¨¦n es pol¨ªtico. En una escena cargada de humor, esta les invita a empezar por lo m¨¢s privado, sus vaginas. ¡°Conoce tu vagina. Su forma. Amad vuestras vaginas y vendr¨¢ el orgasmo¡±, les dice. El descubrimiento del cl¨ªtoris es determinante en el camino de la protagonista hacia la libertad. ¡°?He tenido alguna vez un orgasmo?¡±, duda Nora. Para la directora de la pel¨ªcula, Petra Volpe, es determinante que una mujer conozca y abrace su propio cuerpo para sumarse a la rebeli¨®n.

¡°Con la revoluci¨®n sexual, las mujeres estaban reivindicando su derecho a elegir, a tomar decisiones. Aunque nos equivoquemos, porque solo podemos aprender de nuestros propios errores¡±, se?ala en la premi¨¨re Ruth Dreifuss, primera mujer presidenta del Gobierno suizo, ante la lupa que siempre ha reca¨ªdo, y recae, sobre las decisiones de las mujeres y sus cuerpos.
La fortaleza que experimentan en la manifestaci¨®n une a las protagonistas de la ficci¨®n y las empuja hacia la huelga. Ante la negativa de hombres del pueblo de apoyar el sufragio femenino, ellas convocan un paro de cuidados. ¡°Si todas las mujeres del pueblo nos ponemos en huelga, ?imaginaos qu¨¦ pasar¨ªa?¡±. Dicho y hecho. Estas dejan de servir la cena a sus maridos y de recoger los trastos al suegro. Una acci¨®n que tambi¨¦n encuentra el rechazo de algunas vecinas defensoras del discurso de la ¨¦poca: el voto de la mujer es contrario a la voluntad de Dios.
El relato, en clave de tragicomedia, hace hincapi¨¦ en la revoluci¨®n desde la cotidianidad de los hogares ordinarios. ¡°Ellas se plantean si el matrimonio les hace feliz o si se ha convertido en una jaula. Estas rebeldes empiezan el cambio desde dentro, desde las familias, hacia afuera. As¨ª tiene que ser¡±, reflexiona Marta Zoffoli, int¨¦rprete de una divorciada italiana que quiere poner un restaurante en el pueblo.

?C¨®mo es posible que esta conquista tarde tanto en Suiza? Volpe lo explica as¨ª: ¡°Es un pa¨ªs muy conservador. Hay mucha resistencia al cambio¡±. Esto, junto al sistema de democracia directa suizo retras¨® el derecho al sufragio femenino. A diferencia del resto de pa¨ªses europeos, los hombres decidieron en refer¨¦ndum si conceder o no el voto a sus compatriotas. La primera votaci¨®n recibi¨® un rechazo del 67% en 1959. No fue aprobado hasta el 7 de febrero de 1971 a nivel estatal. 53 a?os m¨¢s tarde que Austria y Alemania, 27 despu¨¦s de Francia y con una diferencia de 26 a?os con Italia.
Los cantones de Vaud, Ginebra y Neuch?tel fueron unos adelantados al ya atrasado desarrollo pol¨ªtico y social del pa¨ªs: aprobaron el sufragio en 1959 a nivel local. El cant¨®n de Appenzell-R¨®das Interior fue el ¨²ltimo basti¨®n del machismo. No lo introdujo hasta que una sentencia del Tribunal Federal les oblig¨® en 1990. En Espa?a, las mujeres consiguieron el voto en 1931 con el Gobierno de la Segunda Rep¨²blica. Lo ejercieron en las elecciones de 1933. Despu¨¦s lleg¨® el dictador Francisco Franco, y no votaron en unas elecciones libres hasta m¨¢s de 40 a?os despu¨¦s.
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