Por supuesto que se puede

¡°Es una falacia decir que excluir a los inmigrantes beneficia al sistema¡±. Con estas doce palabras, la nueva ministra de Sanidad Carmen Mont¨®n se dispone a volatilizar una de las medidas pol¨ªticas m¨¢s regresivas de los ¨²ltimos a?os, la que en 2012 excluy¨® a los inmigrantes irregulares del pleno acceso a la sanidad. Desde entonces, nuestro blog ha hecho de este asunto causa de guerra. Creo que pocas medidas ilustran mejor la indecencia de unas decisiones que cargaron contra aquellos que estaban en la situaci¨®n m¨¢s vulnerable y que menos pod¨ªan hacer por defenderse. Las consecuencias de esta decisi¨®n se cuentan por muertes y sufrimiento, de los que no parece que nadie vaya a responder.

El Real Decreto 16/2012 no solo derogaba de facto la universalidad del derecho a la salud en nuestro pa¨ªs, sino que lo hac¨ªa en ausencia de cualquier estudio serio que lo justificase econ¨®mica o sanitariamente. La aquiescencia c¨®mplice de Ciudadanos con esta decisi¨®n del Partido Popular marc¨® para m¨ª un antes y un despu¨¦s con respecto a este partido, que ha seguido creciendo despu¨¦s electoralmente sobre una concepci¨®n territorial de los derechos fundamentales. Exactamente la misma que vemos con claridad en el nacionalismo xen¨®fobo catal¨¢n.

El hecho de que hoy vayamos a ver revertida esta aberraci¨®n ¨¦tica es el resultado de la dignidad y testarudez de ciertos partidos y de muchas organizaciones que han mantenido viva su causa durante m¨¢s de seis a?os. De miles de profesionales sanitarios y de algunas comunidades aut¨®nomas y ayuntamientos que han objetado de manera m¨¢s o menos formal a la aplicaci¨®n de una norma que consideraban injusta. De la creatividad desplegada por expertos y analistas para generar alternativas a la eliminaci¨®n de un derecho.

Lamentablemente, comprobaremos con este caso que es mucho m¨¢s f¨¢cil destruir que construir. La aprobaci¨®n del ¡®apartheid sanitario¡¯ abri¨® un debate donde no lo hab¨ªa y no van a faltar las voces que se opongan a la reintroducci¨®n de este derecho. Carnaza para tertulianos. Pero a m¨ª me ilusiona pensar que, en esta Europa de xen¨®fobos, racistas y tarados, Espa?a demuestra que se puede. Por supuesto que se puede.