?rase una vez¡ el futuro
Con una esperanza de vida que aumenta cada d¨¦cada, el bienestar duradero ser¨¢ una quimera si nuestros manuales de cocina de referencia se basan solo en la tradici¨®n local y limitada.
Imaginemos que fu¨¦ramos ni?os y nos encontr¨¢semos frente a una mesa con decenas de libros con t¨ªtulos como Brasil, libro de cocina; El gran libro de la cocina italiana; Sabores de Grecia; Chinatown: cocina asi¨¢tica; Senegal, la cocina de mi madre, y as¨ª miles de ejemplares que dibujasen el atlas de la comida en el mundo. Y como si de un cuento se tratara, que al elegir una obra al azar de entre todas, esta se transformara autom¨¢ticamente en nuestro libro predilecto y su contenido en nuestro conocimiento de referencia. M¨¢s a¨²n, que su tem¨¢tica se trenzase con nuestras emociones, afectos y recuerdos, convirtiendo cada pliego en una compilaci¨®n de postulados, en una trama de c¨®digos que sellara nuestro compromiso con lo que encarnan. De este modo, escogiendo Cocina ayurv¨¦dica admitir¨ªamos que los modelos sobre los que se basan las recomendaciones alimentarias occidentales no son correctos, porque cada individuo es bioqu¨ªmicamente diferente, con niveles de hormonas y enzimas distintos. Nuestra creencia ir¨ªa en la direcci¨®n de que nada es bueno para todo el mundo y que algo siempre es bueno para alguien.
Aspirar a un futuro donde los ni?os de hoy se transformen en adultos saludables requerir¨¢ priorizar la educaci¨®n
En el caso de habernos decantado por Cocina jud¨ªa para celebrar la vida, nuestra percepci¨®n de lo adecuado o inadecuado para comer vendr¨ªa cribado por la religi¨®n y los preceptos kosher. Cerdo, jabal¨ª, camello, caballo, crust¨¢ceos, cefal¨®podos, invertebrados o pescados sin escamas como el rodaballo, el pez espada y el tibur¨®n no estar¨ªan en nuestra dieta por considerarse teref¨¢, impropios seg¨²n la Tor¨¢, situaci¨®n que no se dar¨ªa si hubi¨¦ramos elegido Cocina esencial de M¨¦xico, en la que las huevas de hormiga, larvas e insectos se llevan consumiendo desde tiempo inmemorial. Da igual qu¨¦ obra se seleccionara, al escogerla adoptar¨ªamos sus principios y l¨®gicas hasta conformar el muro de familiaridad sensorial que, por reiteraci¨®n e insistencia, fraguar¨ªa con el tiempo formando el dique del gusto, donde quedar¨ªa retenido mucho de lo nuevo que apareciera ante nosotros en el futuro.
Sabiendo esto, teni¨¦ndolo probado y comprobado, ?qu¨¦ sentido tiene que los cap¨ªtulos del libro que guiar¨¢ la educaci¨®n alimentaria de nuestros hijos sigan siendo limitados, sujetos a disposiciones de orden social, religioso y simb¨®lico? Peor a¨²n, guiados por disciplinas mercantilistas que imponen la idea de comodidad frente a los h¨¢bitos saludables.
Con una esperanza de vida que aumenta cada d¨¦cada, el bienestar duradero ser¨¢ una quimera si nuestro manual de referencia solo se basa en una limitada tradici¨®n que serv¨ªa cuando nuestro mundo era peque?o, viv¨ªamos menos y nuestra forma de vida era otra.
Aspirar a un futuro donde los ni?os de hoy se transformen en adultos saludables requerir¨¢ priorizar una educaci¨®n alimentaria que desborde los rasgos meramente locales y los atributos previsibles. As¨ª, nuestro manual de c¨®mo comer, adem¨¢s de los platos de cocina con los que nos identificamos, deber¨¢ incluir p¨¢ginas con cap¨ªtulos de otras cocinas, ayudando con ello a ampliar el registro de sabores y texturas, sin obviar rasgos de las dietas probadamente beneficiosas para la salud. ?Seremos capaces?
¡®Trinxat¡¯ sobre crujiente de cerdo
Ingredientes
Para 4 personas
El crujiente de cerdo
- 1 piel de cerdo cruda de 15 ¡Á 15 cent¨ªmetros
- 100 mililitros de aceite de girasol
El trinxat
- 150 gramos de patata ¨¢gata
- 300 gramos de col
- 5 gramos de ajo picado
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta
Instrucciones
1. El crujiente de cerdo
Cocer la piel de cerdo en una olla con agua y una hoja de laurel hasta que esté tierna (cuando se perfore al apretar con los dedos). Una vez cocida, dejar enfriar y raspar para quitarle todo el exceso de grasa. Extender sobre un papel de horno y dejar secar a 50 grados durante un día o hasta que esté completamente seca
y dura.
Romper la piel seca en trozos de un tamaño de 4 × 4 centímetros y freír seguidamente en aceite de girasol a una temperatura de 190 grados. Escurrir y salar. Reservar después en un recipiente hermético con papel para proteger de la humedad.
3. El trinxat
Cocer la patata y la col en agua fría con una pizca de sal durante unos 20-25 minutos. Sacar con la ayuda de una araña y escurrir. Pelar la patata y reservar.
Calentar en una sartén dos cucharadas de aceite de oliva. Una vez caliente, incorporar el ajo picado y rehogar hasta que tome color. Seguidamente, servir la patata y la col y continuar rehogando. Con la ayuda de una cuchara de palo, aplastar hasta que tenga una textura de puré roto o rústico. Guardar y reservar.
Calentar una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva. Cuando el aceite esté a punto de humo, servir 100 gramos de mezcla de col y patata en la sartén y proceder como si de una tortilla se tratara. Cuando esté tostado, retirar y reservar. Repetir este procedimiento cuatro veces.
6. Acabado y presentaci¨®n
Calentar las cuatro raciones de trinxat y las cuatro de piel de cerdo en el horno a una temperatura de 160 grados. Para terminar, poner el trinxat encima de la piel y terminar con un chorrito de aceite de oliva y una pizca de sal gorda y pimienta.
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