La d¨¦cada dorada contra el hambre en Am¨¦rica Latina
La regi¨®n es la que m¨¢s ha avanzado en la reducci¨®n de la subalimentaci¨®n y la pobreza desde el inicio del siglo XXI (al menos en su primera d¨¦cada y media)
Los datos son contundentes y no dejan lugar a dudas. A finales de los a?os noventa hab¨ªa en Am¨¦rica Latina unos 66 millones de personas, es decir el 14,7% de su poblaci¨®n, que padec¨ªa hambre y que no pod¨ªa acceder a los alimentos necesarios para llevar una vida sana. En d¨¦cada y media, dicho porcentaje ha sido disminuido al 5%, reduciendo hasta 34 millones el n¨²mero de afectados (teniendo en cuenta, adem¨¢s, que en dicho periodo la poblaci¨®n aument¨® en unos 130 millones).
?C¨®mo ha sido posible este avance y a qu¨¦ es debido? En primer lugar, y sobre todo, al cambio de pol¨ªticas en la regi¨®n con respecto al hambre y la pobreza. El nuevo siglo coincidi¨® con un giro radical en Am¨¦rica Latina decidido desde las urnas.
Hugo Ch¨¢vez hab¨ªa llegado al poder en Venezuela en 1999 mientras que el 1 de enero de 2003 iniciaba el mandato presidencial en Brasil el entonces reci¨¦n elegido l¨ªder sindical Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Pocos meses despu¨¦s lo hac¨ªa el argentino N¨¦stor Kirchner en el pa¨ªs vecino. Abr¨ªan con ello una nueva etapa en Latinoam¨¦rica con un efecto domin¨® que marcar¨ªa la d¨¦cada y media siguiente en toda la regi¨®n. En Chile la socialista Michelle Bachelet alcanzaba el poder en el 2006, el mismo a?o en que lo hac¨ªa en Bolivia el primer l¨ªder ind¨ªgena del continente, Evo Morales. Le seguir¨ªan Rafael Correa en Ecuador (2007), Daniel Ortega en Nicaragua (2007) y, algo despu¨¦s, entre otros, el carism¨¢tico Jose Alberto Pepe M¨²jica en Uruguay (2010).
Si algo caracteriz¨® en general a dichos gobiernos fue la implementaci¨®n de nuevas pol¨ªticas econ¨®micas y sociales re?idas con la escuela neoconservadora imperante que ven¨ªa impuesta desde Washington y que hab¨ªa dominado en los a?os noventa. Haciendo caso omiso a las recomendaciones de instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno de Lula puso en marcha un revolucionario sistema de protecci¨®n social que inclu¨ªa la trasferencia directa de fondos hacia las capas m¨¢s desfavorecidas.
El programa Hambre Cero, impulsado y creado por el entonces ministro especial de Seguridad Alimentaria, Jos¨¦ Graziano da Silva, hoy al frente de la FAO, iba a convertirse en el modelo de mayor ¨¦xito en la reducci¨®n del hambre y la pobreza.¡°Hicimos lo contrario de lo que nos dec¨ªan los economistas cl¨¢sicos que deb¨ªamos hacer¡±, ha dicho en numerosas ocasiones Graziano da Silva.
En menos de una d¨¦cada, Brasil se convert¨ªa en el campe¨®n mundial de la lucha contra el hambre con unos resultados esperanzadores: desde 2003 se libr¨® de la extrema pobreza a m¨¢s de 36 millones de brasile?os.
La ¡°mano¡± nada invisible del Estado era evidente en ese cambio de pol¨ªticas. El gasto en programas sociales se triplic¨® desde el 2002 mientras que la proporci¨®n del producto nacional bruto correspondiente a estos programas aument¨® un 31%.
El resultado de todas estas medidas ha sido que en algo m¨¢s de una d¨¦cada desde que se pusiera en marcha el primer Programa Hambre Cero (seguido despu¨¦s por otros complementarios, como Bolsa Familia), Brasil desaparec¨ªa en 2015 del mapa del hambre de la FAO y cumpl¨ªa el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad el hambre y la pobreza para ese mismo a?o.
Pero Brasil no estaba solo en el continente. Avances similares tuvieron lugar en otros pa¨ªses de la regi¨®n. En Bolivia se redujo el porcentaje de personas subalimentadas desde el 32,8% en el a?o 2002 al 15,9% actual. Situaciones similares se vivieron en Argentina, Chile, M¨¦xico, Ecuador o Nicaragua, por citar algunos.
La historia del ¨¦xito de la regi¨®n es fruto del compromiso pol¨ªtico de los pa¨ªses al m¨¢s alto nivel en un contexto de estabilidad macroecon¨®mica y pol¨ªtica que permiti¨® un mayor gasto p¨²blico en materia social destinada a los m¨¢s vulnerables de la sociedad.
Los pa¨ªses de la regi¨®n se comprometieron en el a?o 2005 a la erradicaci¨®n del hambre a trav¨¦s de la Iniciativa Am¨¦rica Latina y Caribe Sin Hambre (Ialcsh). La regi¨®n fue pionera en asumir este reto, y ha respondido a ¨¦l a trav¨¦s de su principal ¨®rgano de integraci¨®n, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os, Celac, que est¨¢ implementando un ambicioso Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrici¨®n y Erradicaci¨®n del Hambre. Este acuerdo pol¨ªtico sin precedentes est¨¢ fortaleciendo y dinamizando los esfuerzos regionales para poner fin de manera definitiva al hambre.
Aunque el panorama general en Am¨¦rica Latina y el Caribe ha sido positivo en su conjunto, el an¨¢lisis pormenorizado a nivel nacional muestra importantes diferencias. Son mayores los avances en los grandes pa¨ªses sudamericanos, donde los niveles de subalimentaci¨®n se encuentran por debajo del 5%.
En Centroam¨¦rica el avance es menor y el hambre afecta al 6,6% de la poblaci¨®n mientras que en el Caribe la proporci¨®n se eleva a casi el 20%. Las cifras en esta zona vienen lastradas por la situaci¨®n en Hait¨ª, que alberga el 75% del total de personas que sufren desnutrici¨®n en todo el Caribe.
Por otra parte la gran paradoja actual de un continente exportador neto de alimentos que produce mucho m¨¢s de lo que necesita para alimentarse es un da?o colateral inesperado: el aumento de la obesidad que afecta ya al 22% de los adultos de la regi¨®n. Es particularmente preocupante en el caso de las mujeres ya que su tasa promedio de obesidad alcanza el 29% en comparaci¨®n con el 18% en el caso de los hombres. Eso quiere decir que una de cada tres mujeres de Am¨¦rica Latina y el Caribe son obesas y uno de cada cinco hombres lo son tambi¨¦n.
El reto no es ya s¨®lo que la poblaci¨®n se alimente sino que se alimente correctamente, una mejora de la nutrici¨®n empieza a ser tan fundamental como el acceso a los alimentos de las capas m¨¢s desfavorecidas.
Un futuro menos halag¨¹e?o
Aunque la regi¨®n ha dado un gran salto adelante, los desaf¨ªos pendientes a¨²n son considerables: 34 millones de hombres, mujeres, ni?os y ni?as viven con hambre, 27 millones viven todav¨ªa en pobreza extrema. Si el liberalismo de los a?os noventa fue reemplazado con un enorme giro antiliberal que coincidi¨® con una d¨¦cada dorada de crecimiento econ¨®mico en la regi¨®n y que permiti¨® implementar pol¨ªticas de distribuci¨®n m¨¢s equitativas, con efectos espectaculares como hemos visto, el futuro en la regi¨®n se enfrenta a retos complejos en una coyuntura econ¨®mica no tan favorable.
Las econom¨ªas latinoamericanas crecieron, entre 2003 y 2012, por encima del 4%, seg¨²n datos de la Cepal. Desde los sesenta la regi¨®n no registr¨® un periodo tan intenso. Sin embargo, las previsiones ahora del Fondo Monetario Internacional (FMI) son menos halag¨¹e?as.
La principal causa es la ca¨ªda de las materias primas. Entre 2011 y 2015 la ca¨ªda de los precios de los metales y de la energ¨ªa (petr¨®leo, gas y carb¨®n) fue casi del 50%, seg¨²n la Cepal. S¨®lo en 2015, los productos energ¨¦ticos cayeron un 24%. Estas alarmantes cifras son todav¨ªa m¨¢s reveladoras a nivel nacional.
En Brasil, donde hemos aludido con anterioridad por el ¨¦xito de sus pol¨ªticas econ¨®micas y sociales a lo largo casi una d¨¦cada y media, se enfrentan ahora a la recesi¨®n econ¨®mica m¨¢s importante desde los a?os noventa. Los ¨²ltimos datos de evoluci¨®n del Producto Interior Bruto (PIB) indican que la econom¨ªa brasile?a se contrajo en un 3,8%, seg¨²n cifras difundidas por el Instituto Brasile?o de Geograf¨ªa y Estad¨ªstica (IBGE). El resultado es el peor de la historia de las Cuentas Nacionales del IBGE, que comenzaron a ser divulgadas en 1996 y todo apunta a que va a continuar la misma tendencia, agudizada por la grave crisis pol¨ªtica que vive el pa¨ªs.
El a?o pasado 1,5 millones de personas perdieron sus empleos, un hecho ins¨®lito despu¨¦s de 10 a?os seguidos de crecimiento. La contracci¨®n de la econom¨ªa latinoamericana ha provocado una oleada de cambios pol¨ªticos invirtiendo la tendencia de esa primera d¨¦cada y media en la regi¨®n. En cualquier caso, lo que s¨ª est¨¢ claro es que los avances en la reducci¨®n de la pobreza y el hambre desde que se inici¨® el siglo XXI son evidentes y han mostrado el camino de una forma de hacer pol¨ªtica e incluso historia en Latinoam¨¦rica.
El continente debe mantener el liderazgo que logr¨® para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de la ONU y utilizar la gran variedad de pol¨ªticas y estrategias de ¨¦xito demostrado en la lucha contra el hambre que han desarrollado los pa¨ªses para avanzar en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), asumidos por la comunidad internacional durante 2015.
Los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible de erradicar la pobreza extrema y el hambre antes de 2030 son los compromisos m¨¢s importantes y ambiciosos jam¨¢s adoptados en la historia de las Naciones Unidas.
La experiencia en Am¨¦rica Latina en la ¨²ltima d¨¦cada y media demuestra que es posible alcanzar esos objetivos si hay voluntad pol¨ªtica al m¨¢s alto nivel. Lo que hace pocas d¨¦cadas parec¨ªa una meta inalcanzable, hoy se vislumbra al alcance de la mano. Es el sue?o de toda una generaci¨®n: una Am¨¦rica Latina y el Caribe libre de hambre y plenamente sostenible.
* Enrique Yeves es director de comunicaci¨®n de la FAO (Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura). Esta es una adaptaci¨®n del noveno libro de la colecci¨®n El estado del planeta, editada por EL PA?S y la FAO, que analiza los principales retos a los que se enfrenta la humanidad. Cada domingo se entrega un volumen con el peri¨®dico por 1,95€, y los 11 tomos tambi¨¦n se pueden conseguir aqu¨ª.
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