El hombre m¨¢s solo del mundo y otras historias de no contactados
Los pueblos ind¨ªgenas aislados apenas suman un centenar en el mundo y constan de entre uno y cien miembros. Apenas se sabe de ellos
En el territorio ind¨ªgena Tanaru, situado en lo m¨¢s profundo de la Amazonia brasile?a, habita el hombre m¨¢s solitario del mundo. No tiene apenas posesiones y por carecer, carece hasta de nombre conocido y compa?¨ªa. No habla con nadie, se ignora su idioma y el pueblo al que perteneci¨®. Tan solo hay una sospecha: que es el ¨²ltimo de una comunidad cuyos miembros fueron posiblemente aniquilados por pistoleros a sueldo y enfermedades cuando se abr¨ªan camino en la selva de esta regi¨®n de Rondonia. Pudo ocurrir en la d¨¦cada de los ochenta, durante la construcci¨®n de la BR 364, una pol¨¦mica carretera financiada por el Banco Mundial. As¨ª lo creen los investigadores de Survival, el movimiento global por los derechos de los pueblos ind¨ªgenas, que con su campa?a D¨¦jenles vivir defiende el derecho de estos a conservar sus tierras y decidir c¨®mo quieren coexistir.
El hombre del agujero lo llaman, pues acostumbra a excavar hoyos de gran tama?o para cazar animales o para esconderse. Es var¨®n y de unos 50 a?os, quiz¨¢. Todo son conjeturas a partir de una ¨²nica fotograf¨ªa borrosa en la que apenas se distingue su rostro, escondido como sale en la espesura de su peque?a casa de paja, en la selva, que le tom¨® un cineasta que acompa?aba a un equipo de la Funai, el departamento de asuntos ind¨ªgenas de Brasil. En este pa¨ªs existen 107 registros de ind¨ªgenas aislados en la Amazonia, de los que 26 han sido confirmados por las autoridades.
Este hombre solitario no cumple castigo alguno, pero probablemente sufre inmensamente, inmerso en los recuerdos de su tribu. Vive seg¨²n sus deseos: permanecer aislado de la sociedad industrializada. Y no es el ¨²nico. ¡°Hablamos de m¨¢s de un centenar de pueblos alrededor del mundo que no tienen contacto regular ni pac¨ªfico con la sociedad dominante. Se encuentran principalmente en la Amazonia, en el Chaco de Paraguay, en las islas Andam¨¢n de la India y en Pap¨²a occidental¡±, relata Sarah Shenker, investigadora de Survival. Suelen ser grupos de cazadores-recolectores n¨®madas de 10, 20, 30 o 50 miembros (aunque algunos en Per¨² y Brasil suman de 100 a 200 integrantes), pero el m¨ªnimo es uno. Su ¨²nico v¨ªnculo es que dependen de sus tierras para sobrevivir, que son las mejor cuidadas y con mayor biodiversidad del planeta. ¡°Las pruebas demuestran que ellos constituyen la mejor barrera contra la deforestaci¨®n¡±, afirma Shenker. Sus defensores aseveran que han desarrollado formas de vida autosuficientes y extraordinariamente diversas.
Estas minor¨ªas se encuentran en una situaci¨®n de extrema vulnerabilidad porque est¨¢n siendo exterminadas por la violencia ejercida por extranjeros que les arrebatan tierras y recursos, as¨ª como por enfermedades como gripe o sarampi¨®n, frente a las que no tienen inmunidad. Survival calcula que en algunas tribus han perdido hasta el 90% de los miembros en un a?o o dos tras el primer contacto. Y aun cu¨¢ndo hay equipos m¨¦dicos presentes, no hay garant¨ªa de que los ind¨ªgenas respondan al tratamiento.
El hombre del agujero es la ¨²nica persona en su territorio. Cuando Fiona Watson, otra activista e investigadora de Survival, visit¨® su tierra en 2011, encontr¨® los restos de una vivienda de paja habitada por ¨¦l, junto a uno de sus caracter¨ªsticos hoyos. Watson se encontraba en una expedici¨®n de Funai para monitorizar el territorio con Funai. ¡°Hay muchos pistoleros de gatillo f¨¢cil que no tendr¨ªan ning¨²n problema en deshacerse de ¨¦l¡±, contaba en un art¨ªculo.
Solo quedan cuatro akunts¨²s en el mundo y no vivir¨¢n hasta la pr¨®xima generaci¨®n
Tambi¨¦n hallaron puntas de flecha talladas, calabazas para almacenar agua, nueces secas y una antorcha realizada con resina. En el huerto, verduras, mandioca y ma¨ªz. ¡°Probablemente venga por la noche, de inc¨®gnito, para recolectar la fruta cuando est¨¢ madura. Debe haberle llevado d¨ªas talar los ¨¢rboles, ¨¦l solo, para hacer hueco¡±. Watson se sent¨ªa vigilada en todo momento. ¡°Si te acercas demasiado, disparar¨¢ una flecha como advertencia¡±, escrib¨ªa la investigadora. Poco despu¨¦s y tras varios intentos de asesinato por parte de ganaderos, el Gobierno brasile?o decidi¨® no intentar contactarlo y ampliar su territorio en 3.000 hect¨¢reas para que tuviera m¨¢s espacio para vivir.
El caso del hombre del agujero es el m¨¢s extremo, pero no el ¨²nico. El m¨¢s sonado de los ¨²ltimos tiempos quiz¨¢ haya sido el de Jakarewyj, la ind¨ªgena aw¨¢ que muri¨® en 2017 despu¨¦s de a?os de lucha contra diversas enfermedades contra¨ªdas tras un primer contacto con madereros. Ella solo ped¨ªa que le dejaran vivir aislada. Tambi¨¦n peligran los kawahivas, que viven en un territorio del estado brasile?o de Mato Grosso llamado R¨ªo Pardo, muy afectado por la tala ilegal y los terratenientes. Ellos se pasan la vida huyendo de las amenazas de los madereros. Igual ocurri¨® con los akunts¨²s. ¡°En los a?os setenta, los ganaderos los consideraban como un obst¨¢culo al progreso, as¨ª que los masacraron. Solo quedan cuatro y no vivir¨¢n hasta la pr¨®xima generaci¨®n¡±, lamenta Shenker. Como el hombre del agujero, el ¨²nico superviviente de esta tr¨¢gica historia. Cuando ¨¦l muera, su pueblo se habr¨¢ extinguido para siempre.
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